Ni siquiera sé cómo fue que llegué aquí.
Sólo recuerdo haberme dormido mientras sollozaba.
Después de eso el hombre había anunciado la llegada y ahora estaba junto a él, a lo largo de los pasillos en su enorme casa.Acepto que este lugar es asombroso. Pero no es mi hogar.
Yo prefiero aquella casa humilde, en ese callejón de mala muerte. Junto a mi padre, o con el hombre que se supone debía cuidar de mi.
— Ponte cómodo, pequeño —. Habló en cuanto llegamos a una habitación.
— Me llamo kellin, y no soy pequeño, tengo dieciséis años, señor —. Susurré molesto, sin ganas de inquirir una conversación con él, pero si dejando claro que me molesta ser llamado “pequeño".
— ¡Hey! No soy un señor, sólo soy mayor que tú por cinco años —. Objetó ofendido, pero no lucia molesto.
— No sé su nombre —. Dije, encogiendo los hombros con desinterés.
— Es Víctor, pero puedes llamarme Vic.
He de admitir que tiene un lindo nombre.
— Bien, es hora de dormir, cariño.
Un increíble —e inevitable —; sonrojo apareció en mi rostro al escuchar aquél «cariño» de entre sus labios.
Nunca nadie me había llamado así.
Y no me desagradó tanto que lo hiciera...
Dio la vuelta y lo vi caminar hacia una cajonera, de ella saco algo y me lo tendió.
— Toma. No tienes nada con que dormir y no creo que mis pijamas te queden —. Dijo, dándome una playera lo suficientemente larga para mi.
De mala gana se la arrebaté y mire a mi alrededor.
— ¿Dónde esta el baño?
— Esa puerta —. Señaló el lugar y yo a pasos apresurados me adentre en él.
Coloqué la playera con rapidez y estaba a punto de sacarme el jean antes de pensarlo mejor. ¿Qué hacia yo apunto de salir sólo con una playera y en boxers ante un desconocido? Negué patéticamente y deje mi ropa como estaba.
Una vez fuera, me quedé quieto y mi rostro era adornado por una mueca de disgusto.
En la cama estaba Vic, él sólo llevaba la parte baja de un pijama.
¿Acaso dormiría aquí?
— ¿Te quedarás toda la noche ahí parado? —. Preguntó, con cierto tono de diversión.
— ¿Se supone que dormiremos juntos? —. Cuestione groseramente.
— Si, kells, hoy dormirás conmigo —. Me respondio como si eso fuese lo más normal del mundo.
Quería llorar de nuevo. No hay espacio para decir cuán horrible es que alguien te tenga en contra de tu voluntad, y lo desagradable que es siquiera mantener contacto con esa persona.
Sin embargo, estaba demasiado cansado como para seguir protestando y de igual manera no hay razón para creer que él me va a hacer caso si me niego.A paso torpe llegué a la cama.
— No sé porqué hablo contigo y ahora estoy apunto de dormir junto a ti —. Susurré.
Me acomode dándole la espalda, procurando tomar toda la distancia posible entre ambos, y finalmente cerré los ojos.
Acepto que no fue mi mejor idea.
Ahora él tenía su brazo firmemente alrededor de mi cintura y mi espalda completamente pegada a su pecho desnudo.
— Yo tampoco lo sé, pero me hace feliz que lo hagas. Descansa, bonito —. Dijo y beso la parte trasera de mi cuello.
Mi estómago se estrujó.
Eso se sintió diferente...
Partiendo por ambos lados; desagradable y reconfortante.
ESTÁS LEYENDO
El Peso Del Alma. [Kellic]
Fanfic† odio mi final... pero empezó con una buena escena.†