CUANDO Anaïs se despertó aquella mañana sabía que no iba a ser un día fácil pues, si no era ya difícil ser la chica nueva en el colegio, ser la chica nueva en el colegio a mitad de curso definitivamente se llevaba el primer premio.
El despertador sonó exactamente a las siete de la mañana y Anaïs tuvo que hacer un esfuerzo inmenso para alargar el brazo y parar el molesto sonido. Abrió los ojos lentamente, intentando acostumbrarse a la luz pero no sirvió de nada. Giró sobre si misma y dejó escapar un gruñido.
Cuando se sintió preparada para volver a intentarlo, abrió los ojos de nuevo y se los frotó suavemente, como si así pudiera arrancar el sueño de ellos. Bostezó sin quererlo y trató de incorporarse, aunque le costó más de lo esperado. Cuando ya estuvo sentada sobre el colchón pasó los dedos entre su pelo, deshaciendo los pequeños nudos que se habían formado.
Unos minutos después decidió que ya había perdido suficiente tiempo y se puso de pie para empezar con el tedioso día que le esperaba.
Una vez el agua de la ducha estuvo lo suficientemente caliente, se quitó rápidamente el pijama y la ropa interior dejándolo todo sobre el lavabo y llevó las manos a su pelo, haciendose un moño alborotado para evitar que se mojase.
Cuando se metió en la ducha un suspiro de placer se escapó de su boca, sus músculos destensándose a medida que el agua iba cayendo sobre ellos. Frotó el gel olor lavanda sobre su piel y no puedo evitar quedarse un par de minutos mas de los debidos bajo el agua, los dedos de sus pies encogiéndose.
Cuando por fin salió de la ducha, fue hacia su armario y dio gracias por haber sacado algunos de sus conjuntos favoritos la noche anterior pues si hubiera tenido que estar buscando su ropa a esas horas de la mañana y con tan poco margen de tiempo, le habría dado algo.
Tras haber escrutado cada prenda, decidió que el único conjunto que valdría para un primer día de colegio como aquel era su falda negra con estampado de flores rosas, su camisa color burdeos, unas medias semi transparentes del mismo color y sus zapatos favoritos. Abrió maleta rápidamente en busca de su chaqueta morada y cuando la encontró, se dispuso a bajar las escaleras para desayunar.
Anaïs abrió la nevera y sacó un kiwi y un yoghurt, después cogió un cuchillo y se dirigió a la mesa.
Damian aun seguía en pijama, pero parecía a punto de acabar sus cereales con leche. Y es que era costumbre que ella se duchara y vistiera primero para después tomar el desayuno y que él lo hiciera al revés.
Notaba la mirada de su hermano sobre ella pero trató de ignorarle lo mejor que pudo mientras cortaba el kiwi en trocitos y se los llevaba a la boca. Sabía que si cedía y le miraba, terminaría perdonándole por su arrebato, tal y como hacía siempre, sin obtener apenas una disculpa.
"Buenos días" su padre entró a la cocina con una sonrisa en los labios y se sentó, sirviéndose cereales y leche en un bol "¿nerviosos por vuestro primer día de clase?"
Anaïs sonrió irónicamente "¿cómo se te ocurre pensar que el primer día en un colegio que no conocemos y a mitad de curso podría provocarnos algún tipo de nerviosismo, papá?" preguntó y aunque no quiso mirar, supo que Damian había sonreído.
"Así me gusta, unos hijos positivos."
Ambos hermanos rieron ante su comentario, haciendo que él sonriera satisfecho.
Anaïs miró a Damian "ve a ducharte ya o llegaremos tarde al colegio" su hermano gruñó con la mención del centro, haciendo que la chica arqueara una ceja "y no olvides que tenemos que ir a hablar con el director antes de clase."
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La chica que lo intentó | sebastian stan
Teen Fiction❝¿Quién demonios eres?❞ ❝wow, ¿besas a tu madre con esa boca?❞ COPYRIGHT 2016 © lethe-c