Trabajaba en una librería durante las tardes de lunes a viernes, la paga no era mucha pero tampoco me quejaba, amaba leer.
Vivía en casa de mi tío Eduardo, tiene 25 años y trabaja en una empresa pequeña en mercadotecnia o algo así una vez me explico lo que hacía, pero me aburrí tanto que comencé a contar las manchas que había en el techo. No estuvo de acuerdo con que consiguiera trabajo ya que decía que solo debía dedicarme a estudiar y el podía solventar los gastos pero no me sentía cómoda, así que logre convencerlo. Ahora que vivo con él descubrí que es demasiado celoso dice que los chicos de la cuidad solo buscan a chicas de una noche y la mayoría de ellas salían embarazadas. A pesar de que le había dicho que los hombres no se interesaban en mí, porque ellos buscaban otro tipo de "molde" no lo convencí del todo. La verdad yo no estoy interesada en ese tipo de cosas, no soy de las que suelen salir y buscar aventuras de una noche, mi vida nocturna más bien era leer.Por esta semana mi tio no estaba por lo que no vendría a buscarme al salir del trabajo. Eran las 9:00 pm y ya había cerrado todo. Camine a casa y al igual que otras noche todo estaba tranquilo.
Volví a tener ese sueño, no tenía idea de quién era el que me perseguía pero, algo me decía que me alejara, que corriera lejos; pero siempre me encontraba, sin embargo siempre me despertaba antes de que terminaran de abrir la puerta.
Mi alarma volvió a sonar a la misma hora y mi desayuno volvió a ser el mismo al día .
Llegue más temprano de lo normal, pues la escuela estaba casi desierta, y pensé que el salón estaría igual, pero para mi sorpresa Alexander estaba ahí parado viendo hacia la ventana, deje mi mochila en el banco.
-Aquí está la información- me entrego una carpeta
-Gracias-
-Aun así no estoy de acuerdo con eso de hacer tú todo el trabajo- se cruzó de brazos
-Ya te dije, no me importa, lo único que quiero es no tener que aguantar a Rachael todo el año- guarde la carpeta en mi mochila. Lo ignore y seguí en mi mundo.
Poco a poco el salón comenzó a llenarse. Rachael aventó un montón de hojas en mi asiento y la ignore, simplemente las recogí, lo terminaría hoy y lo tendría ya listo para entregarlo.
Había llegado la hora del receso, no había puesto demasiada atención en las clases v tome mi mochila y me dirigí a la cafetería, sentí que tomaban mi brazo y me giraron.
-¿Por qué no quieres que este contigo?- acaso había hecho cara de berrinche
-Por qué no y punto-
-A mí eso no me basta, dame una buena razón- se cruzó de brazos
-Somos demasiado diferentes- cruce mis brazos a la altura de mi pecho
-Cómo puedes saber que somos diferentes si ni siquiera me has tratado- colocando sus brazos en mi cintura
-Te lo dije ayer y te lo vuelvo a decir, no me gusta que invadan mi espacio personal- me aleje de él y abrí la puerta y todos se habían quedado en silencio y miraban directo a mí.
-Miren, Lorena la zorra se le está ofreciendo al nuevo- grito un chico apuntándome con su dedo índice haciendo que todos voltearan a verme
-Así que no pierdes el tiempo Lorena, ya te habías tardado en mostrar lo fácil y ofrecida que eres- Rachael gritaba y todos reían y murmuraban
-Si buscabas quien te hiciera el favor, me hubieras dicho a mí- Sergio uno más de los huecos e ignorantes de mi salón
-Acepta qué lugar ocupa en este escuela, incluso una cucaracha es más importante que tu- todos comenzaron a reír, yo no hice nada, siempre era lo mismo, me utilizaban para burlarse, comenzaba a pensar que no tenían nada que hacer. ¿Quejarme?, ya lo había hecho pero creo que no tienen cerebro para razonar.
-Cállense- Alexander grito y todo mundo callo al instante
-Déjame en paz, solo vas a ocasionarme más problemas- salí de la cafetería, se me había quitado el hambre y me fui al salón. Mi cabeza estaba apoyada en la paleta del banco, hacía ya mucho tiempo que había dejado de llorar por los insultos de mis compañeros. Desde que había llegado a este instituto nunca me habían aceptado, yo no era alguien que tuviera mucho dinero, tenía lo suficiente para sobrevivir sin embargo yo era la becada, y estaba orgullosa de eso, por qué me había costado, me había esforzado y había logrado entrar; pero era algo que ellos nunca entenderían. Porque son demasiado egoístas y pretenciosos que no ven más allá de su nariz.
-Vamos fue solo una broma- Rachael literalmente se le había colgado del cuello Alexander, le hablaba en tono demasiado melosos y fingido
-No me gusta que traten a las personas de ese modo- se soltó de ella y la empujo levemente haciendo que lo soltara, le habla de manera seria- Broma o no, no estoy de acuerdo- la dejo con la palabra en la boca y camino hacia su lugar, se detuvo frente a mí, me miraba de manera seria, como si quisiera regañarme sin embargo no dijo nada, lo ignore y mire hacia afuera, creo que este año será más complicado de lo que pensé.
Cuando por fin termino el día, ya todos se habían ido del salón, había una nota en mi asiento.
"Él es mío y no me lo vas a quitar, deja de ser tan ofrecida"
No tenía remitente pero sabía exactamente de quién era y no por que Rachael fuera la única que usaba tinta morada con brillos, sino porque lo marco públicamente. No le tome importancia.
Lo arrugue y lo avente al bote de basura.
-¿Por qué dejas que te traten así?- se recargo en la puerta
-¿Dejar que me traten así? Créeme que el dialogo no es algo que ellos logren entender, así que solo me queda ignorarlos- no tenía por qué darle explicaciones si tan solo era el nuevo.
-Entonces eso lo tendré que cambiar, te prometo que a partir de hoy ya no te van a molestar y si lo hacen entonces yo defenderé mi hermosa princesa- se inclinó como todo un caballero, tomo mi mano y la beso con delicadeza
-Te han dicho que podrías ser un excelente actor- me reí levemente mientras abría la puerta
-¿Quién dice que estoy actuando?- me miraba serio
-Haz lo que quieras, no me importa demasiado lo que hagas o dejes de hacer, solo mantente alejado de mi-
-No quiero- me detuve y lo mire
-¿No quieres que?-
-Alejarme de ti- se comenzaba a acercar lentamente
-Detente- mas no se detuvo-Ya hablamos sobre esto odio que invadas mi espacio vital- pero cada paso que daba hacia que sintiera que las tripas se contrían.
Esto está mal Lorena reacciona o acaso ¿te estas enamorando de él?
-¡NO!- grite contestándole a mi mente y Alexander se detuvo
-Sabes que por más que lo niegues algún día cercano muy cercano, vas a gritar si cada que me acerque a ti, hare que se desvanezca esa soledad en la que tanto de escondes
-Dios mío, eres demasiada miel, creo que me acaba de dar diabetes- aunque por dentro mi corazón estaba acelerándose desenfrenadamente.
Siempre quise encontrar a alguien parecido al protagonista de mis libros y ahora que lo encontraba lo quería lejos.
-¿De verdad soy demasiado dulce?, normalmente no soy así pero cuando estoy cerca de ti es lo único que sale- de nuevo esa hermosa sonrisa
-Bueno pues ahí está, tienes la excusa perfecta para alejarte de mí, vuelve a ser el chico gigolo que solías ser- camine por el pasillo rumbo a la puerta principal
-¿Quien dice que soy un gigolo?
-Pues entonces no sé, se lo que sea que eras antes- levante la mano restándole importancia al asunto
-Me gusta esta faceta mía, donde derramo miel en cada esquina cuando te veo-
-Pues a mí me da miedo, así que la que se aleja seré yo. Adiós- No lo escuche más, camine calle abajo rumbo a la librería.
Como es que había dejado que me atrapara en su juego por dios, apenas tenía dos días aquí ni siquiera lo conocía, y no tenía la intensión de conocerlo a fondo.
Al fin actualice!!!
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Yo también quiero mi cuento de hadas
Teen FictionLorena es una chica "normal" pero demasiado ruda consigo misma y con los de su alrededor, estudia en una de las escuelas más prestigiosas de la cuidad. Sin embargo la mayoría de sus compañeros no la aceptan por no ser del mismo nivel social. Con la...