Ya hacía rato que acabó la película, nos proponemos recogerlo todo ya que no estaría bien dejarlo allí para que su madre lo recogiera. Cojo el vol de palomitas vacío y dentro deposité algunos paquetes de gominolas y me propuse dejarlo todo en la cocina que estaba justo detrás del salón. Pero Alex no me dejó colocar nada en su sitio, se puso a jugar conmigo, llega y me agarra de la cintura provocando un enrojecimiento instantáneo de mis mejillas, pero, en lugar de hacer lo que yo estoy deseando, empieza ha hacerme cosquillas. Yo tengo mucho aguante, pero con las cosquillas no puedo, tengo muchísimas y ella lo sabe.
-... Alex....ja..ja....aaaleeeex -consigo decir reprimiendo cómo puedo la risa y retorciendome cómo una lagartija a la que intentan atrapar.
-¡ Anda! -Exclama divertida -¡Si se sabe mi nombre! - No puede evitar una carcajada dulce aunque pícara.
-Po...por..favor...paraaaa....jajaj..- Ya no puedo más no se que hacer y solo se me ocurre algo que tal vez no sea buena idea.
Me giro bruscamente y consigo con lágrimas en los ojos (de la risa) acorralarla entre la pared y mi cuerpo, que se cierne sobre ella peligrosamente cerca.
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Cuatro Minutos
Teen FictionLos cuatro minutos más intensos que no olvidaría jamás. Un relato donde solo se refleja los cuatro minutos que se recuerdan de cuatro meses de tension y sentimientos a flor de piel.