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Ya había pasado un día desde que me uní a los Vengadores y ahora estaba con unha maleta preparada para instalarme.

- Te acompañaré a tu habitación. -dijo Tony, más amable que de costumbre.

- ¿Por qué eres tan amable conmigo? -dije extrañada.

- Oh, venga ya, eres Darth Vader, tengo que mostrar mis respetos. -dijo riéndose a lo que respondí con un puñetazo en su hombro.- ¡Ay! Por favor no me mates.

- Te lo tienes merecido por no seguir mis ordenes. -dije con voz grave intentando imitar a Darth Vader, a lo que nos reímos los dos.

- Por cierto, no te preocupes si no acabas de encajar enseguida. -dijo un poco más serio.

- ¿Como no va a encajar Darth Vader con un hombre armadura, un dios, una espía, un Legolas, un hombre verde y un súper soldado? -dije irónica.

- En eso tienes razón. -dijo riéndose- Este es tu cuarto.

- ¿Me has dado la razón? -le agarré de los hombros y lo sacudí- ¿Qué has hecho con Tony?

Se rió y me dijo que se tenía que ir a laboratorio, le dije que yo estaría bien y entré a mi habitación. Era grande y espaciosa, la cama era bastante grande, aparte había un armario y un escritorio.
Decidí ordenar mi ropa y cuando acabé me puse a hacer lo que más me gustaba, dibujar.
Dibujé a Bucky como en otro día en la calle. La gente que me conoce sabe que dibujo (según ellos) bastante bien. Justo cuando acabé el dibujo llamaron a mí puerta.

- Adelante. -dije guardando el cuaderno de dibujo rápidamente, mientras Natasha entraba.

- Hola. ¿Qué tal en tu nueva habitación? -dijo bastante animada.

- Bien. No esta mal. -contesté indiferente.

- Me alegro, por cierto, yo seré tu entrenadora personal.

- De acuerdo, entonces... ¿Cuándo es mi primer entrenamiento? -dije sin ganas.

- Mañana a las 9.00 am. Bueno, te dejo.

- Me lo apunto. Hasta mañana.

Cerró la puerta y yo me levanté, esperé un poco a que se fuera y salí de la habitación. Decidí dar un paseo por la Torre de los Vengadores. De repente sonó una alarma, sabía que significaba.

- HYDRA. -susurré intentando poner un acento alemán mientras me ponía la mano en la cabeza como un soldado saludando. Después de eso me reí y me teletransporté a la sala de reuniones.

¿Te Conozco?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora