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Ignorando el dolor y la sangre que corre por mis manos.

Sintiendo la fría superficie de la bañera bajo mi cuerpo sucio y lastimado.

Recordar cada uno de mis errores es lo único que he hecho bien en todo este tiempo.

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Era tarde, por la noche. Papá aún no llegaba, pero tampoco esperaba que lo hiciera.

Tal vez estaba tomando un par de tragos en el bar del señor Preciado.

Eso es lo que acostumbra a hacer el ultimo tiempo.

Sin embargo, estoy agradecido de que mi padre no es de ese tipo, de los que cuando llevan alcohol en su cuerpo son agresivos con los demás.

Él es diferente, sólo toma para divertirse.

Desde que mamá murió, él se hizo un adicto a eso y a las apuestas.

Pero no lo culpo, debe de estar muy dolido y solo. Mi compañía no es la única que necesita y lo entiendo.

Él sólo buscó algo con lo que ayudarse a olvidar.

Al igual que yo lo hice con las drogas.

No soy un adicto, un poco de vez en cuando no hace daño.

— Kellin —.  Escuché la voz de mi padre, venia desde la entrada.

Me acerqué rápidamente después del llamado.

Él estaba ahí, arrodillado y con sus manos tapaba su rostro, tratando de ocultar con ello su llanto.

— Papá, ¿qué sucede? —. Pregunté preocupado.

— Lo siento, no sé como paso, kell... perdoname, sabes que te amo, hijo.

— ¿De qué hablas? —. Negué confundido.

— Tienes que irte con el señor Fuentes.

Ni siquiera lo noté, sino fue hasta su mención.

Recargado en el marco de la puerta había un hombre.

Moreno, más alto que yo; ojos marrones, cabello por los hombros del mismo tono.

Atractivo.

Muy atractivo.

— Trae tus cosas, pequeño —. Me ordenó.

Le frunci el ceño y lo ignoré completamente, volviendo la vista a mi padre.

— ¿Por qué, papá?, yo no quiero irme.

No obtuve respuesta alguna.

— Vámonos.

el hombre tomo mi brazo, y con un poco de fuerza, logro sacarme de la casa, introduciendome en su auto.

— ¡No! —. grité —, ¡Yo quiero estar con mi padre! —. Peleé.

En mis intentos desesperados por  salir, tiré del seguro de la puerta y golpeé con fuerza la ventana.

— Basta, kellin, para con eso —. Me ordenó.

Seguí rehusandome.

No le importó mi llanto.

Él sólo me arrastro lejos de donde crecí.

Lejos de mi única familia.

Lejos de los recuerdos con mi madre.

Lo siento, pero tu padre perdió la apuesta.

Eso basto para que entendiera todo.

¿A esto llama familia?

El Peso Del Alma. [Kellic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora