Una Venezolana En Norteamérica

Capitulo 2

Al llegar a la casa, mis tíos nos recibieron muy amablemente.

-¡Amber! Gracias a Díos que llegaste ¿Cómo te fue en el vuelo? ¿Todo bien? ¿Tienes mareos? ¿Quieres dormir? Tu mamá me matará si te pasó algo en el vuelo ¿Segura que no te robaron o violaron por el camino?-. Dice mi tío atacandome con preguntas.

-¡Tío! Estoy feliz de haber llegado, me fue muy bien, si, no, sólo estoy un poco cansada, lo se. Si me hubieran robado me hubiera dado cuenta ¡Y más aún si se trata de una violación!-. Respondo todas sus locas preguntas y le doy un fuerte abrazo. El siempre ha sido muy protector al igual que mi mamá, creo que es de familia.

- ¡Hola Amber! ¿Cómo estás?-. Dice mi tía ridícula.

-Muy bien, gracias por preguntar-. Le sonrió y le doy un abrazo "por cortesía".

-Me alegro ¡Si que has crecido! Recuerdo cuando te la pasabas con Triz en pañales jugando en la tierra, y aquella vez que Triz pisó tu popo ¡Oh! Y también esa vez que te orino en la cara ¡Y ni se diga de...-.

-Si, si, si, suficiente, hermosos recuerdos que se deben quedar en nuestra memoria y no sacarlos. Nunca-. La interrumpo con una sonrisa de: "No sigas hablando o se irá mi amabilidad y te partire el rostro, Perra".

¿Qué por qué le partiría el rostro? Verán, esta estúpida estuvo manipulando a mi tío toda su vida, se embarazo de Triz sólo para tener a un hombre con futuro a su lado. Al principio, la familia creyó que Triz no era hija de mi tío. Pero, las pruebas de ADN dicen que si lo es. Cuando Triz tenía siete años y yo cinco años, la Perra le fue infiel a mi tío varias veces con un socio del trabajo de él. Mi tío la dejó, y eso sirvió para mejorar su futuro ya que después de ese suceso, tiene su propia empresa de arquitectura y se volvió millonario. Entonces, cuando la Perra se enteró de su éxito, llegó a el con cara de perra -literal- arrepentida y mi tío como el estúpido que es -lo siento, tío, pero es verdad- y la perdonó. ¡Y desde ese entonces la detesto!.

Después de esa extraña bienvenida, mi tío me pide que me quede y que parta al día siguiente con Triz hacia su apartamento. Yo acepto a duras penas, ya que no quiero estar bajo el mismo techo que la Perra, pero es más importante mi sueño de belleza. Así que... Se puede ir a la mierda.

Darío, el mayordomo y amigo de la familia, me saluda y me lleva a la habitación en la que me quedaré esta noche.

Entró a la habitación y me quedo con una gran y gigante duda: ¿Sí así son las habitaciones de huéspedes como serán la de los que viven aquí? Pues... ¡No lo sé! Sólo se que tengo mucho sueño, así que, me cambié, acomodé un poco mis cosas y me tiré como morza a la cama para soñar con el bello y hermoso de Chris Evans ¡Díos Mío, ese hombre si es hermoso!.

Antes de caer rendida mi último pensamiento fue...

«¡Estoy en los Estados Unidos De América, Perras!».

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