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Scream

Caminaba con sigilo, pisando con sumo cuidado para entrar a los arbustos. Siempre tratando de pasar desapercibido mientras contenía la respiración. Escucho a alguien acercarse, lamió sus colmillos instintivamente.

Cuando ya estaba a su alcance saltó.

—¡Boo! —Grito con fuerza mientras alzaba los brazos para lucir más aterrador.

El pequeño niño castaño frente suyo salió corriendo en un segundo, casi llorando del susto. Dejando atrás una bolsa con forma de calabaza repleta de dulces. Zayn sonrió y se sentó a comerlos, sin importarle que alguien lo hubiera visto. Y para su suerte, nadie lo hizo.

Estaba usando un elaborado disfraz de hombre lobo, el cual utilizaba para ahuyentar a los niños y conseguir algunos dulces. Aunque ese nunca fue su plan inicial. El sólo quería divertirse con sus amigos, hasta que se rieron de su "adorable" disfraz y decidieron no llevarlo a la fiesta con ellos.

¡Que se jodan!

Pensaba para sus adentros, al mismo tiempo que lamía una paleta. Él no era adorable, por ello asustaba a los demás para probarlo. Le gustaba oír los gritos atemorizados de los niños, las risas le resultaban falsas y molestas.

Continúo admirando el botín de caramelos que tenía y mordió con fuerza el chocolate que ahora sostenía en su mano. Cuando pudo reconocer una risa no muy lejos de donde se encontraba. Busco en todas direcciones -sin preocuparse en ser discreto- encontrando al mismo niño castaño de hace rato, pero ahora estaba sonriendo mientras un chico rubio le daba chocolates, acariciando su cabello.

Sintió un sentimiento abrumarlo al ver sus ojos azules como el cielo; cosa que atribuyo al hecho de haber comido demasiados dulces. El delgado chico estaba disfrazado de vampiro; con sus colmillos y larga capa negra que lo hacía ver más pálido de lo que era. Se veía perfecto.

Entonces escucho un ruido y un gruñido brusco en los arbustos detrás de suyo, lo que le heló la sangre, incluso podía jurar sentir su -falsa- cola lobuna tiesa del miedo. Para cuando se dio cuenta, un pequeño niño-lobo rubio lo "atacaba". Al parecer quería los dulces que aún le quedaban en la calabaza plástica.

—Oh no, ni lo pienses. Yo gane esto por mi cuenta. —Alzó la calabaza, lo suficientemente alto para que estuviera fuera del alcance del pequeño.

Este le mostró un puchero, uno que Zayn no pudo resistir.

—Bien, bien. Aquí tienes pequeño ladrón.

Le entrego todos los dulces, ya no los quería de igual forma. Pero el pequeño lobo se sentó a su lado, ofreciéndole una barra de chocolate. Causándole una sonrisa a un ojiazul que veía todo desde lejos.

—Parece que le agradas —Murmuro llegando junto al morocho que estaba junto a su sobrino Theo.

—Eso creo —Zayn le guiño un ojo—Así que... ¿te gusta crepúsculo?

Pregunto inocentemente, haciendo referencia a sus vestuarios. Causándole una carcajada a Niall. Zayn amó las risas desde ese día. Sobre todo, la de Niall.