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Steve agarró a Bucky, poniéndolo encima de su hombro, y yo a Steve y nos teletransportamos a mi cuarto.

- De acuerdo, ahora hay que pensar donde guardarlo sin que nadie se entere.

- ¡¿Qué?! No lo habías pensado antes, ¿verdad? -dijo notablemente cabreado y nervioso.

- Siento no ser como Peggy, no soy perfecta ¿sabes? -contraataqué, sabía que le había hecho daño.

Steve se fue cabreado y yo me teletransporté a por una silla y unas cuerdas y volví a mi habitación. Puse la silla en el suelo, cogí a mi hermano, lo senté en la silla y le até las manos.

- Dios, no pensaba que pesara tanto. -dije cansada por el esfuerzo.

Estuve un rato sentada en la cama, en frente de el, pensando en como era el antes. En un rato volvió Steve, como suponía.

- ¿Vas a volver a reprocharme como hago las cosas? -le pregunté sarcasticamente.

- Puede.

- Para eso vete.

- Quiero ver a mi amigo.

- Si... Sobre eso... Puede que me haya pasado con el tranquilizante.

- Dijiste que eras enfermera.

- Nunca dije que fuera de las buenas. -dije sonriéndole divertida inclinando la cabeza hacia un lado.

- Venía a decirte que Clint y Nat se han ido a sus casas. Ya no hay tantas misiones.

- Si, en parte yo también preferiría que se fuera Tony. -dije leyéndole la mente antes y riéndome.

- ¿Como...? -dijo con un tono asustadizo.

- Parece que Fury no os dijo mucho de mi. Mis poderes consisten en poder teletransportarme, telequinesis, conocer todo sobre la gente y leer la mente.

- Ajá... Bueno, tengo que irme a la cama. -me avisó.

- Como quieras.

Se fue y yo decidí coger mi teléfono y unos cascos y teletransportarme a la azotea. Desde allí había unas vistas impresionantes, así que me tumbé en una cornisa plana, cerré los ojos y me puse a escuchar alguna mis canciones favoritas. Mientras la tarareaba escuché a alguien acercarse pero hice caso omiso.

- Vaya, parece que el Capimentiroso vuelve a la carga. -dije abriendo solo un ojo y mirandolo.

- Puede que sí. Sabes, te tengo un poco de miedo y un poco de admiración.

- ¿Puedo preguntar a que se debe? -dije mirándolo a los ojos esta vez y parando la música.

- El miedo a que eres la hermana de mi mejor amigo y tienes poderes, y admiración a que poca gente se atreve a meterse con el Soldado de Invierno o con el Capitán América.

- No creo que solo sientas esas cosas por mí. -sonreí pícara al leer su mente.

- Puede que tenga que irme. -dijo cabizbajo, ocultando que se sonrojaba, mientras se iba.

- Puedes evitarme ahora, ¡pero no siempre! -le dije sonriendo cuando el ya estaba lejos.

Un poco después me teletransporté a mi habitación, vi que mi hermano se estaba despertando y me senté enfrente de el. Fue abriendo sus ojos verdes y azulados que tanto nos caracterizaban a los Barnes, le sonreí pero cuando leí su mente se me borró la sonrisa de la cara.

- Bucky, tranquilo. -dije con voz calmada aunque también un poco asustada.

Rompió las cuerdas y con su brazo de metal, agarró mi cuello y me empujó contra una pared apretandomelo.

- Por lo menos podrías reconocerme. -dije entre dientes por el dolor.

Por sus ojos parecía que lo intentaba pero soltó rápido mi cuello y se fue por la ventana. No pude detenerlo por el dolor, respiraba aceleradamente y en unos minutos entró Steve.

- ¿Qué ha pasado? -preguntó con un tono de preocupación.

- Se ha escapado... -dije frustrada.

¿Te Conozco?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora