Capítulo 3 [Parte II]

11 1 1
                                    


El Latigo de Su Existencia podía haber desaparecido de su vista, pero aún no se había ido. Donghae todavía podía sentir su presencia en el aire, algo parecido a los efectos de una hoguera.
-¿Por qué no se iba? ¿Qué le atraía, y cómo podía cambiar eso, de modo que él perdiera interés y se fuera de una buena vez?- Donghae consideró el problema del indeseado Djinn, mientras los fantasmas de las ancianitas murmuraban entre sí y ella limpiaba la cocina. La lista de niñeras no era la única ayuda que Donghae recibía de las brujas. Jonghyun, el líder de uno de los aquelarres más antiguos de Louisville, había arreglado que cada tres meses, se organizara un día de trabajo comunitario con la finalidad de ayudarle con el mantenimiento básico de la propiedad. Como Jonghyun había dicho, los días de trabajo beneficiarían a más personas que sólo a Donghae. También proporcionaría una forma para que las brujas y hechiceros ofrecieran varias horas de trabajo de una vez, algo que ayudaría a aquellos que estaban retrasados en su contribución al servicio comunitario. Donghae estaba demasiada desesperada para considerar rechazar la oferta. En el primer día de trabajo, había empleado su ayuda para arreglar las cosas de tal forma que ella y los niños usaran generalmente la planta baja. La cocina era espaciosa y tenía un área comedor con una mesa, una sillita de bebé y cuatro sillas, así que no necesitaban un comedor separado. Cuando Sungmin y Kyuhyun decidieron tener niños,instalaron una lavadora y secadora apiladas en la cocina de modo que Sungmin no tuviera que ir al sótano muy a menudo. La primera planta también tenía un aseo.
Donghae tenía la larga mesa de comedor y sus sillas almacenadas en el garaje, la oficinade la planta baja había sido trasladada al comedor y la habitación de Seulgi y Taemin era la que alguna vez fue la oficina. Ella dormía en un futón en la oficina-comedor. Esto significaba que sólo tenía que subir la escalera cuando era la hora del baño o cuando necesitaba conseguir una muda de ropa. En verano la primera planta era más fresca, y era más fácil para su pierna, así que por el momento la solución funcionaba. Poco a poco estaba bajando sus ropas y no las volvía a subir. Había comenzado a almacenar sus cosas en un archivador en un rincón de la oficina.

El siguiente día de trabajo sería el sábado. Quizá haría que alguien bajara unacómoda. Cosas sencillas como esa podrían volver mucho más soportable su difícilsituación. Puso una carga mojada de ropa de la lavadora en la secadora. Después seaseó en el fregadero, colocando la cabeza bajo el grifo y se lavó el fino y corto cabellocon el champú de bebé que había usado con los niños.
Incluso con dos ventiladores funcionando en el primer piso, la casa se sentíademasiado caliente. Se rindió y entró en la oficina para hurgar en el archivador porropa más ligera, poniéndose una camiseta sin mangas y pantalones cortos hechos apartir de un viejo y suave chándal. Después de todo, no esperaba compañía, y no teníaque mirarse a sí misma si no lo quería.
En cualquier caso, era hora que se acostumbrara a la forma en que su cuerpo había cambiado. Quizá debía ignorar la forma en que se veía. Quizá debía verse hasta que las cicatrices no importaran más. Con el tiempo se decolorarían y se harían menos evidentes. En esos momentos todavía eran de un rojo rabioso y estaban en carne viva. Donghae había estado montada en el asiento trasero del coche en el momento del accidente. Esto había salvado su vida. El choque frontal había hecho que los asientos delanteros retrocedieran hasta ella. Tenía cicatrices en ambas piernas, pero el verdadero perjuicio estaba en su pierna derecha, donde había sufrido un gran desgarro en el tendón de la rodilla. El cirujano había hecho lo que había podido para reparar el daño, pero Donghae, que una vez había practicado atletismo en la secundaria y considerado entrenar para la media maratón de Louisville, nunca volvería a correr. El cirujano también le había advertido que necesitaría una prótesis de rodilla en un futuro cercano.
Una cirugía de reemplazo de rodilla podría costar hasta 35.000 dólares, si no más. Sip, eso no sucedería pronto. Donghae realizaba sus ejercicios de fisioterapia religiosamente, y cuando lo necesitaba, usaba rodillera. Cuando todo lo demás fallaba,usaba un bastón. La caída que había sufrido en la mañana aún le molestaba, así que aseguró la correa de la rodillera y de inmediato sintió alivio por el apoyo extra.
Se sentó ante el escritorio y encendió el ordenador para navegar a través de la base de datos de las Razas Arcanas que Kyuhyun había creado basándose en los diarios y libros escritos por las anteriores Oráculos. Ajá, sabía que había una entrada para los Djinn. Hizo clic en el tema para abrirlo y lo leyó rápidamente.
En la heredad Demonkind, la estructura social de los Djinn estaba compuesta por cinco Casas: la de Shaytan, la de Gul, la de Ifrit, la de Jann y la más poderosa de todas, la Casa de Marid. Las Casas se basaban en relaciones de parentesco, muy similares a como los humanos concebían a los clanes o familias extendidas. Las decisiones importantes que afectaban a toda una Casa se tomaban a través de consenso, pero la palabra final la tenía el Djinn más anciano y poderoso.

The Oracle Of The Moon [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora