Christine
¿Cuál es vuestro primer recuerdo? Aquel que duerme en lo más profundo de la mente, sumergido entre imágenes difusas, a menudo imperfectas y la mayoría de ellas producto de nuestra propia forma de recordarlas y no de la realidad de las mismas. Mi primer recuerdo es la sangre. Recuerdo el calor emanando de mis labios y el sabor a óxido en la lengua, resbalando a través de las comisuras de la boca. Lo siguiente, el grito de mis padres al arrastrarme de debajo de la cama y finalmente la oscuridad, probablemente producto del desenlace del recuerdo. Debía tener aproximadamente nueve meses y me lancé desde la cuna hacia la cama de mis padres, pero no llegué a alcanzarla y acabé deslizándome por debajo, colisionando con el revestimiento de madera de los laterales y colándome por el hueco. El llanto alertó a mis padres, pero no puedo recordar sus voces ni tampoco la calidez de sus brazos al rescatarme, únicamente recuerdo la sangre de la herida que me produje en la boca, tras el choque.
No es un recuerdo poderoso, pero enlaza perfectamente los elementos de mi existencia y vaticina de una forma profética lo que sucedió posteriormente y voy a relataros en estas páginas. Debo empezar por el principio y el principio me lleva irremediablemente a la primera vez que vi a Orión. Yo tenía cuatro años. No sé si su imagen o la imagen que sumerge en mi cabeza es acertada, porque, sinceramente, no puedo asegurar que él no la modificara con objeto de disminuir el horror de aquella secuencia, de aquella noche; Pero es la única que guardo en mi cerebro y por tanto, es la que puedo contaros.
Sucedió en invierno. Vivíamos al este de un pequeño pueblo de una región de Escocia. No puedo recordar el nombre y no he tratado de averiguarlo nunca, quizás, si Orión lo borró de mi memoria, debía tener un motivo y ese motivo me basta para no remover el pasado. La urbanización donde residíamos no debía tener más de doscientos habitantes y la mayoría de ellos únicamente pasaban el verano en ella. Sólo dos de nuestros vecinos colindantes estaban en sus casas aquella noche, y ninguno acudió para ayudarnos. Nuestra vivienda era un adosado de dos plantas, con una fachada blanca y el tejado en una combinación de los colores lila y granate. Las puertas estaban cerradas con llave, pero no forzaron las cerraduras y la alarma no sonó, pese a que la compañía aseguró, a la mañana siguiente, que había estado conectada toda la noche. Sí puedo recordar los rostros de mis padres en aquel instante, sus manos entrelazadas entorno al sofá y la película que había escogido Alan, mi hermano menor. Mufasa acababa de morir y yo trataba de explicarle que no era real, que únicamente estaba sucediendo en la televisión. Mientras sonaba "Hakuna Matata" la puerta se abrió de par en par y un viento helado apagó el fuego de la chimenea. Y ahí fue donde, por primera vez en mi vida, conecté mis ojos con los de Orión. Aquellas iris azules perforaron mi mente abruptamente y quedaron suspendidas unos instantes en mis pupilas, dilatadas a causa de la sorpresa. Una segunda figura irrumpió en la casa y soltó una fría carcajada.
–Bebe –ordenó a Orión, y mi recuerdo termina en ese instante.
No obstante, las pesadillas me han devuelto pequeños retazos. Mis padres murieron aquella noche y también mi hermano Alan. Fueron asesinados por Orión. Todos ellos menos yo. No puedo explicar el motivo, lo desconozco. Lo único que puedo deciros es que mis sueños están invadidos por los gritos de mi familia, que su sangre empaña constantemente mi mente y que después de aquel acto terrible, Orión me cogió en brazos y me llevó a vivir con él.
Y aquí debo hacer un alto. La historia continúa en las siguientes páginas y estoy convencida que merece ser contada, en memoria de aquellos que ya no están a mi lado; pero, te prevengo lector. Ésta no es una historia convencional. Sí, hay amor, un amor que fluye infinitamente a través de estas páginas, un amor exquisitamente confeccionado para aquellos humanos más complejos. Hay bandos, hay una fina línea que separa el bien y el mal, pero también hay tragedia, dolor y muerte. Por tanto, debes plantearte si deseas seguir adelante. Si lo que buscas no está relatado en este prólogo, entonces, es mejor que no continúes leyendo.
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ÍNDIGO
General Fiction¡Ya a la venta! Sinopsis: Christine tenía cuatro años la primera vez que vio a Orión. El vampiro entró en su casa, asesinó a su familia y la secuestró. Durante años, Christine ha crecido sometida a sus normas y su control, odiándolo todos los días...