Capítulo especial (parte 2)

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Sofía había esparcido absolutamente toda su ropa encima de la cama. Entonces sonó el timbre y pasaron a su habitación Ana, Elisa, Raquel y Luz.

Elisa: bueno vamos a ver... ¡madre mía, cuanta ropa!

Sofía: aquí tengo todo lo que me puedo poner, ¿que creeis que debo llevar?

Elsa, Raquel y Luz empezaron a mirar toda la ropa, creando muchos conjuntos, mirando el maquillaje. Sofía se sentó en el puf rosa, Ana se le acercó y se semtó a su lado.

Sofía: ¿qué crees que me tengo que poner?

Ana: creo que tiene que ser algo que exprese tu personalidad, cómodo, no te calientes la cabeza con eso. Si quieres ponerte maquillaje, que no se te note mucho, y el pelo me lo dejaría suelto, es más natural.

Sofía: tienes razón, ven a ver con que puede combinar esta falda.

Como no, Ana le había dado el mejor consejo.
Al final, se pusó una falda dorada por las rodillas y una camiseta blanca y rosa en tonos claros.

Elisa: estás perfecta.

Raquel: pero igual, si te pongo un poco de sombra aquí, te hago la línea...

Sofía: no me toques, nadie me hace la línea, ¡no, no te acerques! ¡tengo el palo!

Las dos chicas empezaron a correr por la habitación, persiguiendose, hasta que cayeron sobre la cama

Raquel: ¡ay! ¡me he clavado una percha!

Al cabo de un rato (y un poco de maquillaje, solo la base) ya estaba lista, y se dirigieron las cinco al parque, puntual para su cita. Al llegar a la entrada, se detuvieron.

Elisa: Sofía, a partir de aquí ve tu sola.

Sofía: he cambiado de opinión, no quiero hacer esto.

Luz: ¿por qué no? ¿no te gustaba Carlos?

Sofía: si que me gusta, pero me estoy haciendo ilusiones, probablemente no me pida salir, no quiero seguir sufrendo por los chicos.

Ana: no pienses y ve.

Le metió un empujón que casi la titra al suelo, y vió que en la tierra habían unos cuantos pétalos. Más adelante habían más, formando un camino de pétalos de flores. Sofía siguió el rastro. Aunque eran las siete, ya era de noche, ahora anochecía muy pronto. Soplaba un ligero viento, frío, que hacía que su melena se alborotara. Pronto llegó a un sitio rodeado por árboles. En estos habían colgadas luces de colores, y en medio, estaba Carlos, con un ramo de rosas, pero no rojas, si no rosas, porque el chico sabía que ese era el color favoriti de ella. Su pelo, castaño, se veía negro a causa de la oscuridad de la noche. Sofía se acercó a él.

Sofía: hola

Carlos: eh, hola

Sofía: bueno, ¿qué quieres?

Carlos: quería preguntarte algo muy importante, eh... ¿qué has comido hoy?

Sofía: ¿esa era la pregunta importante?

Carlos: no, toma el ramo, la ptegunta era, es decir, esto, si quieres salir conmigo

Sofía: Carlos, yo...

Carlos: no Sofía, espera, antes de que me rechaces, quiero decirte que desde hace varios años te quiero, para mi eres perfecta, tu pelo, tus ojos, tu manera de andar, ¡hasta tus defectos son perfectos!

Sofía: te quiero

Carlos: ¿de verdad? Me haces muy feliz.

Y se abrazaron durante largo rato, hasta que Carlos empezó a hablar.

Carlos: ¿te acuerdas de los pendientes en forma de corazón que encontraste el día de tu cumpleaños? Te los regalé yo.

Sofía: son los pendientes más bonitos del mundo

Carlos: y hay más. Toma.

Le tendió una cajita, Sofía la abrió y dentro había un colgante con un corazón, y en la parte de atrás, estaban grabadas sus iniciales.

Sofía: es muy bonito, pero ¿cómo sabias que accederia a salir contigo?

Carlos: no lo sabia, pero de todas maneras lo hice.

Después de un rato conversando, el frío comenzó a arreciar, y volvieron a sus casas.

Ana: ¿qué ha pasado?

Sofía: mañana os contaré detalles, estoy cansada, pero Carlos y yo estamos saliendo.

Elisa: ¡lo sabía! Estaba claro que Carlos estaba colado por ti.

Se despidieron, con un fuerte abrazo, y cada una volvió a su casa

n/a: aquí va un capítulo más largo, espero que no se os haya hecho pesado de leer, os quiero

Querida Lucía...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora