La fortuna existe, sólo la tienes que buscar.

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Durante toda la noche, María, una pequeña niña con los ojos grandes y redondos, tan obscuros como la tonalidad obsidiana  de su cabello lacio que llevaba trenzado y sujeto al final con un listón rojo, que su madre, antes de haber fallecido hacía mas de seis meses siempre colocaba a la pequeña repitiéndole: " mi niña, mi bebé , mi pequeño angelito, este listonsito te cuidará, tu cabellito siempre peinadito estará, y pase lo que pase, el mal nunca te tocará", sollozando al recordar esas palabras, al extrañar la presencia de su madre a quien amaba, María no podía dormir, eran casi las tres de la mañana y sus ojos vidriosos, se resistían, ahora, su padre, un hombre de edad promedio, pero que desde la desgracia lo tocó, su rostro lleva unas marcas que dejan saber, que ha sufrido, que no la ha pasado bien, ese hombre trabajador, solitario, ahora cuida de su pequeña María a quien adora con todo el corazón, y todas las noches , le ata ese listón, aunque sin recitar por completo las palabras , ya que a media frase, su voz se corta, se le hace un nudo en la garganta.

- María, estas despierta ?....

La pequeña niña, no voltea a mirarlo, solo soporta su respiración, para que sus sollozos hagan silencio.

-María ...- se acerca el padre y le da un beso en la mejilla- descansa mi pequeña, no puedes seguir así, sabes que todos los días tenemos que despertar temprano...

María, sin mirarlo, asintió con la cabeza, cerró sus ojos y se dispuso a dormir.

- Mamá !!!! - gritó fuertemente María con tal sobresalto que despertó.

- Que pasa mi niña? - preguntó su padre angustiado, desde lo que se supondría que fuera el comedor, aunque solo contaba con una vieja mesa de algún tipo de pasta en color blanco que se había puesto amarillento con el uso, y un par de sillas en la misma situación, preparando los banquillos, tintas, cremas , franelas y todo lo necesario para irse a trabajar.

-extraño a mamá - murmuró la niña.

-yo también la extraño, vamos, levantante, tenemos que ir a trabajar.

- pero tengo hambre papá - dijo en voz casi inaudible la pequeña, a quien su estómago le sonaba como si tuviese un leonsito dentro.

-lo sé nena, compraremos algo después del primer cliente.

Durante el camino, y como forma de distracción, el padre de la pequeña y hambrienta María, le señalaba las aves, y mencionaba sus nombres, tal vez no eran reales, pero eran nombres que recordaría con mas facilidad, a las palomas les llamaba panitas, supuestamente porque comen todo el  pan que los abuelos les dan , a los tordos les decía noche, por su plumaje obscuro, y si de vez en cuando se encontraban algún colibrí, el los llamaba flash, ya que era mas común que la pequeña viera ese tipo de personajes en los periódicos que la gente llevaba consigo al momento de esperar a que Pedro y María hicieran su trabajo, Bolear. 

-papá, ese no es flash, no es noche ni panita, entonces que es? - preguntó maría al ver un loro que observaba desde su jaula y através de la ventana del negocio contiguo al diminuto pasillo que su padre,ella y otros cinco boleros mas, ocupaban para realizar su labor.

- si es una panita, solo que mas grande - dijo su padre.

-pero porqué es verde ? y también puede hablar?- preguntó curiosa.

- es verde y puede hablar, porque esa panita no come pan, come aguacate y espinacas, el aguacate lo hace tener un color verde y las espinacas lo ayudan a ser más inteligente.- dijo su padre, preguntándose si estaba mal , que diera ese tipo de falsa información, pero para su corta edad, solo importaba distraer su atención.

-ayer comimos aguacate en esos taquitos que nos regaló la señora del puesto, mi piel se pondrá  verde?- preguntó curiosa aunque un poco angustiada sobre la respuesta.

-no , eso solo pasa con las aves, y bueno, ven aquí , en lo que llega algún cliente, te enseñaré como bolear, y cuando seas un poco mas grande y mas fuerte, podrás ayudarme y tendrás tu propio sitio y es posible que así, nos sea mas fácil de encontrar la fortuna.

María, entusiasmada se acercó, mas que por aprender, la niña quería encontrar la fortuna, su padre, le había hecho creer, que mas que un trabajo, era una búsqueda, una búsqueda de el zapato mágico, el que contenía en su interior, tanta fortuna escondida,  pero que nadie lo sabía, porque solo quien se portara bien, ayudara a los demás, fuera amable y servicial, ah y sobretodo, frotara (boleara) de forma adecuada ese zapato mágico, podría obtener dicha fortuna.


Fortuna a tus pies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora