One-shots UkArg

Sadly Mistake

No se que poner •__• disfruten la historia
Advertencia: Yaoi hard, lemon, como le quieras llar... Mejor tarde que nunca.
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La noche fue una mierda, la mañana también, de hecho, aún lo era, Martín se dio mil y un vueltas en su cama intentando dormir, no lo logró, y es que la noticia que recibió el día diecinueve de febrero a las diez y pico de la noche no le había gustado en lo más mínimo.

-Señora Jefa... Che ¿qué pasa? Estaba viendo una peli re buena... ahh, es importante...¡¿Qué?! ... ¿¡Po... por qué!?....La puta que te pa.... No... no dije nada... No era para usted... jefa... ¡jefa!.... Carajo...

Martín se levantó totalmente de mal humor, ¿por qué le tenían que ocurrir esas cosas a él?, ¡y de improviso!, mira que ahora el cejón tenía algo importante que decirle y tenía que recibirlo en su casa como todo un anfitrión ejemplar, "Nada de insultos, ni malos tratos, Arthur espera ser bien recibido aunque, por supuesto, tampoco es de su agrado venir" ¿Qué?, "Así que compórtate" ¿Por qué?, "porque si" La puta que te pa... En fin, la conversación no terminó para nada bien, su jefa había malinterpretado su mal humor y ahora lo único que tenía asegurado era que en una cuantas hora tendría que abrirle la puerta al muy imbécil y baboso Sir Arturo Kirkland, el cejotas.

Volvió a girarse entre las sábanas, ya casi no se cubría con la delgada tela, esta estaba enrollada en su pierna como si fuese una serpiente, las frazadas estaban tiradas en el piso, y las ojeras que tenía por culpa del insomnio comenzaban a marcarse en su inmaculado rostro. Volvió a darse vuelta, esta vez observando el reloj que sobre su velador marcaba las cinco menos cuarto de la mañana, ¡era el colmo! Martín no era alguien que se considerase nervioso, al contrario de muchos, él podía verle la mejor cara a las situaciones, al menos casi siempre, pero tratándose del inglés, todo cambiaba, la evidencia, ¡El que no pudiese pegar ojo en toda la noche!

-Cejón y la concha de tu hermana

Rechinando los dientes se giró nuevamente, y otra vez, y otra vez, hasta que con la cabeza
hundida en la almohada y un genio de los mil demonios decidió levantarse con la intención de ir a ducharse y empezar de una vez por todas el día terrible que se esperaba tener, bajó violentamente de la cama y dio el primer paso con la vista fija en la puerta, rápidamente se dispuso a caminar hasta ella, pero su intento se vio frustrado por uno de sus pies enredado entre las frazadas del suelo.

-¡La puta que te pario!

Con el mentón en el piso y su lengua sangrando por la mordida que se propino, sopló el flequillo de cabello dorado que tapaba su visión, en medio de gruñidos volvió a levantarse y a retomar la marcha hacia el baño, dejó la puerta abierta, largó el agua y dejó caer su ropa interior al piso, ¿Qué pijama? Si con el calor que hacía por las noches apenas se podía dormir, se miró al espejo y observó con despecho las bolsas moradas que tenía bajo sus hermosos ojos verdes, el no dormir bien producía estragos en su cuerpo, no entendía como no terminaba igual cuando salía de joda, pero lo cierto es que todo era culpa de Arturo. Se metió bajo el chorro de agua y enseguida su cansado cuerpo se relajó por el calor del líquido que escurría por cada centímetro de su territorio, tomando el jabón y restregándose seductoramente por todas partes comenzó a tararear contento una canción que le alegraba.

En un Cabaret de la calle Tres
estaba sentado
no podía creer que la iba a ver
bailando un tango
era la mujer que sueño tener cuando me emborracho
y sin presumir, casi sin querer
que yo era el muchacho...

Ni cuenta se dio cuando aún con espuma en la cabeza tomó el envase de acondicionador y comenzó a cantar a todo pulmón el coro repetitivo y cómico de la tonada.