Hasta Que La Muerte Nos Separe [PAUSADA]

Capitulo 4

La hora de salida por fin había terminado, ésta se había alargado para mi por haber llegado tarde. No me importó mucho, no era la primera vez que lo hacía. Lo único diferente fue el hecho de quedarme totalmente sola ya que, Brittany, mi compañera de trabajo, había decidido irse dejándome a cargo de todo, incluyendo también sus tareas. Siempre hacía lo mismo. A veces me sentía muy tonta por hacer todo lo que me diga, pero si la enfrentaba terminaba amenazándome con que le mentiría a nuestro jefe y me terminarían echando. Él siempre creía todo lo que le decía porque supuestamente era la más antigua en este empleo, aunque yo sospechaba otra cosa.

Aliviada por haber terminado llamé a mi hermano para que me pasara a buscar. No saldría a la calle a estas horas. Diez minutos después llegó y yo cerré el restaurante para irme. Al entrar a mi casa sentí esa calidez que me encantaba, aunque también me daba una sensación de melancolía, recordaba muy bien esos días fríos en los cuales encendíamos la chimenea y nos sentábamos los cuatro al rededor, mientras hablábamos de las cosas buenas que nos habían sucedido en el día. Ese vació que sentía no lo llenaría nadie, nunca.

Me dirigí a la cocina en busca de mi madre, quien se encontraba preparando la cena, siempre me esperaban. La saludé con una sonrisa y luego subí a mi cuarto a dejar mis cosas y hacer los ejercicios de las asignaturas del instituto. Justo cuando terminé oí que mi madre me llamaba para avisarme que la comida ya estaba lista, así que bajé a cenar.

-¿Cómo te fue hoy, cariño?- me preguntó mi madre.

-Bien...- dije no del todo convencida. No creo que mi día haya ido del todo bien. Aunque si restáramos el hecho de que me dejaran encerrada en el baño, comenzara a llover de imprevisto, llegara tarde al trabajo, no... No creía haber tenido un buen día.
Seguimos hablando sobre diferentes temas hasta que terminamos. Ayudé a fregar lo que habíamos utilizado y luego volví a mi cuarto para acostarme.

Al otro día me desperté con la alarma y me duché, desayuné y después de hacer lo de siempre emprendí viaje hacia el instituto.
Al llegar vi a Amber bajar de su gran auto y pasar caminando por delante mio, siempre con esa actitud de superioridad. Se detuvo frente a su grupo de amigas y de Aaron, él era su novio desde que la conozco. Ambos son iguales, no físicamente, si no en su forma de actuar, parecían hechos el uno para el otro. Me quedé allí observando como reían tomados de la mano. Hace unos tres años, tal vez menos, tenia un punto de vista diferente de él, lo miraba con otros ojos, me gustaba y mucho. Aunque entendí por las malas que no era como creía, te hacía creer que era buena persona y cuando te tenía a sus pies te trataba como quería. Desde que Amber lo supo comenzó a tratarme peor. Que suerte tenía, nunca se la veía triste o sola, a diferencia de mí.

De pronto alguien tapó mi vista. Tuve que levantar un poco la cabeza, ya que era más alto que yo, para saber quién era.

-¿A quién miras?- me preguntó Harry frente a mi, con una sonrisa de lado. Se volteó y trató de encontrar el punto que observaba. Aproveché ese momento para salir casi corriendo de allí. Había estado pensando mucho su propuesta y, a pesar de ya haber aceptado, preferí no ir. Quería estar lo más lejos de él posible. Tal vez suene muy fría pero, no planeaba arruinar su reputación, solo por decir que sí, cuando realmente no necesitaba ayuda para nada.

Ya estaba bastante lejos, cuando él se volteó y al no verme allí comenzó a inspeccionar todo el lugar hasta encontrarme, y venir corriendo hacia mi.
Volví a seguir caminando apresurada.

-¿Por qué te vas?- dijo lo suficientemente fuerte como para que lo escuchara. No iba a parar ahora.
Por suerte ya tenía mis libros de la siguiente clase y no tendría que ir hasta mi casillero. Llegué al salón y me senté en la mesa de siempre, al lado de la ventana. Siempre pensé que tenía bastante buena vista desde allí. El profesor de Historia entró y cerró la puerta tras él. Minutos después ésta fue abierta, dando paso a Evans. Parecía un poco cansado.