No es verdad aquello que dicen con respecto al divorcio. Todo aquello de que si el niño es chiquito cuando sucede no va a tener problemas más adelante cuando comience a formar su propio análisis del mundo. Tampoco es cierto que el divorcio sólo afecta sentimentalmente a los adultos, ya que los niños son el único "bien" que no se puede dividir en dos.
El pobre bebé no entendía porque veía tantas caras nuevas y dejaba de ver algunas de las caras conocidas. En las noches le hacen falta las voces de sus dos padres discutiendo, aunque él pensaba que solo estaban hablando sobre cuando iban a volverle a dar de comer o a cambiar los pañales que tanto apestaban. Pero, de un momento a otro, el rostro ameno y tan rasposo dejo de aparecer. Ese señor que llegaba cansado a hablarle y a decirle cosas interesantes que él no entendía pero que lo hacían reír dejo de aparecer.
Por otra parte, hubo un rostro de una señora arrugadita como su leoncito de peluche que se comenzó a volver constante. El niñito no sabía quién era ni que hacía en su casa, pero le gustaba su voz pausada y tranquila que le hablaba hasta hacerlo dormir. Su madre, la misma que le daba de comer todos los días tres veces al día desde que su padre se fue, se comenzó a volver más irritable, por lo que le gritaba cada vez que lloraba.
Esto, de una manera bastante sorpresiva, hacia que la tía abuela del chamaquito se cansará de su sobrina y le regalará un par de regalos diarios, o, al menos, semanales:
-Mija, creame que usted lo único que logra es estresar al chino -solía comenzar la tía- y eso no lo va a ayudar en absolutamente nada...
-Tía, deje usted de hablar de tantas vainas sin sentido que eso son puras pendejadas de abuelitas - solía ser la respuesta de la joven madre, que siempre se volteaba y se hacía la ocupada encargándose de su hijo mayor, sólo 4 añitos mayor que su hermano menor.
Y así, discusión tras discusión, la tía se aburrió y se fue. Y el bebé no hacía sino gritar su nombre entre sus llantos, pidiéndole un poco de calor humano y un par de abrazos, que hoy en día sigue esperando con su corazón vacío y en su mano. Pero todos los que lo rodeaban confundían su necesidad de amor con una necesidad de comida, por lo que lo único que hacían era llenarlo de alimentos y líquidos; esto, desafortunadamente para el niño, le causó problemas digestivos y de reflujo, haciendo que tuviera una razón adicional para llorar.
Entre llanto y llanto, la madre no aguanto más y lo llevó a un pediatra que conocía bastante bien a la familia. El chequeo no fue para nada largo, pero si incómoda (obviamente para el niño: ¡como era posible que lo estuvieran apoyando contra algo tan inhumanamente frío!) El diagnóstico no sólo afecto al niño al hacerlo tener que consumir unos medicamentos para el estómago, sino que además afecto el bolsillo de su madre, quien por problemas de su vida tuvo que asumir ella sola todos los gastos. A partir de ese momento, un gasto médico cualquiera del niño causó una disputa adicional entre los padres y una razón más de tristeza en los niños porque "yo te gaste todo, el/ella no puso nada en esto"
El niño mejoró de sus problemas estomacales, pero todo lo que había escuchado le causo un problema aún peor: epilepsia. El joven bebe, con apenas 7 meses, casi se le muere en los brazos a su padre en un viaje que hicieron a la casa de los papás de su papá. Pero, ese día no era el momento, y tampoco el lugar, porque a punta de pitazos y putazos, el papá alcanzó a llegar al hospital más cercano, donde el niño fue muy bien atendido.
De regreso en Bogotá, el niño fue llevado frente al mejor neuropediatra del momento, quien lo diagnóstico con epilepsia permanente y le recetó ciertos medicamentos que le tenían el cerebro medianamente apagado, permitiendo apenas que las neuronas funcionarán para lo más básico: que el corazón latiera, los pulmones oxigenarán la sangre y que los órganos vitales no murieran. Por esto, el bebe no aprendió a gatear en su momento, y a la hora de escribir le tocó aprender a coger el lápiz de una manera muy extraña, y todo debido a los efectos secundarios que se generaron por consumir lo que lo mantenía" con vida.
Así, la voz de la tía se mantenía viva en la mente de la mujer, y todas las noches escuchaba en sus sueños, a manera de eco "tantos gritos y peleas le van a causar problemas de salud al niño mija". Y todas las noches, la mujer lloraba sola en su cama, mientras que le mentía a su mamá y a su hermana diciéndoles que ella estaba bien y que no pasaba nada. Y todas las noches, el niño lloraba por un poco de calor humano y un par abrazos, que la gente confundía con una necesidad de más cobijas y un par de peluches, lo que le fue llenando el cuarto de innecesarios muñecos inanimados que sólo lograban ocupar un poco más de espacio en su habitación y su cuna.
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Historia de un filósofo empedernido
De TodoTodo gran filósofo fue un gran loco para su época; pero para el, su época era la loca. Yo no soy la excepción.