Capítulo 3 [Parte I]

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Hyukjae se materializó sobre el tejado de la casa, no necesariamente porque sintiera
un particular deseo de volver a adoptar una forma física, sino porque deseaba dar a su agitada energía un punto focal. Cruzó los brazos y se reclinó contra una buhardilla.Notó con desaprobación que el tejado estaba en mal estado y le faltaban varias baldosas. La propiedad estaba tan descuidada como la casa, el césped estaba sin cortar y la maleza brotaba alrededor de los postes de la cerca e invadían parterres de flores una vez bien cuidados. Por todos lados existían pruebas de negligencia, pero aun así esa perezosa y camorrista humana se daba el lujo de dormir la siesta. No aprobaba la forma en que ella atendía a la propiedad o la forma en que cuidaba de los niños. Golpeteó rítmicamente sus bíceps y empezó a pensar. Los Djinn se encontraban entre las primeras criaturas que habían nacido con la creación de la Tierra. Nacidos del fuego y de la magia, eran seres puramente espirituales. Obtenían sustento de la energía del sol, de las criaturas de la Tierra y de fuentes de Poder. Cualquier forma que Hyukjae decidiera tomar era como ponerse un traje nuevo. No necesitaba ingerir comida o beber líquidos. Este cuerpo no padecería hambre, envejecería o moriría. Fácil de asumir y desechar, se desvanecería en la nada tan pronto como lo abandonara.

No era el más antiguo de su raza, ese honor lo ostentaba la primera generación de Djinn nacidos en el convulso y brillante amanecer del mundo, pero pertenecía a la segunda generación y, por lo tanto, era considerado un anciano entre su gente. Era un Príncipe de su Casa y una voz a quien tener en cuenta entre las cinco Casas de los Djinn. Esta joven criatura humana no era nada más que un aliento de tiempo en su existencia sempiterna y el hecho de que lo hubiera tachado de ignorante a él, le era insoportable.
Si bien sabía con seguridad por qué ella lo irritaba, no sabía por qué le interesaba.Sus rasgos faciales y forma física eran bastante agradables, al menos para los cánones humanos. Era pálida y su rostro mostraba sombras como si los recuerdos la persiguieran. Esas sombras eran intrigantes. Contaban una historia pero esta se encontraba en un idioma que él no podía descifrar. Y quería saber lo que decía. Y su cabello. Vaya si le interesaba su cabello. Era de un castaño rojizo claro, como si el fuego y la luz del sol hubieran sido capturados, y sus ojos avellana contenían pizcas de verde, miel y azul. Lo que encontraba más interesante sobre ella era su energía, que chisporroteaba con intensidad. Tenía un carácter tan fiero como su cabello y ese delgado cuerpo suyo ostentaba poder, en realidad, mucho de él. Era algo muy raro que una criatura tan joven ostentara un poder que se sintiera tan viejo para él. La propia tierra sostenía ecos del mismo Poder. Se preguntaba lo que esto significaba.

Percibía fluctuaciones y otras llamaradas de antiguo poder en la próxima ciudad. Aunque había estado concentrado en los niños y se había quedado en la casa, sintió el conclave que se había realizado en la propiedad a primeras horas. Sabía que varias delas entidades aún permanecían en el área. Joohyun y Bogeom, los Consejeros del Tribunal Arcano, el Rey Nightkind y el dragón estaban en algún lugar de las cercanías. Hyukjae tenía curiosidad por descubrir quien se marcharía primero y si alguno de ellos volvería para hablar con el Oráculo.
Las sombras se alargaban sobre la tierra. El aire del medio oeste se sentía pesado y lleno de humedad, como si se estuviera forjando alguna clase de tormenta. Desde suposición en el tejado podía ver el río Ohio que colindaba con el límite occidental de la propiedad. Este era uno de los grandes ríos del continente norteamericano, sus aguas capturaban la luz del sol a lo largo de su superficie hasta parecer que brillaba con luz propia.
Escuchó los sonidos desde el interior de la casa, pequeñas cosas domésticas como el tintineo de los cubiertos contra los platos, las contagiosas risitas del bebé y la ligera voz de Seulgi. La niña parloteaba sobre cualquier cosa que capturara su imaginación y cuando no estaba hablando, cantaba. Hacía preguntas incesantemente. A pesar del temperamento que Donghae le había mostrado a él, siempre contestaba a las preguntas de Seulgi con mucha paciencia.
Sonaban como un pequeño nido de pajarillos. Hyukjae sonrió abiertamente cuando pensó en esto. Pío, pío, pío. De pronto se escuchó el sonido del agua corriendo y mucho aleteo de alas. El gorjeo se hizo más fuerte. Las risitas se intercalaban con el tralalalaade Seulgi y el alegre falsete de Taemin. El ruido se trasladó de la cocina a otra parte de la casa. Donghae estaba acostando a los niños. Ella prodigaba amor a esos bebés. Aunque no estaba de acuerdo con Donghae y estaba casi seguro que él no le caía bien a ella, tenía que darle crédito a la mujer humana por eso.
Recordaba un tiempo muy lejano, cuando su propia hija, Jiae, había emitido sonidos parecidos llenos de luz y felicidad. Todas las formas de niños eran raras en las Razas Arcanas, como si la naturaleza compensara la larga vida que le había concedido a las Razas Arcanas.

Los niños Djinn no nacían como los humanos u otras criaturas encarnadas, sino que se formaban ocasionalmente cuando dos Djinn mezclaban sus energías. Además sus niños no requerían de una vigilancia tan intensa como las criaturas de otras especies.Nacían con personalidades bien formadas y heredaban un conocimiento considerable de ambos padres. Aun así, los niños Djinn eran inocentes, nuevos en el mundo y llenos de una traviesa alegría.
La madre de Jiae, Soojung, había sido aún más poderosa que Hyukjae, una Djinn perteneciente a la primera generación que recordaba el albor de la Tierra. Con el tiempo él y Soojung se habían vuelto enemigos, y para herirlo, Soojung había secuestrado y torturado a su hija. Hyukjae, junto con unos pocos y selectos aliados, en los que seincluía Joohyun, habían rescatado a Jiae y desgarrado a Soojung en jirones. Su hija vivía, pero ya no reía, no como estos brillantes e inocentes humanos. En ocasiones cuando los Djinn eran sometidos a torturas ininterrumpidas podían ser deformados. Jiae era así, su energía era abrupta y retorcida. Rechazaba el contacto con otros, y era rápida para repartir golpes a diestra y siniestra, y causar daño. Él no sabía cómo ayudarla. Nunca había sabido cómo ayudarla.
Por fin Donghae dejó el dormitorio de Taemin y Seulgi. La escuchó regresar a la cocina. Abrió el grifo y hubo más tintineos de platos y chapoteos. Después se trasladó a otra habitación, el cuarto a la izquierda de la primera planta. Esa debía ser el área de la oficina. Durante un momento ella se quedó en silencio y luego entró en la sala de estar. Hyukjae notó cómo su andar cambiaba. Ella comenzó a avanzar con paso ligero, pero rápidamente redujo la marcha y sus pasos se hicieron arrítmicos, sin gracia. Eso era otra rareza. Donghae encendió la televisión y en ese momento fue cuando Hyukjae se deslizó silencioso como una brisa de verano en el dormitorio de los niños a través de la ventana abierta.
Los juguetes habían sido recogidos. El suelo estaba limpio y el cuarto ordenado. El dormitorio no estaba completamente a oscuras porque la puerta estaba abierta, y una luz indirecta brillaba desde la sala de estar a través del pasillo. Las dos camas estaban en lados opuestos de la habitación. Vistosos carteles adornaban las paredes. Una alegre rana verde colgaba sobre la cuna de Taemin y un cerdo rosado con un collar de perlas y una peluca rubia colgaba sobre la pequeña cama de Seulgi.
Hyukjae añadió el cerdo con peluca rubia a la creciente lista de cosas que no entendía. Odiaba admitirlo, pero la mujer humana podía tener un punto. Hyukjae se movió en silencio para comprobar la forma inmóvil de Taemin. El bebé olía a limpio y se había vuelto a dormir rápidamente, sus rechonchas mejillas estaban sonrojadas. Hyukjae tomó la mano de Taemin y la estudió con curiosidad. Esta era aún más pequeña y más delicada que la de Seulgi, una suave estrellita de mar hecha de carne. Estos humanos eras criaturas muy raras.Cuando fue a la cama de Seulgi, vio que ella yacía sobre su estómago y se chupaba el pulgar. También olía a limpio y sus brillantes rizos estaban peinados. En ese momento vio el sombreado centellear de sus ojos y se dio cuenta que estaba despierta y que lo observaba tal como él hacía con ella.
Se puso en cuclillas para mirarla. Ella le sonrió alrededor de su pulgar.

-¿Sabes que soy el perri-gato?- susurró él.Ella asintió con la cabeza. -Muchacha lista-Él pensó durante un minuto, intentando elegir palabras que ella pudiera entender. Era sorprendentemente difícil intentar pensar como haría un pequeño y nuevo humano.

-¿Sabes que realmente no soy un perrito o un gato?- Ella volvió a asentir. Bien. Eso estaba bien. Él le acarició su espalda. Se sentía caliente, suave y algo llena de bultos bajo una ligera manta de verano.

-¿También sabes que no debes tirar de la cola de un verdadero perrito o de un verdadero gato? ¿Y que no debes pincharles los ojos?- Seulgi sacó sonoramente el pulgar de la boca y susurró.

-¿En efecto?- Él frunció el ceño con suspicacia.

-¿Entiendes lo qué esa palabra significa?- Ella negó con la cabeza. Hyukjae suspiró. -Veo que tenemos cosas en las que trabajar-

-¿También puedes ser un caballito?- Preguntó ella.Ah. Pequeños, ruidosos y notablemente tenaces. Estaba aprendiendo mucho sobre los nuevos humanos.

-No creo que debamos tener esta conversación en estos momentos- susurró Hyukjae. Deseaba alzarla y abrazarla, pero se contuvo. Ella se rió bajito con voz soñolienta.

-En efecto- Volvió a acariciarle la espalda.

En efecto.


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Solo les digo que este será un capítulo largo xD


The Oracle Of The Moon [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora