Capítulo 7.

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La carrera había dado comienzo pero desde lo alto de la montaña únicamente tenía la posibilidad de ver el tramo final.

Esperé impaciente hasta que fueron llegando varios participantes, el primero fue el novio de Amberle, parecía bueno pero no lo suficiente como para ganarme a mí.

Siguieron cruzando la meta otros tres más hasta que vi aparecer por el fondo a Amberle pero por delante tenía a dos chicos que se perdieron en el camino chocándose el uno con el otro. La princesa lo tenía fácil, estaba solo a unos metros de mí y quedaba un puesto disponible pero su acción me sorprendió. Se paró en medio mirando hacia atrás como si fuera capaz de ver a la persona se quedó en silencio hasta que un chico moreno se puso a su altura, haciéndole la zancadilla hizo que cayera al suelo, golpeándolo con una patada cuando más indefenso estaba. Otro chico apareció detrás y estaba a punto de adelantarla.
Silbé como forma de aviso sin saber muy bien si eso estaba permitido pero tampoco nadie se percató de ello porque todos estaban pendientes de la paliza que estaba dando la princesa.

Amberle reconoció mi aviso y terminó llegando hacia mí, rodeándome con los brazos hasta abrazarme con fuerza.


El sentimiento fue extraño pero tampoco sabía qué decir y parecía que ella tampoco por lo que me limité a darle la enhorabuena aferrándola de la misma forma con mis brazos.
-No sabía que eras tan dura de pelar.
-¿Podemos no hablar de ello? Todavía te queda la fiesta de celebración.
Y con el último comentario que salió de sus labios me dejó trastocada. ¿Una fiesta? ¿Tendría acaso que asistir? Supuse que era una invitación por su parte de alguna forma le di un sentido de agradecimiento por mi entrenamiento y terminé por aceptar.

Seguí a Amberle hasta su habitación, quitándome la túnica al instante en el que entré, escapándose una cara de asco por mi parte que ella vio. Observé su cuarto con la mirada, cada detalle valía la pena de ver hasta que mis ojos volvieron hasta localizar a la princesa que sacó un vestido blanco que me lanzó.
-Es el único que hay de tu tamaño... -Por el tono en el que lo dijo no me molesté, era verdad que no poseía mucha altura pero eso tenía sus ventajas.-
Me cambié de ropa en el baño aislado que tenía de su cuarto mientras ella aprovechaba y hacía lo mismo. Me miré al espejo y estaba realmente bien pero el pelo no pegaba así que me hice un recogido en coleta bastante improvisado pero no tan malo como pensaba.

Salí para encontrarme con ella en el pasillo y allí estaba, tenía el pelo más liso de lo normal, con dos trenzas que le hacían un tipo de corona pero lo mejor era su vestido azul celeste que tenía un abierto por un lado que dejaba ver su pierna a cada paso que daba.
-Estás muy bien. –Comenté sin apartar la mirada de su cuerpo, recorriéndolo de arriba abajo siendo algo descarada.-
-Gracias, tu también estás muy bien, Eretria. –Sus palabras fueron con algo de rin tintín cosa que me hizo sonreír.-

Ambas bajamos juntas las escaleras que daban paso justo al centro de la fiesta pero todas las miradas iban dirigidas hacia Amberle. Abajo le esperaba su chico al que noté que prestaba poca atención pero aún así permaneció junto a él.

Mientras yo decidí acercarme hacia una de las mesas en las que había varias copas con bebida, eligiendo una aleatoriamente que por suerte me gustó.
Divisé con la mirada como la princesa junto a su novio se alejaban de la sala y tomé un gran trago de mi copa. Me sentía molesta, quizás cabreada por no tener la atención de la princesa pero desapareció cuando les volví a ver aparecer a pesar de que seguían juntos y agarrados de la mano.

Un chico moreno se acercó a mí para pedirme un baile y se lo concedí. En realidad no lo hice porque quisiera sino porque esperaba una reacción ante la tente mirada de Amberle y lo conseguí. En ningún momento estaba pendiente de su pareja, más bien se fijaba en mí.


Cuando terminó la canción me dirigí hacia las escaleras para buscar el cuarto de Amberle, cuando estuve mirando cada detalle vi algo que me llamó la atención y ahora que no había nadie tenía que aprovechar para ello.
Al entrar me acerqué hacia uno de los estantes que tenían varias cajas, cogiendo una de ellas en las que había un dibujo hecho con tinta negra por el que pasé las yemas de mis dedos notando el contorno y manchándome algo de ella.


Instantes después escuché la puerta abrirse y con ello apareció la princesa. Escondí detrás de mí el dibujo apretando los labios con fuerza porque por su mirada pude suponer que me había pillado.
-¿De verdad Eretria? Mi tío tenía razón, nunca debí confiar en ti. ¿Ese era tu plan desde el principio? Venir aquí, ganarte mi confianza para luego robar lo que pudieras.
¿Qué...? Espera, me tomé varios segundos en silencio para repasar cada una de las palabras que había soltado por la gran bocaza que tenía. No me dio tiempo ni para hablar, ni explicarme y ya había dudado de mí, de mis palabras. Sabía que no tendría que haber aceptado desde el principio, Q no tenía razón, yo no tenía razón pero lo peor es que ya era tarde para ello.
Saqué el dibujo que estaba ocultando para tirárselo a la cara.
-Sabía que esto no tenía que haber pasado. Una princesa y una Rover, desde el principio fue una estupidez.

Nada más recalcar el tono de mi voz con la última palabra salí de su habitación a paso ligero, no quería pararme y menos para verle la cara otra vez. Con la máxima rapidez posible salí del castillo y cuando estaba algunos metros lejos me deshice del vestido dejándolo en el suelo, con algún que otro pisotón por parte mía hasta que divisé a mi caballo atado a uno de los troncos.

Iba a acercarme hasta que alguien me agarró de la muñeca. Era Amberle, cómo no, que no me dejó hablar porque su don de la palabra comenzó al instante en el que me tenía atrapada.
-He cometido un error, lo siento de verdad, no tenía que haber desconfiado desde el primer momento pero...
-No, cállate y dame mi parte correspondiente del trato. –No quería alargar esto mucho más, mi resistencia estaba siendo cada vez más vulnerable pero al ver la bolsa con monedas que tenía en su mano libre fui directa a alcanzarla con la mano libre que no tenía enganchada.-
-Eretria, por favor, no seas así. Para mí esto no ha sido un error.

Alcancé la bolsa con las monedas, Amberle era consciente de que en ningún momento la estaba mirando a los ojos pero ella no apartaba la vista de los míos. Me aprisionó contra uno de los árboles con su cuerpo, liberando mí muñeca para colocar su mano ahora libre entre mi mejilla y mi cuello, inclinándose hacia mí para poner en contacto sus labios con los míos.
Movía sus labios de forma lenta a la vez que su mano se movió hasta mi nuca entrelazando sus dedos en mi pelo. Seguí su beso varios segundos entreabriendo mis labios, rozando mi nariz con la suya mientras hacía más fuerza con mi cuerpo hasta conseguir apartarla de mí.
Con todo el movimiento que habíamos tenido conseguí quitarle la bolsa y al instante después caminé hacia mi caballo para subirme a él y dejarla allí sin dejar de mirarme.


Nunca había tenido tanta prisa por llegar a la aldea, sabía que me echarían de menos y tendría que contestar a muchas preguntas pero por suerte con la bolsa evitaría cualquier cuestión mayor por parte de mi padre aunque eso era lo que menos me preocupaba ahora.

Amberle me había besado, eso significaba que le gustaba pero tenía novio, pero había desconfiado de mí desde el primer segundo a pesar de haber estado junto a ella en todo momento. Por suerte o por desgracia nunca volvería a verla más, cada una tenía sus tareas pendientes y aunque mis sentimientos ya estuvieran a flote tengo días suficientes como para satisfacer mis necesidades por otros medios

FIN.

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