Querida Lucía...

Tercer día en la nieve

Acababan de desayunar y se preparaban para la siguiente clase de esquí, cuando les dijeron que hoy tenían el día libre. Se pudieron a gritar de alegría, hasta que le sonó el móvil a Luz.

-Hola, mamá ( ) si, estoy bien ( ) ahora vamos a bajar al pueblo ( ) no, ¡es terrible! ( ) ¿por qué has hecho eso? ( ) ya sé que hay que ayudarse, pero no vamos a caber en casa, vamos a estar muy apretujados, ¿y dónde van a dormir? ( ) no pienso dormir con él ( ) vale, ya hablamos, adiós.

Nada más colgar sus amigas se le echaron encima, literalmente.

-¿Qué ha pasado?

-¿Por qué te has enfadado?

-¿Qué es esa cosa terrible?

-¿Por qué no vais a caber?

-¿¡Quereis dejarme en paz!? Mi tía se ha roto una pierna, y donde viven no hay ascensor, asi que se vienen a vivir a nuestra casa, ella, mi tio, y mi primo durante las semanas que esté así, porque encima le tienen que operar, y yo voy a tener que compartir mi habitación con mi primo.

-¿Y que pasa con tu primo?

-Que es un chico, tiene 12 años, y no quiero compartir mi habitación con él, seguro que hace un montón de guarradas, me desordena las coasas...
¡Va a ser insoportable!

-¿Y en que casa es, en la de tu padre o en la de tu madre?

-¿Qué?

-Como están divorciados, cada uno tendrá su casa.

-Si..., mis padres... esto... noestándivorciadoslohiceparallamarvuestraatenciónlosientolosiento.

-Tranquila, respira un poco.

-Chicas, por favor, perdonadme.

-Si, vamos a olvidar todo lo que pasó, y respecto a lo de tu primo, no te reocupes, si te molesta haremos una fiesta de pijamas y no le dejaremos dormir en toda la noche.

-Gracias, de verdad.

Pasaron todo el día en el pueblo, jugando con la nieve, se tomaron un helado (si, nuestras amigas están un poco locas), volvieron tarde al hotel, les echaron la bronca, pero a pesar de todo, fue un día redondo.