CAPÍTULO 46

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Lauren estaba sobre el colchón de la cama, tendida boca abajo, besando las mejillas de Mike que se reía pataleando y haciendo difícil la tarea de vestirlo a Camila.

-Lauren, déjalo. –Se rió. Pero la oji verde no iba a parar. Mike le tomaba la cara entre sus manos y Lauren movía su cabeza hasta tener una de las la manitos de su pequeño contra sus labios donde dejaba besos sonoros haciendo reír al niño.

Al ver que Mike tiraba si cuerpo hacia arriba intentando llegar más cerca de Lauren, Camila lo dejó solamente con una remera y su pañal puesto. Aquellos dos no iban a parar en un buen rato. Ya era algo normal que Camila no pudiera vestirlo o hacer algo con él, porque Lauren siempre se llevaba su atención, el niño sólo necesitaba escuchar la voz de su madre para comenzar a buscarla con una sonrisa y hasta que Lauren no se hacía notar, el pequeño no dejaba de buscarla.

Camila amaba verlos reír a ambos, amaba la forma en la que Lauren lo trataba, le hablaba, le enseñaba a hablar en vano, porque Mike simplemente se dedicaba a observar a Lauren y reírse por nada en especial.

Lauren siempre decía que esa costumbre de sonreír y reír todo el tiempo la había heredado de Camila, porque ella era así, siempre sonreía, estaba feliz y contenta, al igual que Mike.

Para la oji verde tener a dos personas así en su vida era muy importante, ellos dos eran importantes en su vida.
Lauren no se hacía ni idea de lo que sería estar lejos de su bebé y su esposa. Los amaba tanto, pero tanto así como Camila a ellos.

Con una sonrisa en su rostro gracias a la escena de hace unos segundos atrás, Camila decidió que sería buena idea recoger los juguetes que Mike y Lauren habían dejado por toda la sala. Justo cuando estaba terminando, el timbre sonó.

Abrió y ella no sabía qué hacer o decir cuando vio a Verónica en la puerta.

-Hola, Mila. ¿Está Lauren? –Preguntó la latina en voz baja. Camila asintió en silencio.

-Entra, espérame un momento. –Murmuró antes de subir las escaleras. Entrando a la habitación, vio que Lauren ya había vestido a Mike y ahora lo tenía sentado sobre la cama mientras le pedía que dijera mamá. –Lau. –La llamó, su esposa se giró para verla de inmediato. –Emm. Vero está en la sala. –Soltó.

-¿Vero? –Camila asintió. Vio a Lauren quedarse en silencio un momento. La morena cargó en sus brazos a su pequeño hijo y luego miró a Lauren.

-Hey. Va a estar todo bien. Solo quiere hablar contigo. –Lauren asintió tomando la mano de Mike, quien intentaba volver a colocarla sobre los labios de su madre para que le diera más besos. La oji verde sonrió mordiéndose el labio y sujetando a Mike de los brazos para tenerlo quieto mientras dejaba un beso en su mejilla.  –Mamá regresará pronto, cariño. –Le dijo Camila a Mike que le dio una mirada antes de esconder el rostro en su cuello haciendo reír a Camila y Lauren.

-Ya regreso. –La morena asintió mientras veía a Lauren salir de la habitación.

Bajó las escaleras dirigiéndose a la sala y cuando entró vio a Vero parada a un costado del sillón más grande. Lauren no pudo evitar pensar en que aquella morena se veía… realmente mal.

-Hola, Lauren. –Saludó en voz baja. La oji verde observó lo cansada que se veía Verónica, tenía ojeras bajo sus ojos y lucía enferma.

-Hola. –Devolvió el saludo sentándose en uno de los sillones y haciendo una seña a la latina para que se sentara también. –¿Qué te ha pasado? –Verónica bajó su mirada a su regazo, donde tenía sus manos juntas jugueteando con ellas.

-Perdí el control, Lauren. Necesito que me ayudes. –Lauren negó soltando una risa sarcástica.

-La última vez que lo intenté, hiciste que el tipo que me drogaba se acercara a mi, me diste más droga y luego te fuiste, me dejaste allí. Dime algo. ¿Tu fuiste quien le dijo a Wess que tenía un hijo y que estoy con Camila? – La latina negó.

-No. No. Yo no hice eso. Yo no sabía que él era, Lauren. Lo siento. No debí darte esa mierda. –Se lamentó. Ella se sentía horrible por haberle hecho aquello a su amiga.

-No. Tampoco debí aceptar. –Lauren suspiró. –¿Qué haces ahora?

-No tengo nada. –Verónica no pudo contener más las lágrimas, ahora caían por sus mejillas. –Yo sólo quería decirte que lo siento. Y quería que le des esto a Lucy. –Le tendió un sobre blanco, Lauren lo tomó. –Dile que lo siento también… Y que la amo.

-¿Por qué no se lo dices tu? –Lauren se levantó de su sillón y se sentó al lado de Verónica, para darle un poco de consuelo, sabía que lo necesitaba, la oji verde conocía demasiado a su amiga como para saber que ella realmente la necesitaba. Vero negó secando sus lágrimas.

-Ella no debe querer verme. Seguro me odia. Quizás cuando esté recuperada yo la busque, pero no quiero que me vea así.

-¿Qué? ¿Recuperada? ¿Vas a internarte? –Verónica asintió. –Por Dios, Vero. ¿Cómo hiciste esto en tan poco tiempo? ¿Cómo es que ya no puedes controlarte?

-Yo no lo sé, tu sabes como es esta mierda, Lauren. Si lo hiciste una vez en algún momento vas a caer otra vez. De alguna manera lo hacemos. Porque somos adictas. Yo voy a internarme por tres meses, confío y voy a dar todo por estar bien en ese tiempo. –Lauren asintió.

Las palabras de la latina se quedaron en la mente de Lauren por algunos segundos, eternos segundos. Mentalmente negó, ella no iba a caer otra vez, por suerte ella aún podía controlar esa “adicción” aunque no lo hacía seguido, realmente no hacía más que… Bueno, alguna vez fumar marihuana a escondidas, nadie sabía de eso. Ella se sentía culpable y mal, porque si su esposa se enteraba… Probablemente la iba a lastimar otra vez, de todos modos, ella estaba segura de que no iba a caer en esa mierda otra vez, ella podía controlarse, siempre lo hizo.

-Yo voy a darle la carta  a Lucy y… espero verte pronto. –Vero asintió limpiando más de sus lágrimas. Lauren la rodeó con sus brazos y la latina se dejó abrazar.

Vero no se había dado cuenta de cuánto necesitaba un abrazo hasta que Lauren la abrazó.

-Lo siento. –Murmuró otra vez.

-Está bien, Vero. Tienes que  recuperarte para ir por Lucy. Por favor. Ella está como la mierda también.

-¿Aún me quiere?

-Yo no lo sé, pero no es la misma desde que te fuiste. Quizás si te extraña y aún te quiere, pero comienza tú en averiguarlo, ponte bien y luego ve por ella. –Vero asintió.

-Gracias. Gracias por escucharme. –Lauren le dedicó una pequeña sonrisa alentadora.

-Todo va a estar bien. –Le dijo acariciando las mejillas de Vero con cariño.

-¿Y Mike? –Lauren miró escaleras arriba.

-Está con Camila, terminábamos de bañarlo. –Vero sonrió apenas.

-Espero que esté bien. –Lauren asintió.

-¿Quieres verlo?

-Yo no me siento bien y además, sólo tengo un par de horas para llegar a la clínica.

-¿Es hoy? – Verónica asintió. –Entonces suerte.

-Gracias, Lau.

**

-Señora, Jauregui… -Lauren dejó de teclear en la computadora para atender el llamado de su secretaria por el intercomunicador.

-Dime. –Aquel día había estado siendo horrible. Y no estaba de humor.

-Tiene visitas.

-Te dije que no estoy para nadie, ¿acaso no me… -Se detuvo cuando escuchó una carcajada del otro lado, conocía demasiado esa risita tan adorable. –¿Es Mike?

-Si, si lo es. –Habló en voz baja. Rápidamente se arrepintió de haber tratado así a Bea, ella no tenía la culpa de su estúpido día.

-Lo siento, Bea. Deja que pasen.

-Pues claro que vamos a pasar. –Escuchó la voz de Camila por el aparato y sonrió.

Algunos segundos después la puerta se abría mostrando a su esposa y a Mike en sus brazos. Lauren sonrió al ver al niño con el chupete en la boca, pero Camila se lo quitó y su pequeño al ver a Lauren, sonrió, desesperado por que su madre lo cargara comenzó a mover sus brazos en dirección a la oji verde.

-Hola, campeón. –Le dijo Lauren, soltando una carcajada cuando Mike se escondió en el cuello de Camila mientras sonreía al ver a Lauren acercarse con cautela.

-Es mamá. –Le susurró Camila.

-¿Tu estabas extrañándome? –Mientras cargaba al niño en brazos, susurró para él. Mike sonreía a Lauren llevando sus manitos a la cara de su madre, como siempre lo hacía para que ella le dejara besos allí.

Lauren sintió a Camila abrazarse a ella, dejando un beso en su mejilla. Sonrió mirando a su esposa. Se veía tan hermosa con jeans celestes, una camisa de Lauren negra que tenía estampado el nombre de una banda (la oji verde ya no se molestaba en decirle a Camila que no le usara la ropa, porque era en vano, siempre iba terminar perdiendo) y su cabello suelto como siempre. A veces Lauren no podía creer que una mujer tan hermosa, perfecta y delicada como Camila estuviera a su lado, que fuera su esposa, suya.

-Hola a ti también. –Dijo inclinándose a Camila que se acercó también, ansiosa por probar de los labios de Lauren. –¿Qué hacen por aquí?

-Nada. Sólo quería verte. –Le contó Camila. –¿Todo va bien? –Lauren asintió sonriendo. No había nada mejor para sus días malos que Camila y Mike. Ellos siempre eran la solución a todo en su vida. Mientras Mike le pegaba con sus manos en la cara a Lauren, la oji verde estaba embobada mirando a Camila, quien riendo detuvo a su hijo y volvió a besar a Lauren. –No me mires así, idiota.

-¿Por qué? ¿Acaso no puedo ver a mi chica? –Camila sonrió de una manera adorable, demasiado para Lauren. –Ven aquí.

Caminó hasta el sillón negro de cuero que tenía en su oficina, Camila siguiéndola hasta estar a su lado.

Con Mike en su regazo y Camila a su lado se quedó bastante tiempo mientras disfrutaba de la compañía que le daban. Lauren amaba esos momentos en los que simplemente se quedaban juntos, los tres, riendo, hablando, jugando, era lo más hermoso que podía pasarle. Lauren no podía estar más enamorada de su esposa y si hijo porque ya no existía más niveles que superar.

Cuando Mike les hizo saber que tenía hambre, Lauren se quedó viéndolo mientras de alimentaba del pecho de Camila que también lo veía con admiración. En algunos momentos aprovechaban para robarse besos, caricias y sonrisas que no hacían más que querer hacer morir de amor a la otra.

-A veces envidio a Mike. –Murmuró Lauren y Camila la miró con el ceño fruncido.

-¿Por qué? –Lauren se rió traviesa.

-Él puede prenderse de tu pecho cuando quería y donde quiera y yo no. –Camila rodó los ojos haciendo reír a Lauren.

-Eres idiota, ¿no te cansas? –La oji verde negó volviendo a atacar los labios de Camila.

-Mmm. Auch. Auch. –Se alejó del beso quejándose porque su hijo estaba tirándole el cabello, Camila se rió haciendo que Mike soltara el cabello de su madre. –¿Por qué hiciste eso? –Lauren frunció el ceño y Camila le besó la mejilla.

-Te amo. Ahora cárgalo. Necesito ir al baño. –Dejó a su pequeño con Lauren mientras salía de la oficina riéndose al escuchar a Lauren decirle a Mike que no debía hacer eso otra vez y que no debía interrumpir cuando estaban besándose.

Algunos minutos más tardes, Camila apareció otra vez en su oficina. Lauren simplemente siguió jugando con Mike que estaba sentado sobre sus piernas de frente a ella. Vio a su morena acercarse al ventanal que tenía en su oficina, la miró un momento para luego regresar a su pequeño que estaba exigiendo su atención, como siempre, Lauren le daba lo que quería.

-¿Qué mierda es esto, Lauren? –Escuchó de repente. La oji verde se quedó paralizada en su asiento. –Y hay dos.

-Camz… Eso no es mío. –Negó levantándose del sillón con Mike en brazos. Lauren estaba mintiendo y Camila lo sabía. Aquellos cigarros de marihuana no podían ser de alguien más. La morena sabía que nadie, absolutamente nadie, entraba a la oficina de Lauren.

-Eres una maldita mentirosa. –Dijo en voz baja, pero estaba enojada. Lauren se acercó a ella quitándole de la mano los cigarrillos y los tiró al cesto de la basura.

-Escucha. No es lo que piensas, yo no lo hago siempre, es decir…

-Dame a Mike. Tengo cosas que hacer. –Interrumpió tratando de tomar a su hijo de los brazos de Lauren, quien lo alejó de su alcance de inmediato. –Lauren. –Advirtió la morena apretando los dientes.

-No puedes irte sin escucharme, Camz. –Camila ignorando a Lauren, esta vez si pudo cargar a Mike que comenzó a llorar al instante en que fue alejado de su madre. –Amor, está llorando. –La detuvo antes de que pudiera cruzar la puerta de su oficina, se puso contra ésta mirando a Camila con desesperación. Maldita sea, no podía pasar otra vez. –No quiere irse. –Dio un paso hacia adelante tomando a su hijo en brazos otra vez. El niño comenzó a refugiarse en el cuello de Lauren, como lo hacía cada vez que no quería que lo alejaran de tal persona.

-Me mentiste. Yo confío en ti y sigues en esa mierda. No vas a cambiar nunca, ¿verdad? Sólo me dices cosas para que regrese a ti, pero en la primera oportunidad te vas por ese camino otra vez. ¿Tan poco te importamos? ¿Acaso no recuerdas toda la mierda que pasaste gracias a eso? –Soltó Camila amenazando con comenzar a llorar.

Lauren no quería verla llorar. Era lo peor que podía pasarle.

Ignorando el hecho de que Camila intentó soltarse de su agarre, la oji verde la regresó al sillón otra vez. Mike no soltaba su cuello, así que se quedó con el en brazos, pero dejándolo contra su pecho.

-Camz. Tienes que creerme, no lo hago siempre, ni siquiera termino uno. –Camila se rió incrédula, eso hizo doler el corazón de Lauren. –Mi amor, por favor, te prometo que no he hecho nada más que eso, sólo a veces, cuando todo está agotándome y necesito relajarme un poco… - Camila estaba mirando en dirección contraria a Lauren, ignorándola por completo, esto haciendo poner triste a la mayor. –Lo siento. Lo siento por nunca ser lo suficientemente buena para ti.

Camila lloraba en silencio, estaba decepcionada de Lauren.

-Nunca he ido perdida en eso a casa… no necesito eso cuando los tengo a ustedes. Sólo a veces… en serio necesito relajarme un poco, olvidarme de todo lo que pasa, ni siquiera le doy tres caladas que ya lo tiré porque no puedo seguir, porque pienso en ti y en Mike.

Suspiró dejando caer algunas lágrimas, ella no quería aquello otra vez, ver a Camila llorar por su culpa le hacía daño.

Mike se acomodó entre sus brazos, escondiendo su rostro en su pecho quedándose dormido de a poco, tan ajeno a lo que estaba pasando.

Camila, repitiendo las palabras de Lauren en su mente, y como siempre, volvía a las palabras que Chris le dijo antes, Lauren vivía atormentada por dentro, ella siempre estaba sufriendo en silencio. La muerte de sus padres y su hermana era algo que nunca iba a dejarla en paz.

Haciendo a un lado la tristeza que sentía al saber qué Lauren aún necesitaba de aquella porquería para estar tranquila, suspiró, se giró a Lauren para verla con Mike durmiendo entre sus brazos, el niño recibía besos en la mejilla de parte Lauren con cariño, siempre, todo lo que hacía Lauren para él o ella misma era con cariño y amor  cada mirada, cada sonrisa, cada beso, cada caricia, cada abrazo, todo  absolutamente todo, Lauren lo hacía con nada más que amor.

-Yo no quise tratarte mal. –Lauren asintió buscando la mirada de la más pequeña. –Lo siento por siempre olvidar que debo ser tu ayuda y no un problema más.

Lauren ya no quería discutir o Seguir hablando de aquello, ellos solo deseaba que todo fuera como hace diez minutos atrás.

-Te amo. –Le dijo Lauren y Camila la acercó a ella tomándola del cuello. En respuesta la besó, y esperaba que Lauren se diera cuanta que también la amaba demasiado. – Yo Nunca haría algo grave para alejarme de ustedes o hacerles daño. Intentaré hacer mejor esto, lo prometo.

Lauren no quiso quedarse en la empresa, dejando a Lucy a cargo de ésta, se fue con su esposa y su hijo a almorzar.
La oji verde se encargó cada momento de hacerle saber a Camila cuánto la amaba, y no lo hacía por lo que había sucedido recientemente, lo hacía porque en verdad la amaba, porque ella era lo más hermoso que le pasó alguna vez y porque necesitaba ver la sonrisa perfecta de su chica.
Lauren la hacía sentir y la trataba como a una princesa, para Lauren, Camila era su princesa y aunque ella misma no fuese perfecta, siempre intentaría darle todo y lo mejor a su chica, porque lo merecía, porque ella quería.

Más tarde suspiró cerrando los ojos cuando Camila se había quedado dormida sobre su pecho abrazada a su estómago y atrapando su remera en un puño, como si no quisiera que Lauren alguna vez se alejara, o en ese momento decidiera irse. En realidad Camila no quería alejarse nunca de Lauren, la quería, la necesitaba a su lado, la morena dependía tanto de Lauren en su vida que no se imaginaba una vida sin su oji verde.
Sobre todas las cosas que les tocaba pasar, por más que la vida las golpeara una y otra vez, ellas seguirían juntas, lo enfrentaría todo juntas.
El destino podía ponerles miles de piedras en el camino, pero siempre, cada una de ellas, las haría más fuerte y las uniría aún más.

Cada golpe en sus vidas las hacía más fuerte.

**

Falta poco, muy poco. :(
Espero que les haya gustado el capitulo no fue tan “wow”, pero me gustó escribirlo.
Recuerden que comencé dos nuevas historias “Regresar a ti” y “I Like What Is Wrong” Espero leerlos por allá. :)
Y gracias por estar de ese lado❤


When life hits you {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora