13 de febrero

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Hoy llegué a clase la primera, y me senté a esperar. El siguiente que vino fue Óscar, y traia una bolsita roja de terciopelo.

-¿Sabes que hay aquí?

-No, pero creo que estás a punto de decírmelo.

-Mis abuelos van a celebrar sus bodas de plata, y aquí tengo los anillos que se pondrán en la ceremonia.

-¿Y para que te los traes al colegio?

-Para enseñárselos a todos.

-Ya, pues como se te pierdan...

-Tranquila, no va a pasar nada.

Durante todo el dia estuvo exhibiendo los anillos, y nada más llegar a casa me sonó el móvil. Era Elisa.

-¿Qué pasa?

-Mi novio es un idiota

-¿Algo que yo no sepa?

-Este cabezahueca se ha dejado los anillos en el pupitre, y tiene que dárselos a sus abuelos mañana por la mañana. Tenemos que reunirnos todos para ver que hacemos en casa de Raquel.

-Vale, pero todos, ¿quién?

-Menos los tres pequeños, Adrián, Sara y David. Luis también estará.

-Vale, voy para allá.

Estuvimos un rato discutiendo, y al final solo encontramos una solución: colarnos en el colegio. Si, Lucia, ahora mismo estarás poniendo tu cara de "esta chica está loca", pero ¿nos pueden meter en la cárcel por esto y expulsarnos del colegio? Si ¿vamos a meternos todos en un lio por ayudar a un amigo? También ¿estamos locos de atar? Posiblemente, pero voy a hacerlo. Te lo contaré todo cuando vuelva.

Ya estoy aquí, eso significa que no nos han pillado, y eso que éramos diez personas. Hemos saltado la valla, y mientras los chicos se ponian en distintas partes para vigilar, nosotras íbamos abriendo puertas con las llaves del conserje, hemos entrado y hemos cojido los anillos. Mientras estábamos en la clase hemos oido un ruido en el pasillo. Nos hemos puesto muy muy nerviosas, yo ya me veia en un reformatorio de menores, pero luego ha entrado un gato en el aula. Solo era un gato, y menos mal, casi me da un infarto y me quedo allí. Vicente se lo ha tomado muy en serio, ha venido todo vestido de negro con pasamontañas incluido. La verdad, ha sido muy fácil, no me extraña que entren a robar. He sacado una lección de esto, y ¡no pienso volver a hacerlo en la vida! No he estado tan nerviosa desde que me subí en ese helicóptero. Ahora es muy tarde, mañana te contaré como van los preparativos de la fiesta.

Con cariño y frío( hacía mucho a estas horas), Lucía.

Pd: nada de contárselo a nadie, ¿entendido?

Querida Lucía...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora