Donghae se estremeció como si la hubieran abofeteado y ella también recorrió la sala con la mirada. Sus libros de textos estaban apilados sobre la mesa de centro. Juguetes permanecían tirados en el suelo. Una cesta de la colada estaba en el suelo junto al sillón. Seulgi había derramado algunas de sus galletitas en la alfombra de la sala y ellos habían caminado sobre estas. Las migas estaban en todas partes. Donghae pensó en el nudo detrás de la cabeza de Seulgi que todavía no había cepillado. La vergüenza y la furia obstruyeron su garganta impidiéndole hablar. Después de un momento logró susurrar entre dientes apretados.
-No tienes idea de lo que estás hablando. No me conoces realmente, ni a mis niños o alguno de los problemas a los que nos enfrentamos. Esa falta de entendimiento sólo te hace peligroso para nosotros-
-¿Cómo te atreves?- Él acercó su cara enojada a la de ella.-Nunca causaría daño a un niño. ¡La única razón por la que me quedé era para protegerlos!- Su rabia la envolvió, manifestándose como un humo negro. Ella sintió como si estuviera mirando dentro de un infierno. No se acobardaría. No lo haría. Simplemente no había razón para intentar razonar con él. Eran demasiado diferentes y él era demasiado arrogante para escuchar algo que le dijera. Respiró profundamente y encontró la suficiente compostura para decir.
-Entiendo que no nos deseas ningún daño. Gracias por quedarte esta mañana para cerciorarte que Seulgi y Taemin estuvieran protegidos. Si no deseas solicitar una consulta con el Oráculo, te informo que ahora puedes dejar mi casa- Él frunció el ceño y abrió la boca, claramente preparándose a dar una réplica abrasadora, pero una vocecita triste se le adelantó
-No más peleas. No te molestes más, ¿okey?- La mirada diamantina de Hyujae vaciló. Bajó la mirada, al igual que Donghae, al rostro preocupado de Seulgi. Entonces Donghae fue testigo de algo sorprendente, la forma en que su expresión elegante y malévola se volvió dulce. Se puso sobre una rodilla para poder estar a la misma altura de Seulgi. La niñita lo estudió gravemente. Algo se retorció en el pecho de Donghae. Él era tan enorme y Seulgi tan diminuta.
-Ya no me molestaré- dijo Hyukjae e hizo algo para contener el Poder de su voz y habló quedamente.
-¿Lo prometes?- preguntó Seulgi. Su mirada se deslizó a un lado y subió hasta Donghae. Se veía resentido. Guau, pensó Donghae en una repentina ráfaga de nerviosismo, él realmente no deseaba desistir de su rencor. Pero ya no le volvería hablar. Ella alzó las cejas y movió la cabeza hacia Seulgi, diciéndole con ese gesto silencioso, tú le responderás, yo no. Su extraña y poco amigable mirada le prometió algo, pero ella no supo cómo interpretar el mensaje silencioso del Djinn. Con aire decidido, Hyukjae se dio la vuelta a Seulgi.
-Sí, lo prometemos- dijo él. ¿Espera, qué? Donghae se enderezó. No le había dado permiso para hablar por ella. -No pelearemos más- continuó él. -Pone triste a los pequeñines-
-También pone triste a las niñas grandes- dijo Chloe con fuerza.
-En efecto- dijo Hyukjae. Extendió la mano y Seulgi puso la suya en ella. Seulgi era tan pequeña, pensó Donghae, mordiéndose el labio. Tan frágil, tan preciosa. Donghae permaneció tan tensa que sus músculos comenzaron a dolerle otra vez. Hyukjae se llevó los dedos de la niña a los labios y los besó. Después la soltó, se irguió en toda su altura antes de desaparecer. Donghae contempló a Seulgi, buscando alguna clase de reacción ante la desaparición repentina. Además de menear los dedos que Hyukjae había besado y verse intensamente pensativa, la niña no parecía tener una. Quizá Seulgi estaba concentrándose en intentar desaparecer y descubría que tampoco podía hacerlo. Taemin gritó furiosamente desde el dormitorio. Por lo normal de buen temperamento, parecía que ya había tenido suficiente con lo de ser excluido. Donghae suspiró y se dirigió a recoger al hombrecito. Seulgi había comido su refrigerio de galletitas saladas, pero Donghae y taemin se habían saltado el almuerzo. Debía estar hambriento. Sabía que ella lo estaba. Cambió el pañal de Taemin y le hizo cosquillas hasta hacer que su mal humor desapareciera, diera pataditas y se riera tontamente. Después lo colocó en la cadera de su lado bueno y giró hacia Seulgi, quien la había seguido al dormitorio para observar.
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The Oracle Of The Moon [EunHae]
FanfictionComo hija menor, a Lee Donghae nunca le interesó conocer las intrigas de las Razas Arcanas. Pero cuando su hermana, Sungmin, y el marido de ésta son asesinados, Donghae hereda el poder y las responsabilidades del Oráculo...