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Fury se sorprendió, no siempre te dicen que un hermano intentó matar a su hermana. Y le conté mi historia.

- A Buck lo despertó Hydra, igual que a mi, pero yo (aún ni se como) huí. Me quedé a vivir en una casa deshabitada, viendo como mi hermano se convertía en un asesino poco a poco. -Suspiré- A veces el se acordaba de mi, pero para mal. Un día descubrió donde vivía e intentó matarme, rasgandome con una daga la espalda. Así ocurrió ni una ni dos veces, hasta cinco. Después de eso, solo me acuerdo que me volvieron a congelar hasta que S.H.I.E.L.D. me encontró.

- Ya veo que has tenido una vida dura, pero queremos detener a tu hermano, y necesitamos tu ayuda.

- Sabes que si quisiera ahora estaría desatada, en algún otro sitio mejor que este ¿no? Además, no cederé para matar a mi hermano.

- Sí, lo sé, pero no lo vamos a matar, por que no eres la única que lo quiere vivo. -me aseguró Fury.

- Ah ¿si? -pregunté extrañada- Normalmente la gente quiere matar a un asesino soviético de 95 años.

- Creo que ya lo conoces, dejaré que hables con el, pero antes... Dime, ¿cuales son tus poderes?

- De acuerdo, te los diré. Pero no me vais a utilizar. -suspiré- Teletransportación, telequinesis, telepatía y lo se todo sobre todos. -dije con una sonrisa de superioridad.

- De acuerdo. -dijo levantandose- Steve, puedes pasar.

Mientras el tal Steve pasaba yo me desaté de piernas y manos pero no me levanté. Resulta que Steve era el chico alto, rubio y fuerte que había visto el otro día.

- Así que, ¿lo sabes todo sobre todos? Adelante, ¿que sabes sobre mi? -preguntó con curiosidad.

Lo miré con detenimiento.

- Tu nombre es Steven Grant Rogers, tus padres se llamaban Joseph y Sarah Rogers, tu nombre de súper héroe es Capitán América, no te llevas bien con Tony, tienes 95 años, por lo que puedo deducir que también te congelaste, experimentaron contigo, fuiste a la Segunda Guerra Mundial, momento en el que experimentaron contigo, antes de que experimentarán yo... Yo te atendí, estaba en la Segunda Guerra Mundial de enfermera...

Cuando nos dimos cuenta de eso abrimos los ojos como platos.

¿Te Conozco?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora