Durante cinco años seguidos después de Excálibur, Ronald continuó la investigación de Sobrevive para determinar eficazmente si había más que se podía derivar, extrapolar o discernir. De especial mención en esta trayectoria fue su expedición de 1940 hacia las tierras indias de la Costa Norte frente a la Columbia Británica, y su investigación de la mitología como vehículo para la supervivencia cultural, esto es, el mito como medio para perpetuar la identidad tribal. Había llegado a estar sumamente fascinado con aquellos mitos cuyas raíces parecen haber surgido de hechos reales, por ejemplo, el mito casi universal del diluvio inspirado, aunque esto sea discutible, en vagos recuerdos del final de la última era glaciar. Pero principalmente, y en particular con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, se hace hincapié en la funcionalidad. Es decir, ¿qué podría tomarse, para su aplicación como terapia funcional, a partir de Sobrevive?
La respuesta fue, desde luego, Dianética, pero la ruta fue tortuosa y finalmente condujo a través de muchísimo más: a un examen exhaustivo de toda la teoría psicoanalítica, una revisión extensa de las teorías de la neurología de esa época, un estudio celular adicional y una serie de pruebas extraordinarias sobre los vínculos existentes entre la hipnosis y la falta de cordura. Sin embargo, si sólo repasamos los hechos más significativos, entonces nuestro siguiente paso se encuentra en el pabellón de recuperación del Hospital Naval de Oak Knoll, donde el entonces Teniente L. Ronald Hubbard pasó más de ocho meses a lo largo de 1945.
El tema que estaba en juego, específicamente, era el destino de quince exprisioneros de los campos de concentración japoneses, quienes, después de casi morir de hambre en el transcurso del confinamiento, se encontró que no podían asimilar proteínas aún bajo un tratamiento intensivo de testosterona, generalmente efectiva en miles de casos como aquél; estos quince desafortunados continuaron, en general, a punto de morir de inanición. En respuesta, y después de un extenso examen del vínculo endocrinológico con la asimilación de proteína, L. RonaldHubbard propuso una teoría crucial: "Si la mente rigiera al cuerpo y el cuerpo no rigiera a la mente", explicó, "entonces, el sistema endocrino no respondería a hormonas si existiera un bloqueo mental". A partir de ahí, procedió con la primera aplicación formal de las tempranas técnicas de Dianética, y así literalmente salvó la vida de esos quince exprisioneros. También dedujo de esto una formulación genuinamente memorable, es decir, el pensamiento tomó precedencia sobre lo físico... o como él célebremente lo expresó: "La función controla la estructura".
Sin embargo, las más grandes implicaciones filosóficas de esta afirmación, por lo general no mencionadas, son aquí específicamente pertinentes. Por ejemplo, con la llegada de los primeros antidepresivos que se emplearon extensamente al final de la década de los años cuarenta, y las sucesivas generaciones de drogas psicotrópicas en las décadas de los cincuenta y sesenta, la mayor parte de lo que denominamos terapia mental se convirtió en un asunto farmacéutico. Específicamente, la ecuación era esta: dado que toda vida puede en última instancia definirse en términos fisiológicos (la estructura controla la función) entonces todo pensamiento, sentimiento y emoción es sólo una consecuencia de la fisiología. Y si encontramos que esas emociones son penosas, entonces alteramos la química con drogas. Hoy en día, desde luego, la consecuencia de esto ha llegado a ser grotesca, con un gasto en drogas a nivel mundial, mayor que la alimentación, ropa y vivienda juntas. Pero aun considerando la ecuación filosófica que subyace en esta visión química del mundo, la conclusión es, al considerar todo ello, sombría. Porque dada la visión materialista del hombre como un producto de recombinación química a través de la selección natural, entonces lo máximo a lo que podríamos aspirar es a la meta de la selección natural: una adaptación a nuestro medio ambiente, con un razonable éxito... la cual, incidentalmente, sigue siendo la gran meta de toda la salud mental del siglo XX y de una industria farmacéutica de sesenta mil millones de dólares: volvámonos razonablemente bien adaptados antes de que la muerte nos vuelva a convertir en un montón de sustancias químicas en descomposición.
Lo que siguió a la revelación central en Oak Knoll fueron las primeras páginas de Dianética: La tesis original (publicada actualmente como Las dinámicas de la vida) y, con cierta ironía, lo que vino a ser una carta de notificación a la Asociación Psicológica Americana. Con respecto a lo anterior, permítasenos añadir que La tesis original contiene las primeras formulaciones acerca de Dianética, e iba dirigida principalmente al lector profesional. Aunque no se publicó de inmediato, circularon copias mimeografiadas entre colegas quienes, a su vez, mimeografiaron o volvieron a mecanografiar el manuscrito y lo pasaron a otros. De esta forma, y en un tiempo extraordinariamente corto, el trabajo produjo una notable respuesta. Por ejemplo, el autor y editor John W. Campbell Jr., contaría cómo volvió a mecanografiar febrilmente desde la página uno, para enlazar con el trabajo de una secretaria que mecanografiaba desde la última página hacia atrás, en el transcurso de una sola noche. Al mismo tiempo, y refiriéndose a algo más pertinente, Ronald contaría cómo recibía sacas enteras de correo solicitando más información.
De manera inevitable, hubo varias discusiones sobre la mejor forma de llevar Dianética al mundo, y también inevitablemente, el consenso se dividió. Aunque Ronald originalmente había concebido Dianética como una terapia popular, "para la gente y de la gente", como él en última instancia describiría su trabajo, no estuvieron de acuerdo ni Campbell, ni el Dr. Joseph Winter de Michigan. Más bien, según palabras del ingeniero Donald Rogers, de Western Electric: "Tenderíamos hacia un acercamiento orientado a dejar caer gota a gota", con lo que quería decir que Dianética tendría una utilización más amplia si se presentaba primero a aquellos que estaban lógicamente más preparados para apreciarla, esto es, el establishment médico y de la salud mental. Si Ronald aún no estaba totalmente convencido, cumplió, sin embargo, con cuatro cartas: una para la Asociación Médica Americana, otra para la Asociación Psiquiátrica Americana, otra más para la Sociedad Gerontológica y la que se reproduce aquí. En una breve explicación, comentó posteriormente: "Esto era lo apropiado, y lo hice"; y respecto a la respuesta que llegó al final: "La AMA simplemente me escribió: '¿Por qué?' y la APA contestó: 'Si esto llega a tener algún valor estoy seguro de que tendremos noticias de ello en un par de años'".
De hecho, tuvieron noticias de ello en trece meses, con la publicación del que ha llegado a ser el libro de autoayuda que más se ha vendido en el mundo, en todos los tiempos. Dianética: La ciencia moderna de la salud mental. Además, y de manera predecible, tanto la Asociación Médica Americana como la Asociación Psiquiátrica Americana invirtieron al final considerable tiempo y energía tratando de apropiarse de Dianética para obtener ganancia económica y, al no lograrlo, intentando enterrarla. Pero en cualquier caso, nos encontramos ante un acontecimiento filosófico de enorme importancia, ya que aquí, y no en términos dudosos, había una filosofía que funcionaba.
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Excalibur una puerta al manicomio
EspiritualLa obra no está publicada, pero su autor, fundador de la Cienciología, la hizo circular entre su círculo de amigos íntimos y algunos iniciados en la cienciología, los cuales fueron víctimas de una especie de locura tras leer el libro, por lo que fue...