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El rizado de los orbes verde esmeralda miraba su reflejo en el espejo antiguo de su habitación, mientras hacia esto, con un cepillo, desenredaba su enmarañado cabello, el cuál estaba así por dormir sin recogerlo antes. Mientras el ojiverde seguía peinándose con paciencia y suavidad, su mirada se posaba en una de las instantáneas pegadas en la cartelera de madera qué su madre le había regalado, en esa instantánea podía ver a un chico castaño, con el pelo lacio, mirándolo con una sonrisa y sus resplandecientes ojos azules. Harry no pudo evitar sonreír, sentía qué la mirada del ojiazul era dedicada para él y solo para él, y eso lo hacia alegrarse, ya qué sentía qué su amor era correspondido, y no era un loco de 19 años obsesionándose con un chico secuestrado más en su localidad, además de un abiertamente declarado homosexual. 

Por esa declaración a sus apenas 13 años, su padre le había dado una bofetada fuerte, qué dejo una marca física por días en el rostro del pequeño, y una cicatriz emocional qué hasta ahora le costaba sanar, su padre había sido echado de la casa por su madre tras haber golpeado a Harry, ella amaba a su hijo tal y como era, sea homosexual, o heterosexual, era su niño, el qué tuvo 9 meses en su vientre, y ninguna orientación o pensamiento le haría odiar o tenerle asco a su pequeño querubín, como ella le decía. Harry estaría eternamente agradecido con su madre por interponerse entre él y su padre, evitando qué le haga algo peor, y qué con una fregona y valentía, lo haya echado de su casa por atreverse a agredir a su hijo.

El grito de su madre interrumpió su burbuja de pensamientos, y lo hizo dejar de mirar las fotos de Louis y los recortes periodísticos qué se acumulaban en la pared de su habitación, y apenas había llegado a cubrir la cartelera con la vieja sabana floreada antes de qué su madre irrumpiera en su habitación ruidosamente, haciéndolo igualmente, tirar el cepillo al suelo de la impresión y llevarse una mano al pecho.

  —Hijito, ya esta la cena. -Dijo su madre, con su usual tono de voz sereno y cariñoso, qué solo usaba con el rizado y su hermana, Gemma.

Harry asintió con la cabeza, y tras verlo, su madre cerro su puerta y bajo las escaleras para terminar de hacer la cena. El chico se sentó en la mesa de su viejo ordenador, el cual tras recibir unas patadas empezó a funcionar, y tras una llamada telefónica, fue provisto de Internet. El joven ignoro los ruidos molestos qué hacia su ordenador, y entro a el navegador, donde sus delgados dedos se deslizaron por el teclado, escribiendo en la barra de búsqueda ''Noticias de Louis Tomlinson en Doncaster'', varios resultados aparecieron, y especialmente, imágenes difundidas por la familia, en las cuales Harry se fijo una por una, aún qué ya las hubiese apreciado mil veces y hasta impreso. El chico de los ojos verdes prefería amar a Louis en silencio, ya qué si su madre se enterara, con lo paranoica qué era lo entregaría a la estación de policía, creyendo qué le había hecho algo al joven, hijo de una de las acaudaladas familias de la ciudad. Su mano se dirigió al ratón y pincho en el primer enlace, qué era de la página local de noticias online de su ciudad, y leyó para si mismo el enunciado, y seguidamente, la noticia.

''Caso Louis Tomlinson: Fue hallada su mochila en un terreno baldío, cercano a su hogar''

Por Meredith T. 

Todos conocemos el caso Louis Tomlinson, su familia ha destinado miles de fajos de dinero a la policía, y detectives privados, esperando la rápida aparición de su hijo, y tal parece qué la suma de dinero ha agilizado las cosas, ya qué unos policías privados, traídos del exterior del país, lograron hallar, enterrada y tapada por ramas, la mochila azul del joven, qué en su interior guardaba su teléfono celular, y un extraño mensaje en un papel, qué ya esta siendo descifrado por el personal capacitado en estos casos en la comisaría local. Ampliaremos.''

Harry no pudo evitar sonreír, de forma amplia, al leer esa noticia. ¡Encontrarían a su bebé! Louis dejaría de sufrir y volvería a su ciudad, con su familia, y podría conocerlo, verlo sonreír, tocar sus mejillas.. besarle. Las mejillas de Harry se tiñeron de carmín al tener ese pensamiento, y solo se levanto del ordenador, apagan dolo, y corrió escaleras abajo, intentando serenarse.

Se sentó en la mesa con su mamá, aún qué con pocos ánimos de escucharla hablar del nuevo corte de cabello de  su amiga Martha, o de el dinero qué ahorra usando cupones de descuento, y miró lo qué su mamá había preparado, un plato de pasta, su comida favorita, y le regalo una pequeña sonrisa por esto, y ella inició su parloteo.

  —¡Harry! Hasta qué bajas, te quería hablar del nuevo gatito qué adopto Lizzy, la hija de la vecina, dijo qué podría regalarte a su hermano, son unos gatitos blancos preciosos, hijito, con unos ojos azules herm..

Al sus oídos captar ''Ojos azules'' su cerebro se desconecto, y apareció en su mente la imagen de cierto chico del cuál estaba enamorado, y no pudo evitar sonreír, tanto qué su mamá chasqueo sus dedos frente a su rostro, y Harry sacudió la cabeza, volviendo a tierra.

  —¿Me estás escuchando, hijo? -Dijo su madre, con un tono firme, mirando fijamente a su hijo.

  — Si, mamá, estabas hablando del nuevo gato de Lizzy.. 

  — Eso fue hace 5 minutos, hijo -Dijo su madre, mirándolo mal.- Ahora te estaba contando sobre el chico este, Louis, dicen qué encontraron su mochila en un baldío..

Oh, debes estar jugando, mamá.

Obsession / Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora