Cuánto tiempo más debe pasar?

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Han pasado ya mas de tres ciclos lunares, y Pedro y María, siguen sin parar, trabajando cada día en el mismo lugar, Pedro, intentando conseguir otro trabajo, preguntando a cada cliente, si no tienen algún contacto que le puedan otorgar para ir a trabajar, sin haber tenido suerte en ese ámbito, no le queda mas, que seguir en el mismo lugar, pero claro, sin mostrar que no le va tan bien como el quisiera, porque sabe que María, sufriría , por verlo mal, tanto como sufre por recordar a su mamá.

- Vamos María, tenemos que irnos ya... Dice Pedro, poniendo en orden como siempre, todo lo que van a utilizar.

- papi, esque no encuentro mi listón, lo he soltado hace solo un momento y no lo encuentro - dice María, con las rodillas en el suelo, inclinada debajo de la mesa y mirando todo el lugar desde ahí abajo.

-Pero para que lo quieres María?, nunca lo llevas, solo lo usas para dormir - dice Pedro con tono apresurado, llevando ya en la mano las herramientas y abriendo de a poco la puerta.

-lo necesito papá, lo necesitamos, ya no quiero esperar mas - dice, aún sin levantarse del suelo, buscando con mucho afán ese listón rojo que le regaló su mamá .

-llegando lo buscamos María, anda, se hace tarde, que tal si el cliente de los zapatos mágicos aparece hoy?- dice ya con un pie fuera de la casa.

-No llegará si no llevo el listón, mamá me lo dio para atraer la fortuna, no llega porque no lo lle... -interrumpe ella misma su frase y de un salto se levanta del piso - Lo encontré! , anda papá , pónmelo por favor - dice María dándole a su padre el listón en las manos, con una gran sonrisa y suspirando.

-está bien, anda - le hace una trenza como todas las noches y amarra el listón al final de ella. -ahora si, andando que esos zapatos no se lustran solos- dice sonriendo hacia María, quien por su cuenta, con una mano carga su cajita y con la otra, acaricia su listón.

-hoy tiene que llegar la fortuna papá, yo se que mamá me regaló este listón por algo. -dice mientras caminan hacia su lugar de trabajo.

Llegan a su pasillo, y como es habitual, Pedro prepara todo, y María, saca su periódico en el que se sienta, su cepillito con el que lustra sus diminutos zapatos y esta vez, deja su trenza hacia su lado izquierdo, para poder apreciar su listonsito rojo, el que ella cree, le traerá la fortuna por la que tanto han esperado.

Llega un cliente, llega otro, se va haciendo tarde y María cada vez con mas hambre, mira a Pedro trabajar, suspira y acaricia su listón, no lo quiere interrumpir, pero de su estomaguito unos ruidos extraños se comienzan a oír.

-Papá, cuanto tiempo mas tengo que esperar?- dice en voz baja.

-Terminando este cliente te llevaré a comprar pan.- dice Pedro sin mirar a María, porque el sabe que si se distrae o desvía la mirada, podría manchar la ropa del cliente, y perdería dinero, ya que no le pagarían si hace un mal trabajo, si pinta al cliente en lugar que el zapato .

Se escuchan patrullas a lo lejos, María ya está acostumbrada, pero esta vez, percibe que se acercan y mira a Pedro un poco asustada.

-No te preocupes María, seguramente hay alguna emergencia lejos, pero tienen que pasar por aquí. -dice Pedro, quien está terminando ya de lustrar los zapatos casuales de su cliente.

-lo sé papi, además nada malo puede pasarme, traigo el listonsito rojo, y el va a cuidarme- sonríe María mientras acaricia con su mano derecha al listón, observandolo y sientiendolo como si fuera un osito de felpa.

-Aquí tiene señor, -dice el cliente - Gracias y que tenga una buena tarde, niña, no te preocupes, cuando escuches a las sirenas cada vez mas cerca, cuando eso pasa, a la persona que se portó mal,  la van a castigar, así que es bueno escucharlas porque sabes que el mal nunca ganará - dice sonriendo hacia a la pequeña, que solo le mira sorprendida y de cierto modo aliviada.

-Dicen que un chico anda robando por aquí, -comentan entre ellas, dos señoras ya de vencidos atardeceres - ahora los muchachos solo sirven para robar, estudian muy poco y lo hacen sin ganas, y si tienen necesidad, en lugar de trabajar roban- dice una de ellas, la que a pesar de su edad, lleva su cabello en forma de coleta, muy coqueta y con un lazo color turquesa. - eso pasa porque ya ahora nadie les puede poner una mano encima, ni sus papás ni la policía- dice la otra, de cabello completamente blanco cortado por debajo de la nuca , siendo interrumpidas por María ...

- La policía detiene a los que se portan mal, si escuchamos mas cerca las sirenas es que ya lo van a castigar- dice dirigiéndose a esas dos damas que han pasado muy cerca y comentando en voz alta lo que pensaban.

- pero que bonita niña, tienes razón - dice la que es mayor.

-así es pequeñita, no le hagas caso a mi amiga, ella no sabe que la policía si hace bien su trabajo, así que cuando crezcas, sigue siendo buena y educada para que nunca vengan por ti las sirenas. -sonríen hacia María y Pedro, y siguen su camino hacia la plaza. 

-Bueno María, creo que podemos ir por tu comida, hoy tuvimos muchos clientes, de seguro tu listón nos trajo suerte - dice Pedro acariciando la pequeña cabesita de María.

-Pero papá, aun no ha venido el cliente con zapatos mágicos -dice preocupada.

-Mañana tal vez será María, anda, vamos por unos taquitos para cenar ...

-Taquitos?- pregunta María sorprendida. -pero hoy no había periódico con dibujitos  papá -dice mirándolo con asombro .

-Ya sé que no es Domingo, pero tuvimos clientes de más, te dije que tuvimos suerte, anda vamos a cenar.

Sosteniendo la pequeña y tierna manita de María, se disponen a pasar por el puesto de tacos que Pedro y María acostumbran visitar los domingos, hoy podrán darse un lujo, parece que la fortuna les empieza a sonreír , no del modo que María espera, ni siquiera como el que Pedro pensó, pero así es la fortuna, con diversas máscaras y caretas, es todo un enigma, y quizás, lo que pocos sabemos, es que no llega de golpe, ahí está, esperando a que nos demos cuenta, para abrirnos por completo sus puertas.

Fortuna a tus pies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora