2.

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Bill's POV:

¿Qué hago? ¿Qué hago?

Dipper quiere que YO le ayude a descifrar los pins que YO puse en MIS cartas para él. Pero no puedo hacer eso. Sería como un suicidio. Arriesgarme a que él descubra con mi ayuda quien es la persona que está detrás de las cartas. Quizás sea mejor que lo averigüe por si mismo.

Pero tardaría una eternidad, me dije a mi mismo.

No podía rechazar no ayudarlo. Yo mismo no me lo permitía. Era mi palabra contra la mía. Tenía una guerra en mi cabeza.

Llegué a la escuela un poco más temprano que ayer, sólo un poco. Habían alumnos que todavía no había entrado, incluyendo a DIpper quien se encontraba sentado en las escaleras leyendo una de las cartas que le di ayer.

Sentí mi corazón acelerarse. Mi respiración se hizo más irregular. Entonces él soltó una carcajada y sonreí inconscientemente.

Me acerqué sin hacer mucho ruido, intentando volver mi respiración a la normalidad. Lo veía sonreír mirando la carta, pero con una mirada de confusión leyendo los pins. Me reí por su expresión y me senté a su lado.

-¿Está confusa la carta?-Dipper pegó un salto en su lugar y me miró mientras su respiración se hacía más acelerada por el susto que se dio. Estallé a carcajadas, recibiendo un golpe por parte de Dipper.

-A veces creo que eres una especie de ninja.-volvió su mirada a la hoja que tenía en frente y frunció su ceño.-En realidad, sí. Es una de las cosas más raras que he visto, aunque debo admitir que es divertido tratar de adivinarlos.-admitió rascándose la nuca. Paró de hacer eso y me miró con los ojos muy abiertos.-¡Tú!

-¿Yo?-pregunté señalándome.

-Me dijiste que me ibas a ayudar.

-No afirmé nada.-me encogí de hombros y me paré. Agarré la mochila y la colgué en mi espalda. Subí un escalón más, dispuesto a irme de allí, pero una mano me paró.

-Vamos, por favor.-Dipper hizo un puchero con sus labios.-¡Nunca te pido nada! ¡Vamos, Bill!-y así fue todo el camino hasta el salón de clases.

-Dipper...-le dije para que parara de hablar, pero siguió insistiendo.-¡Dipper!-le grité. Él paró al instante de hablar.-Está bien. Te ayudaré, pero ya cállate.-bufé. Apoyé mi frente en la mesa que se encontraba frente a mi.

-Sabía que dirías que sí.-alcé mi cabeza y lo miré. Sólo me guiñó un ojo y se sentó a mi lado.

 La profesora de literatura entró al salón con una sonrisa, tan típico de ella. Saqué mi cuaderno,  apoyé mi barbilla en la palma de mi mano derecha y traté de prestar atención; cosa que se me hizo muy difícil al tener a Dipper a mi lado.


-Como amo esta clase.-suspiró Dipper guardando su cuaderno con "sumo cuidado" en su mochila. Por otro lado, yo la odiaba. Mi preferida era arte. Amo pintar y dibujar, aunque es más como un pasa tiempo.

-Que suerte tienes.-dije rodando los ojos. 

-Hablando de suerte; tú tienes la suerte de poder ir a mi casa hoy.-fruncí el ceño confundido.-Ya sabes, por el trabajo de literatura.

-¡Oh, claro!-me pegué una cachetada mental por ser tan idiota. 

-Ah, y para que me ayudes con esto.-dijo sacando dos hojas. Una era mi carta, la otra no notaba muy bien que decía.

-¿Tienes dos?

-Les saco una copia, a cada una de ellas, por las dudas de que se pierdan.-me sonrió y yo abrí mi boca en una gran "O".

-Que astuto, Dipper. Muy astuto.

-Lo sé. Gracias.-rodeé los ojos por su comentario egocéntrico.-Hoy no recibí ninguna carta, es muy extraño.

Abrí mis ojos como platos y sonreí nervioso. Me había olvidado por completo de que debía darle una carta hoy. 

Piensa, Bill, piensa una excusa.

-A-Ah, debo ir al...¡Baño! ¡Ya regreso!-salí corriendo por el pasillo. Doblé al final, justo donde estaba el casillero de Dipper. Me sabía la contraseña ya que él mismo me la había dado. 

Saqué rápido la carta de mi mochila y la metí entre unos libros. Cerré la puerta, trancando de un golpe. Volví a correr de regreso por donde había pasado recientemente. Al final del pasillo vi a Dipper recostado a una pared, mirando su celular con aburrimiento.

Me acerqué a él a paso lento, agarrando una tira de mi mochila. Alzó la mirada de su celular y sonrió al verme allí parado. 

Dipper tiene una sonrisa muy linda. Podía pasar toda mi vida observándola y sé que nunca me aburriría. Porque sé que no es una sonrisa falsa, y eso me gusta. Me gusta que él sea feliz. Eso me hace feliz a mi.

Le sonreí de vuelta. No era una sonrisa como la de él. Era pequeña y sin mostrar los dientes. No me gustaba sonreír mucho ya que no tenía una razón exacta para hacerlo pero cuando Dipper sonreía, su felicidad era transmitida hacia mi.





-yo quiero un Bill, tú quieres un Bill, todos queremos un Bill-.




pins ¡! billdip [gf2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora