El golpe sordo que llegó a mis oidos y el dolor que estalló en mi espalda me hizo abrir lo ojos de inmediato, el sobresalto que tuvo mi cuerpo me hizo reaccionar para darme cuenta que me habia caido de la cama.
Maldije por lo bajo y en un intento de levantarme del suelo, mis pies se enredaron con las sábanas y volví caer, pero esta vez de frente. Gruñí de indignación y pensé unos segundos antes de levantarme. Cuando estaba decidida de levantarme del piso, la puerta de mi habitación fué abierta lentamente dejándo ver a mi madre.
-¡Brid!
Soltó avanzando hacia mi dirección.-Te sientes Bien?
-Si...Solo fué una caida.
Dije con la voz ronca debido al sueño.
-Oh, Brid...estás bien?
-Si, madre.
Sonreí tratando de tranquilizarla.
-Entonces...Te espero a desayunar.
Asentí y sonreí.Cuando mi madre salió de la habitación, toda la sonrisa se esfumó y la punzada en mi espalda se agudizó. Me levanté con todo el cuidado que podía mi cuerpo expresar y tomé las gafas que estaban en la mesa junto a mi cama para luego dirijírme al lavabo.
La impresión que dió mi cabello frente al espejo, no fué nada agradable, aunque fuese lacio en ese momento estaba esponjoso y espeluznante, tenía el mismísimo semblante de la melena de un león.Me dí una larga ducha y lavé mi terrorífico cabello, luego envolví mi cuerpo en una toalla seca seguido del mismo procedimiento con mi cabello.
Vestí unos vaqueros desgastados, una blusa de tirantes negras y unas zapatillas del mismo tono sequé mi cabello y lo dejé caer naturalmente en mi espalda.Recogí mis útiles y los metí en mi bolso, tomé mi teléfono y me encaminé fuera de mi habitación hacia la cocina. Coloqué mis cosas en la isla y mamá colocó el cereal frente a mí. Cuando lo terminé tomé mis cosas de la isla, me despedí de mi madre y me fuí con mi padre.
Esta vez al llegar al instituto traté de no toparme con ninguna de mis amigas, seguí directamente al aula de álgebra y me senté abandonando mis cosas a un lado e impeccionando el vacío salón.
Mis párpados por alguna razón estaban pesados, el sueño que tenía era incomprendible, dormí toda la noche y no me acoste tarde, pero por alguna extraña razón mis ojos pedian un descanso más. Miré el reloj de mi celular y faltaba media hora para que el mar de adolescente y la vieja amargada llegaran al aula. Asi que decidí dormir lo que restaba de tiempo antes de tener mi clase de álgebra.
Me coloqué con mis brazos apoyados en la mesa y apoyé mi cabeza en ellos, cubriéndo mi cara y sintiéndo que mi cabello caía hacia un lado dejándo mi espalda descubierta y ocasionando un escalofrío debido al viento repentino.
Cuando estaba a punto de caer en un ligero sueño, algo fue estrellado a mi lado con fuerza suficiente como para que mi corazón diera un vuelco por el impacto. Levánte mi cabeza de ipso facto debido al aura de paz que poseía hace unos momentos y que fue rota por mi amado martirio Justin Green el cual estrelló su bolso contra la madera de la mesa con la intención de molestarme
La mirada asesina que le dediqué no fue nada natural, me indignó la forma en la que llegó sólo él, nadie habia llegado en ese momento solo el imbécil que arruina a diario mi vida.
-Qué te pasa Grandísimo Imbécil?!?!
Escupí bruscamente.
-Esas palabras no son apropiadas para alguien de tu tamaño. Y además, este es un aula de clases, no tu habitación.
Dijo él con su arrogante actitud.
-¡Vete a la mierda!
Solté amargada.
Carcajadas brotaron de su boca, cuando el olor a loción varoníl inundaron mis fosas nasales y una respiración fué depositada en mi oido seguido de un apacible susurro;
-No te daré el gusto.Mis manos se cerraron en forma de puños y traté de no mirarlo mientras se acomodaba en su puesto. Ni siquiera sabía por que demonios habia llegado tan temprano a clases.
¡¡¡Te odio Justin Green!!!
El calor que se apoderó de mi cuerpo debido a la rabia y la indignación me estaba sofocándo. El sonido que ocasionaban mis uñas al estrellarlas una y otra vez en la madera de la mesa era lo que me detenía a no cometer la semejate locura de caerle a golpes a Justin.
Sabía que él detallaba todo mis movimientos y eso me estaba volviendo loca o quizá nerviosa. La percepción de su mirada en mi, provoca encararlo y preguntarle que diablos le pasa, a qué quiere llegar con todo esto.De pronto su gruesa y espesa voz resonó en la vacia estancia agudizando mi oido.
-Ryan, tienes que dejar de molestarte por todo...
La insolencia que ese individuo posee no es natural, él ocasiona que me moleste por todo, él amarga mi vida, él arruina mi vida.
Qué diablos te pasa Green?!?!
Que mencionara alguna palabra dirijida a mi fué la gota que derramó el vaso. Me puse de pie y lo encaré retándolo a que dijera algo más, su ceño se frunció mientras miraba hacia arriba para poder mirarme a la cara. Una sonrisa se instaló en sus labios.
-Qué haces Ryan?
Preguntó divertido.
Llevé mis manos a la cintura y trataba de reprimirle toda la rabia que tenía mirándolo a los ojos.De pronto se puso de pie frente a mí quedando mucho más arriba de mis hombros, y entonces ahora era él quién me miraba divertido y con atisbo de arrogancia, retándome a que diera el segundo paso.
Estaba como una estúpida frente al larguirucho de Green intentando que no notara que me habia puesto de pie para enfrentarlo.
-Y ahora Ryan? Quién es más Grande?
Me indignaba que se burlara de mi tamaño, creo que medir un metro cincuenta y cuatro no es un delito, pero llegar a matar a una persona sí.
-Ahora qué?
Dije pasando por inocente.
-Que ibas hacer?
Le escuché decir.
-No es de tu incumbencia, no te metas en mi vida.Una carcajada se hizo oír de su parte, claramente dejaba que difrutaba verme molesta y amargada, lo difrutaba tanto que era la alegría de su vida.
En algún momento dejará de serlo.
ESTÁS LEYENDO
Mi Querido Rival.
Teen FictionLos Días Tranquilos de Bridget Acabaron en la Preparatoria Brearley, con su nuevos compañeros del último curso. Una confusión total la llenó de indignación cuando lo bueno, resultó ser una equivocación, cuando pensó que sus mejores amigas quedarían...