Bueno esto tiene clasificacion +18 aunque creo que a nadie le interesa -_-
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Lluvia, noche, calles estrechas, mundos bajos. La vereda le juega malas pasadas a sus pies, intentando hacer que tropiece seguidas veces. Pareciera ser difícil concentrarse en caminar en línea recta entre esos muros de ladrillos londinenses cuando sus pies parecen ser dos torpes topos ciegos. Las manos sujetan la capucha de su polerón, cubriéndole la cabeza. A pesar de ello, las hebras color trigo maduro se cuelan por el borde de la tela y cuelgan sobre su frente. La noche hace brillar sus ojos en un destello violento que atrae la atención de quienes van rozando sus costados cuando camina.El olor a tabaco y a alcohol se impregna en su nariz. El perfume barato de las prostitutas pareciera insertarse hasta en lo más recóndito cuando éstas se le acercan mirándole con sonrisas patéticamente apasionadas. Martín las rechaza con delicadeza, esquivando los brazos en forma de arco que ahora guardan las manos en los bolsillos del pantalón. Intenta sonreír y lo que recibe a cambio es sólo una mirada decepcionada. Piensa en que las comprende, pues todo el mundo desearía tener en la cama a alguien como él.
El gorro cae sobre su espalda, y la lluvia comienza a mojarle los cabellos. Gruñe molesto, odia esa lluvia. La de Londres por lo menos sí. Sin muchas opciones y sin pensar demasiado en cómo actuar ni qué hacer, entra a un bar. Se sienta junto a la barra, pidiendo un trago sutil. Una cerveza. A su lado descansa apacible una tacita de té. ¿Qué mierda hace una taza de té en un lugar como ese? Donde la música que se expande por el aire es lanzada por amplificadores llenos de aire y chicharreos molestos, como si miles de moscas irritadas vibraran dentro de las cajas sonoras. Decide mirar con más detalle, y unas manos blancas rodean la tacita. La toman, la conducen a una boca medio abierta y un par de perfectos y profundos ojos verdes se cierran. Son como los argentinos, pero más oscuros. El gesto que esas cejas gruesas hacen sobre los ojos ingleses es tranquilo, satisfecho. Aleja la tacita de la boca y suelta un suspiro. Mueve su cabeza hacia un lado de pronto, intentando que las mechas rubias y rebeldes se vayan hacia un lado de su frente, pero no resulta, volviendo a ocupar su lugar directo hacia los ojos verdes. Martín no le quita los ojos de encima ni por un segundo, sin dejar de beber de su cerveza.
El rostro pálido y duro del inglés se gira hacia él, sonriéndole. Martín devuelve la sonrisa. Dice llamarse Arthur, mientras lo invita a un trago. Hernández se dedica a mirarlo con más atención, llegando a la conclusión que ese rubio de cejas gruesas olía a perfume carísimo y que sus zapatos costaban un ojo de la cara. El argentino acepta el ofrecimiento sin percatarse de que las luces casi muertas del lugar, el tabaco y la oscuridad que distorsionaba la sonrisa de Arthur, jugaba con sus deseos sin consideración.
...
¿Un té para Arthur? No. Un whiskey, dos, tres, cuatro, cinco y de pronto la botella del licor y los vasos fueron empujados de la mesa con impaciencia por el brazo del inglés para depositar a Martín sobre ésta mientras le arrancaba la ropa sin poder esperar. Abre la camisa de un solo tirón haciendo explotar los botones. Por el repentino aire frío de la habitación aislada, la ventana abierta y la puerta cerrada, el argentino suelta un quejido de sorpresa. A pesar de ello, de la lejanía y el aire húmedo de afuera, el olor a whiskey no podía despegarse de sus pieles. El pecho de Martín tenía ese saborcito especial tan adictivo, incluso más; que el condenado líquido. Lamió con sed ese pecho blancuzco, agarrándolo de la cintura y metiéndose entre sus piernas, buscando un contacto, un roce indecente, de sus sexos.
Subió su boca por la clavícula, enterrando los dientes en el hombro argentino. El filo de esos intrusos pareció removerle la piel, dañándole los huesos. Echó su cabeza hacia atrás y se dejó explorar como si no supiera qué mierda hacer. Las manos a los costados, sosteniendo su torso e inclinándolo hacia adelante a merced de la boca inglesa, de pronto le temblaron. Necesitó recostarse sobre la mesa, y se vio en el doloroso anhelo de sentir más de esa lengua atrevida.
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One-shots UkArg
FanfictionBueno, voy a poner varios one-shots ukarg(nah me diga) algunos van a ser mios y otros de otras autoras y obviamente con sus respectivos creditos y algunos van a ser drabbles porque se me da la gana ^_^