Capítulo 4.

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Tres días, tres días eran como 48 horas porque si restabas las que eran de sueño y la vuelta al campamento de la aldea se quedaban en eso, dos míseros días para formar un ejército junto a los Rovers y entrar en el punto del lago para librar una guerra por Q.

Eso no iba a suceder, mi padre no sería capaz de siquiera llevarla a cabo si se tratara de mí, pero por él ni mucho menos. Tenía las monedas pero el acuerdo con Quirón se mantenía. Ahora mismo me encontraba junto a la cama de Atom, esperando a que se despertara para contarle lo que había sucedido, no sabía si estaría dispuesto a arriesgarse de nuevo por mí pero tendría que lograr que lo hiciera una vez más.

Por suerte mi padre había salido hace bastante tiempo y eso me daría cierta ventaja para ganar algo de tiempo mientras Atom se despertaba. Con las espadas y armaduras respaldaría las ganancias que tenía en valor de monedas.
Atom comenzó a revolverse sobre la cama, llevándose las manos a la cabeza, justo sobre la nuca que era la parte en la que había recibido el golpe. Parpadeó varias veces hasta conseguir entreabrir los ojos y susurró algo en forma de quejido que no logré entender pero nada más consiguió verme una sonrisa apareció en su rostro.

-Siempre saliendo ilusa, ¿eh? –comenzó a hablar intentando incorporarse por lo que le ayudé cogiéndole por los brazos hasta apoyarle en la almohada.-
-Será que tú eres un blanco fácil. –le acompañé para sentarme a su lado, apartando sus piernas para hacerme más hueco entre ellas.-
-Esa es la pura realidad, ególatra. –Levantó una de sus manos para acercarla hasta mi hombro e intentar darme pero con la lentitud que tenía ahora en sus movimientos me fue muy fácil agarrar su muñeca evitando el golpe.- Bueno dime, ¿qué ocurrió?
-Una chica te golpeó por detrás y se llevó con ella a Q. Hemos decidido ocultar las monedas porque quiere recuperarlas. –Contesté sin andarme con rodeos, fijándome en la expresión de su cara esperando una reacción.-
-No diré nada, pero tengo una condición, dale una buena paliza.


Asentí varias veces con la cabeza, entrelazando mis dedos con los de su mano inclinándome hacia delante poniendo mis labios sobre su mejilla en un sonoro beso además de dejar caer en un pequeño susurro un ''gracias''.


Cephelo irrumpió en el lugar haciendo que tomara distancias entre ambos al instante, hizo una señal con la mano a Atom para que se fuera pero esta vez no le ayudé a levantarse por la tente mirada de mi padre.


-Tu socio te ha mentido, fuimos al lugar y lo único que nos estaban esperando eran varios soldados, ni una pizca de valor nada más que lo traído de armaduras y espadas. –Fui contundente con mis palabras, necesitaba que se creyera totalmente lo que había pasado para después volver a darle otro golpe por el plan de rescate que tenía pensado.-
-Parece que tenemos un traidor entonces, haré que se ocupen de él. ¿Tú estás bien? -Su tono de preocupación me sorprendió, nunca lo había escuchado además de cómo revisaba con su mirada mi cabeza para ver si tenía alguna lesión.-
-Lo estoy, pero mañana estaré todo el día fuera, quiero aprender a usar una espada y pretendía hacerlo sola. ¿Podrías permitírmelo como uno de mis regalos?
De nuevo el tono de súplica ante él, no había nada más que me diera tanta rabia que hablar a una persona de esa forma cuando no merecía ni el mínimo respeto pero quizás también lo había perdido yo, al condenar a un hombre a la muerte cambiando una vida por otra. Quizás eso me convertía en lo mismo que él, una asesina.
-Como desees mi niña.


Nada más terminar la conversación me tumbé sobre la cama para descansar, necesitaba dormir pero no sabía si iba a poder hacerlo teniendo en mente las torturas que estaría sobrellevando Q, las preguntas constantes...

A la mañana siguiente me levanté cogiendo una de las espadas equipándola sobre mi cintura, sabiendo que llevaría más peso pero pretendiendo no dejarme ningún cabo suelto respecto a la excusa que le había puesto a Cephelo anteriormente. Palpé con mis manos mi cuerpo revisando que las dagas estaban en su lugar, cogí la bolsa de monedas y salí hacia el establo para subir a mi caballo.

El rodeo por el bosque duró una hora a caballo, la chica era inteligente al elegir un lugar alejado y conocido por pocos pero lo que me extrañaba es que ella supiera de éste.

Llegué y até al caballo sobre uno de los troncos de árboles, no habíamos concretado ninguna hora pero tenía que estar alerta porque podría suceder cualquier cosa.

Traspasé los arbustos que rodeaban el lago y allí los encontré, Q estaba sentado sobre una de las piedras mientras que la chica estaba a su lado, de espaldas a mí. Si en algo destacaba era por la facilidad que tenía para ser sigilosa. Incliné mi cuerpo hacia delante para mantener el equilibrio y acercarme con pequeños pasos pero ninguno sonoro, mirando al suelo para no pisar en ningún caso alguna rama que pudiera crujir y delatarme.

Estaba detrás de la chica y sin pensar agarré una de mis dagas para colocarla sobre su cuello, apretándola contra él hasta llegar al punto de rozar la hoja contra su piel.

-¿Amberle Elessedil? No sabes el gusto que tengo de conocerte y más en esta posición. –La sonrisa que me produjo la situación era imborrable pero desapareció cuando escuché las palabras de Q.
-Eretria, déjala, estoy bien, ¿ves? –Giré el cuerpo de ella para moverme yo también y observarle, estaba igual que la última vez, no había sufrido ningún daño pero incluso con esas me parecía que había gato encerrado.-
-Hemos llegado a un acuerdo. –Habló esta vez Amberle.-
-¿Te he dado acaso permiso para hablar? –Elevé mi tono de voz dándole la vuelta para agarrarla con mi mano libre por el pelo, haciendo que se formara una mueca en su rostro por la fuerza que había empleado para darle un fuerte tirón.
-¿Con quién te crees que estás hablando, Rover? –Llegó a mi tono de voz para gritarme de la misma forma, sorprendiéndome por la rapidez de sus movimientos y lo fácil que le resultó quitarme la espada que tenía cargada para empuñarla contra mi cuello.-
Mi daga sobre su costado, su espada en mi cuello y la primera que hiciera un movimiento podía acabar destrozada.
-¿¡Queréis parar!? –Esto parecía un recital de voces porque cada una era más grave que la anterior y la agresividad seguía en el ambiente pero Q no dejo de hablar.- Tú le devolverás las monedas y la ayudarás con un entrenamiento que tiene pendiente de no sé qué de los Elegidos. ¿De acuerdo? Ahora por favor, podéis bajar esos objetos puntiagudos y actuar como señoritas y no unas rebeldes.
Mi expresión cambió al instante radicalmente al escuchar sus palabras, primero porque parecía una persona distinta completamente, actuaba de forma extraña y nunca llegaba a mirarme a los ojos como antes pero sobre todo porque tendría que ayudar a aquella sabandija. Ambas bajamos nuestras armas y antes de que pudiera hablar comenzó ella.
-No es que necesite tu ayuda pero tu hermano me ha comentado que necesitas monedas y a mí me sobran, básicamente te ofrezco un trabajo más honrado del que puedas presumir en tu vida, mendiga. –Una de sus cejas se levantó adoptando una expresión chulesta, dándome ganas de acercarme y recordar la paliza que me había recomendado darle Atom pero me controlé por Q, sabía porque hacía esto pero tendríamos una conversación pendiente después.-

Escupí sobre mi mano ofreciéndosela a ella para formar un acuerdo entre las dos, viendo su cara de asco ante mi gesto sin poder evitar morder mi lengua de la risa. ¿De verdad creía que esto era necesario para formar el acuerdo? En realidad, tenía curiosidad por si se atrevía a ello y lo hizo.

Ahora no sabía si me daba más asco a mí porque nuestra saliva estaba en contacto.

-Aquí todos los días a esta misma hora.

Finalizó Amberle, despegando nuestras manos y cogiendo de la parte trasera de mi pantalón la bolsa con monedas, viendo cómo se despedía de forma cariñosa con Q.

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NECESITO VUESTRAS OPINIONES Y APUESTAS AL TERMINAR DE LEERLO, NO SÉ SI ME HA GUSTADO MÁS A MÍ ESCRIBIRLO... JEJEJEJE.

''Into the woods; Into the palace''. [PRINCESS ROVER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora