41. Deseos

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Oscurece en el cielo de Polis. La capital que aún sigue atestada de gente cuya celebración no parece tener fin se ve envuelta en una constante algarabía que se ha trasladado a las calles más alejadas de la Torre.

El Conclave se ha reunido por primera vez tras el tiempo prudente establecido para acordar los nuevos términos de paz que se establecerán, limitando así los territorios ahora que skykru forma parte como decimotercer clan.

La reunión que tendrá lugar en el gran salón que Heda precede desde que la antigua Comandante pereció, está completamente preparada para ello. Los embajadores aguardan pacientemente junto con algunos de sus paladines en los pasillos presas de la la exaltación que supone poder tener el honor de ser de los primeros en enfrentar un hecho tan significativo como orgullosos representantes de su pueblo.

Bellamy que aguarda de pie cerca de una pared se siente inquieto entre ellos. No es que no se fíe de la palabra de Lexa, es que sabe que existen detractores que aún quieren verles muertos.

—Calmate —murmuró Clarke al sentirle inquieto dando por un segundo la espalda a algunos de los experimentados guerreros—. Si revelas que les tememos, utilizarán eso contra nosotros.

—Es que no me fío de ellos —no pudo evitar susurrarle Bellamy con los ojos puestos en el resto.

Clarke que se le quedo viendo hizo un suave gesto.

—Entonces fíate de mi cuando te digo que no debes mostrar miedo.

El tosco sonido de una lanza golpeando tres veces el suelo anunció el comienzo de la ansiada reunión y las grandes puertas se abrieron.

Primero entraron los embajadores del Pueblo Arbóreo y de la Nación del Hielo, luego el resto. Clarke pensó que esperarían a que Lexa y Roan apareciesen para hacerlo pero su sorpresa fue que ellos ya estaban dentro.

El rostro de Clarke cambió súbitamente de la sorpresa a la impresión en cuanto sus ojos tuvieron ocasión de posarse sobre Lexa.

—Bellamy... —musitó quedamente Clarke conmocionada al verla.

—Puedo verla —fue lo único que Bellamy pudo acertar a decir tan impactado como ella.

Hubo un murmullo por toda la estancia al tiempo que los embajadores tomaban lugares frente a los tronos, aunque todos parecieron ignorar el hecho de que Roan al igual que Lexa luciese muy magullado y malherido.

Roan que permanecía de pie ante su reciente trono, tenía algunos cortes y moretones visibles bajo el acorazado de sus vestiduras, y los de su rostro tan solo eran disimulados por la pintura negra y blanca que le aderezaban.

Lexa kom Trikru, Comandante de la Sangre y Heda de los Trece Clanes estaba situada de pie a poco menos de un metro de él ataviada con sus habituales ropas negras de guerra. Como de costumbre una negra mascara de carboncillo cubría buena parte de sus ojos y de sus magulladas mejillas y el símbolo de Heda adornaba su frente. Su desmejorado aspecto apenas se hizo notar para aquellos que prefirieron ignorar el hecho de que ahora compartiese cama con el peor de sus enemigos.

Aquello no era importante para ellos. 

No lo era en absoluto. 

Para ellos una alianza solo era solo una alianza, y una alianza como aquella siempre conllevaría sus riesgos, asumibles para todos y cada uno de ellos.

Bellamy que se fijó en su atuendo el único distintivo que encontró de Azgeda sobre ella fue dos rayas de pintura blanca sobre la tela de su hombro derecho. Él no lo sabía pero las había colocado convenientemente ahí para poder ocultarlas con su largo cabello, tal y como hacía con la deshonrosa cicatriz que su madre había dejado para ella y que escondía bajo todo ello.

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora