19. Duros entrenamientos y aguas del Polo Norte

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En este mismo instante se cumplen cuarenta y ocho horas desde mi ingreso en este horror de residencia femenina, que más bien se podría llamar manicomio. 

Estás chicas estan locas, y lo peor, intentan contagiarme esa estúpida estupidez que tienen. 

Mia me ha estado ayudando, y no he pasado un segundo sola en mi habitación. Para que los chicos no me echaran de menos, he comido cada día con ellos. Por la mañana me levanto antes con tal de desayunar una de esas deliciosas tortitas, especialidad de mi hermano. Al mediodía, los acompaño hasta la cafetería, y paso toda la tarde en la residencia, y después de cenar me voy a la mía a dormir. 

Creo que mis compañeras apenas notan que vivo aquí, porque solo voy para dormir y ducharme. Pero bueno, así no se podrán quejar de vecinas molestas. 

-¿Vas ya a entrenar?- pregunta Mia, entrando por la puerta mientras me ve preparame la bolsa de deporte. 

Doy un seco asentimiento de cabeza, no puedo hablar muy alto, pues aún temo que Helena Brown -la chica cotilla del periódico- publique que estoy en el equipo de futbol masculino. No quiero que medio campus esté al tanto de esa pequeña irregularidad. 

-Cenaré con los chicos, ¿Te pasarás por casa tu también?- le comento a la pelirroja, que frunce el ceño cuando me refiero a mi antigua residencia como casa. 

-Sí... ¿Cuando has dicho que saldrías del ...- le dirijo una mirada de advertencia-... gimnasio?

-A las nueve... no me dará tiempo de pasarme por aquí, así que quedamos allí ¿Te parece?

Mia asiente, y se despide, yéndose a su habitación a terminar los deberes. Cojo mi bolsa de deporte, y cierro la puerta de mi habitación. Bajo las escaleras y me encuentro a Magda, la única chica que, a parte de Mia, me cae bien. Es una chica más.... normal. 

-¡Alex!- me saluda-. ¿Dónde vas con esa mochila?

-Eh... al gimnasio.- miento, con una sonrisa. Normalmente soy bastante mala para estas cosas, pero creo que esta vez he actuado de una forma mínimamente convincente. 

-¡Ja!¡Ahora ya sé porqué tienes esas piernas!¡No todas las chicas tienen unos glúteos tan tonificados como los tuyos!- comenta Magda innocentemente, y yo me freno en seco. 

Esas palabras me las dijo alguien... Will. En el baile. Eso son muchas horas de ejercicio que la mayoría de las chicas no quieren hacer, comentó y también dijo que tenia las piernas largas, y fuertes. 

No te confíes. Will sabe que palabras decir en cada momento, el arte de ligar lo tiene muy bien dominado, me intento convencer a mi misma, aunque no con mucho éxito. 

Me despido con una sonrisa de Magda, y saldo apresuradamente de la residencia. Para mi suerte, la residencia de los chicos solo está a dos manzanas de la mía, y me paso a recoger los papeles de Dave para mi inscripción en el equipo. Llamo a la puerta - me vi obligada a devolver las llaves- y Mike me arbe. 

-¡Alex!¡Hola!

-Hola.- le sonrío a mi amigo, y busco a mi hermano-. ¿Está Dave?

-Sí, tiene todos los papeles organizados ya.

Pasamos dentro, y Mark baja por las escaleras al oírme charlar en el piso de abajo. Me da un beso antes de que mi hermano aparezca por la puerta, pues aun no puede controlar del todo su instinto de hermano protector. 

-¿Qué tal?¿Como te va con las chicas?.- me pregunta el pelirojo, pasándome un brazo por los hombros. 

-Bueno. Ni bien ni mal. Ni hablo, ni como, ni hago nada con ellas excepto dormir. Es pura coexistencia.

She is NOT one of ThemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora