La caida libre

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El melódico sonido del timbre resonó por toda la casa y la voz aguda de una mujer lo siguió.

-¡Voooooy!-

De repente la puerta se abrió y una mujer de pelo negro y con un vestido azul estrecho apareció ante nuestros ojos.

-¡Ooh!- Se posó la mano sobre la boca mientras pasaba su mirada de mi hermano a mi.- Vosotros tenéis que ser los Johnson, los vecinos de al lado ¿verdad?- Nos mostró su blanca dentadura en un gesto de amabilidad.

-Exacto.- Confirmó mi hermano.- Yo soy James y ella es mi hermana Melanie.- Me señaló mientras decía mi nombre.

-Yo soy la señora Lourens, pero me podéis llamar Tina.- Volvió a dedicarnos una sonrisa mientras nos inspeccionaba.-¿Queréis entrar a tomar algo?-Ofreció.
Era una mujer alta y esbelta con un bonito acento del sur.

-No, gracias señora tenemos cosas que hacer.- Dije con rapideza antes de que James aceptara.-Pero gracias por la invitación.-Puntualicé.

La señora nos volvió a sonreír y dijo que la invitación seguía abierta para otro día, que podíamos venir cuando nos apeteciese.

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Ya había anochecido y yo estaba en mi cuarto leyendo un libro que había cogido de le biblioteca. Se llamaba "Donde los árboles cantan". Me parecía un libro fastinante y estaba muy concentrada en leerlo, hasta que oí un ruido que provenía del otro lado de mi ventana.
Me asome para ver que ocurría y vi que una teja de la casa de al lado había caído. Mire al tejado y vi la silueta de un hombre.
Espera... ¡Un hombre!
En esos instantes no sabia que hacer... ¿Debia avisar a la señora Lourens?¿Llamar a la policía?¿Hacer las dos cosas?
Mi cabeza seguía dándole vueltas a la situación mientras mi cuerpo,sin previo aviso ya había tomado una decisión.
Tomarse la justicia por su mano.
Había salido a mi balcón, que estaba comunicado con el de la casa de nueva vecina, y estaba dispuesta a saltar a él, para luego subir al tejado y darle una lección al individuo que se encontraba en él.
Y así lo hice.
Me acerqué sigilosamente donde se encontraba y de un solo salto me monté encima suya y empecé a chillar,(cosa poco casual en mi).

-Pero, ¿qué cojo...- Escuché.

Nada mas hacerlo me di cuenta de que había sido una estupidez y de que podíamos caernos del tejado, pero ya era demasiado tarde.
De un momento a otro estábamos cayendo de un segundo piso.
Pero el dolor que sentí al tocar tierra firme no era tal y como me lo había imaginado.
Pero claro, luego me di cuenta de que había caído sobre algo.
Al intentar levantarme un delicioso olor a perfume inundo mis fosas nasales.

- Me cago en...- Dijo el individuo, sacándome de encima suyo (ja, ya se en donde caí XD)- ¿Quién coño eres tu?.- Me lanzó una mirada asesina.

Puuuf si las miradas matasen tu ya estarías bajo tierra Mel.- Me dijo mi subsconscinte.
- Callate.- Le respondí.

-¿Me vas a contestar o te vas a quedar ahí mirándome como boba?- Dijo el enfadado chico sacandome de mi disputa mental.

- Pues soy la boba que te va a llevar a comisaria por hallanamiento de morada.- Le espeté agarrando su muñeca, pero él rápidamente se zafó de mi agarre.

-¿Tú?- sonrió- Pero si tu no pareces ser ni capaz de matar a una mosquita.- Empezó a reírse sonoramente.- Y encima eres una chica.- Se agarró de la tripa, en señal de troncharse de la risa.

-¿Así que piensas que por ser chica soy inferior a ti?- Asintió con una estúpida sonrisa en su estúpido y no muy claro (por la falta de luz) rostro y yo seguí.- Entonces supongo que ninguna chica te ha dado una paliza.- Vi como negaba y se secaba una falsa lagrima de la risa, entonces aproveche el momento para agarrar uno de sus brazos y colocarlo en la parte inferior de su espalda, inmovilizandolo.- Pues a partir de ahora podrás decir que si.- Sonreí yo esta vez.

El Chico Del TejadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora