Hanamiya es diferente.

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—Entonces, Kuroko, ¿te gusto el zoológico? —Hanamiya preguntó cuando iban camino a la salida, realmente el paseo por las iguanas no fue lo último que hicieron, pues después de eso volvieron a comer algo y se acercaron a ver a los pandas. Claramente a estos no los tocaron. 

Hanamiya ya no tocó la mano de Kuroko en todo ese trayecto, y Kuroko se preguntaba por qué ya no lo intenta, puede que en un principio eso le hubiese agrado, después de todo el contacto físico no era lo suyo. Pero ahora que se daba cuenta de el verdadero ser de Hanamiya...

—Me gusto mucho, Makoto-san. Te agradezco la invitación.— Le dedico una sonrisa y una mirada de alegría, en ese momento pensó lo tonto que había sido al no haber aceptado desde la primera vez. Incluso eso le hubiese ahorrado problemas con Teppei.— ¿A ti te gusto?

—Ya te lo había dicho, esperé mucho tiempo para para esto, y con sólo estar a tu lado me has hecho feliz.—Hanamiya se detuvo un momento tras lo dicho—Kuroko, espera un momento, he olvidado algo.—No esperó a la respuesta del contrario y corrió a una tienda que estaba a poca distancia de ahí. 

A Kuroko no le dio tiempo de poder responder por lo que sólo asintió y espero el regreso del otro, mientras eso pasaba, Kuroko pensaba en lo que anteriormente escucho de parte de Makoto. ¿Qué es lo que hubiera dado como repuesta? Probablemente un "Me has hecho feliz" o "me alegra que fuese contigo" algo así, algo que en verdad pensaba ahora. 

Hanamiya regresó corriendo a la misma velocidad que se fue, y cuando llego frente a Kuroko sólo soltó un suspiró para regresar a su estado normal. Tomó la mano de Kuroko sin decir algo al respecto y la volteo para que la palma quedase a la vista. Por un momento Hanamiya contempló esta, le hubiese gustado tomar la mano un día más, pero era obvio que eso no iba a pasar. Pero de igual manera, dijo que iba dejar de amar al pequeño celeste, y él lo iba a lograr. Pensó que a fin de cuentas Kuroko no era la gran cosa, que había sido un gusto momentáneo, uno en donde por causa de su felicidad y calidez le emociono por primera vez. Por lo que podía ser que realmente no le gustaba tanto Kuroko. Quizá y era sólo una simple atracción, algo que el mismo creo como una obsesión. ERA ESO, tenía que serlo, porque Hanamiya se la paso pensando a voluntad todo el tiempo en Kuroko, y lo halagaba por todo, por el simple hecho de ser él. Pensado eso se sentía como antes. Como ese viejo Hanamiya que siempre demostró. Pero aún así, él quería aún a Kuroko. Y le dio en la palma de la mano un pequeño llavero de león. —Es un recuerdo.—Hablo con una sonrisa.—Un recuerdo por este día. 

Kuroko guardó silencio mientras miraba al llavero de león que estaba posado en su palma, lo miraba a detalle, pequeño y adorable llavero.—Makoto-san, no tenías porque tomarte tantas molestas, es, es en verdad un muy bonito recuerdo. Lo atesoraré.—Dijo esto con una sonrisa llevándose el llavero al pecho.  

—No te preocupes, vi tu mirada al tener a los cachorros, y pensé que te gustaría algo que te recuerde a ellos. ¿Nos vamos? No olvides que tenemos un partido pendiente.— Miro su reloj y al ver la hora se sorprendió, no pensó que el tiempo fuera tan rápido.— Vaya que es tarde. 

—¿Qué hora es? Makoto-san.— Preguntó guardando el llavero para después colocarlo junto con si llaves.—Da tiempo de jugar, ¿No es así?. 

Hubo un silencio incomodo en el lugar, pues Teppei no había despegado los ojos de Hanamiya ni siquiera para parpadear y había cerrado el puño con tanta fuerza que daba pequeños espasmos visibles, había forzado la garganta y se había puesto increíblemente regido. Teppei esperaba la respuesta, y al no dársela ni siquiera Kuroko le provoco aún más rabia, si ver a Makoto era molesto ahora verlo junto con su compañero de equipo, y aún más de una manera tan sospechosa. ¿Por qué estaban juntos? 

Hanamiya es diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora