Capítulo 02

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El sol entraba a raudales por los pliegues de las cortinas claras de mis ventanas, abrí mis ojos un poco cubriéndome de la claridad, la sombras de los arboles se posaban en el suelo de madera, abrí mis ojos completamente adaptándolos a la fuerte luz de la estancia, miré a la mesa junto a mi cama y observé la hora que marcaba el despertador, siete con diez minutos. Un Bostezo salió de mi boca y me obligué a ponerme de pie para empezar a alistarme y no llegar tarde a la preparatoria, me parecía increíble que ya era mi segundo día.

Caminé directo al lavabo, Cepillé mis dientes y recojí mi alborotado cabello castaño en una coleta alta, Abrí el grifo y puse a templar el agua, luego de cinco minutos me encontraba duchando.

Vestí unos Jeans desgastados y una playera rosa fresca, el día de hoy se pintaba caluroso. Cepillé mi cabello y lo deje caer a mi espalda lacio, agregué perfume con fragancia a Fresas,-mi favorito-  a los lados de mi cuello y coloqué mis gafas, para luego salir a desayunar.

Me despedí de mi madre y me encaminé junto con mi padre hacia el auto aparcado en el estacionamiento del edificio. Al cabo de un rato me encontraba despidiendo de mi papá y dirijiéndome a paso rápido a la preparatoria Brearley.

Atravesé el campus una vez más, y no sentí la sensación del dia anterior, en el que las secuelas del frío de invierno rodeaba mi entorno, al contrario, el sol estaba tomando más intensidad.

Sarah llevaba unos vaqueros y una Blusa blanca, su cabello negro llevaba ondas y un bonito gancho azúl lo hacia resaltar.

Diana no se visualizaba mientras me apróximaba a donde se encontraba Sarah.
La busqué entre la multitud de adolescentes, pero al parecer no habia asistido hoy.
—¡Sarah!—La saludé
—¡Brid!—Respondió ella saludandome con un beso en la mejilla.
—¿Dónde está Diana?
—Tiene cita odontológica.
Asentí y empezamos a Charlar mientras llegaba la hora de entrada al aula.

El sonido ensordecedor del timbre de entrada nos hizo sobresaltar de nuestros espacios. Nos levantamos del césped y nos encaminamos hacia adentro del instituto. Mi amiga no paraba de parlotear algo que ni siquiera atención le prestaba. Mi mente estaba en otro lado.

—Entonces me dijo así pero no lo hice con esa intención...—Dijo a mi lado, le mostré una media sonrisa y un leve asentimiento, a pesar de que no habia escuchado nada.

—Hablamos luego.
Pronunció Sarah depositando un beso en mi mejilla y entrando rápidamente al aula 138.
Me quedé inmóvil frente a esa aula, luego de unos segundos me digné a tomar mi horario y ver en que aula me tocaba ver clases.
Según el papel entre mis manos tengo literatura en el aula 234
y ya voy cinco minutos tarde.

Entre pasillos y adolescentes deambulando logré encontrar el aula, dude unos minutos en abrir, sería humillante que me dijeran a la cara que habia llegado tarde, algo que por lógica ya sabia. Decidí abrir la puerta y me encontré con una muy amargada señora dando la clase de Literatura, que al mirar mi imprudencia se fijó directamente en mí, me examinó de arriba abajo y terminó diciendo lo que temía que dijera.
—Señorita llega ocho minutos tarde a clase.—Dijo mirándo por encima de la pizarra donde se encontraba un gran reloj.

—Lo sé, disculpe, no encontraba el aula.—Dije en mí defensa.

La profesora Casey negó con la cabeza y dió a entender que mi respuesta no era nada convincente.
—Siga adelante.—Culminó diciendo.

Todas las personas del salón estaban en sus mundos, nadie percató que habia llegado tarde, solo algunos, la mayoría estaban hablando en grupos numerosos, algunos escuchaban músicas, otros se encargaban de jugarles bromas a los que estaban sentados en la partes de adelante y solo una persona tenía la vista en mí. Solo una. Justin Green. Me miraba como si hubiése ganado una competencia, su jodida sonrisa victoriosa y pícara estaba entre sus labios, y los hoyuelos en sus mejillas que siempre la acompañaban.

Me precipité a donde estaba mi compañero de mesa y lo miré fijamente retándolo a que me dijera algo, se llevó una mano a su mentón e hizo un gesto de forma pensativa.
—¿No tienes otra cosa que hacer aparte de mirarme?—Pregunté fastidiada.
—No, podría pasarme la vida haciéndolo.—Respondió sonriente.
—¿Por qué?—Repliqué.

—Porque te molesta—Se encogió de hombros.

—Si no me molestaras, Yo no me  molestara. Asi que, no me mires, no me respires cerca, no Nada.Dije Ya irritada.

Él arqueó una ceja y continuó
—¿Qué te hace pensar que te dejaré en paz?

Puse los ojos en blanco y presté mi atención a la clase mientras escuchaba a mi lado una carcajada que brotaba de su garganta.

Imbécil
Pensé.

Varios soplidos y susurros llegaron a mis oidos, sabia que provenia del individuo a mi lado pero no queria voltear a fijarme descaradamente.

Rodé mi cuerpo hacia atras y apoye mi espalda en el espaldar de la silla de mi pupitre, todo con la intención de saber el motivo de los susurros de Justin.

La rubia de adelante coqueteaba con él, mostrando su dentadura y batiendo su cabellera teñida, le decia cosas en susurros inaudibles para mi, mientras Justin le respondía de la misma forma. Lo miré de reojos y observé que le guiñaba un ojo, no pude evitar soltar un bufido que hizo llamar su atención.
—¿Necesitas Algo?—Preguntó.
—Si—Respondí.—¿Quieres dejar el coqueteo para después de clases?
—¿Te molesta?

Rodé los ojos.

—No me dejas atender a la clase.
—Simple, No me mires, no me respires cerca no Nada.—Dijo sonriendo al ver mi expresión, me está respondiendo con lo mismo que yo le dije hace unos momentos.

Reprimí toda la intuición de querer caerle a puñetazos y apreté mis puños con fuerzas a mis costados y el calor me invadió queriendo liberar toda mi furia, pero en cambio me resigné a clavar mis uñas en la carne blanda me mis palmas.

El sonido del timbre interrumpió el coqueteo de Justin y de la rubia teñida, con la furia que casi se me desbordaba recogí mis cosas bruscamente y antes de que pudiera levantar mi trasero del pupitre una fuerte mano tomó mi muñeca haciendome voltear rápidamente.
—¿Qué?
Escupí con brusquedad.
—Pareces que vas a explotar.—Carcajeó Justin.
¿Y?
Una carcajada Brotó de su garganta y volvió hablar: —No te tomes las cosas tan en serio.
—¡Oh! ¿Qué cosas?¿Te parece poco que vivas tu vida amargando la mía? —Escupí

—Oh pequeña, y sólo es el segundo día.—Dijo fingiendo pesar.

Liberé mi muñeca de su agarre y le lanzé una última mirada asesina mientras lo veía sentado con aspecto relajado y admirando todo mis pasos.
—Fue un Placer—Gritó detrás de mí. Traté de ignorarlo y caminé rápido hacia la cafetería.

(...)

—¿Quieres hacer trizas al pobre recipiente de plástico?—Dice Sarah mirándome con expresión sorprendida.

Le devolví la mirada tratando de entender que decía y ella señaló mis manos. Miré entre mis manos y la botella de plástico que tenia jugo de naranja estaba apretujada entre mis manos deteriorándola por completo.
Ni siquiera me habia dado cuenta de la presión que estaba ejerciendo.
—¿Qué te pasa?—Preguntó mi amiga.

Negué con la cabeza,

—¿Qué te pasa?—Insistió.

—Estoy indignada de estar conviviendo con el imbécil de Justin en una misma aula y en un mismo lugar, al parecer su misión "Arruinarle la vida a Bridget" le está yendo muy bien,  ¡Lo acepto está funcionando!—Solté exasperada y liberando toda la furia que me estaba carcomiendo.

Una risita proveniente de mi amiga me hizo fruncir el ceño.
—¿Qué sucede contigo?—Pregunté confundida.

—Los opuestos se atraen.

—¿Qué?Solté sin comprender.
—Que ustedes dos...
—Ni en sueños. Esto no es Magnetismo.—La Interrumpí.

—Pero tú...
—Cierra la Boca.—Escupí entredientes mientras veía que una chispa de malicia surcaba sus facciones.

Mi Querido Rival.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora