Orfanato. (Relato sangriento)

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Zheray o también llamada Zher, corría con su peluche en la mano mientras tarareaba sonidos emitidos por la boca.
A lo lejos, visualizó una puerta. Caminó de a poco, cada vez la tenía más cerca.
Al tenerla en frente de sus ojos, la rozó con la yema de sus dedos. Retiró la mano velozmente al sentir telarañas, cosa que a ella le resultaba asqueroso. Limpió sus dedos con la manga de su camiseta, tratando de sacar las telarañas adheridas a su piel. Dió una última mirada a la puerta, dió la vuelta y corriendo se alejó de ahí.

Las mañanas transcurrían tristes para la pequeña Zheray, Ella no solía tener amigos, los niños la despreciaban sólo por el hecho de hablar con su peluche Semilla, la creían loca.
Caminaba sola por los pasillos de ese gran Orfanato, en busca de algún sitio solitario para jugar con su peluche o a veces leía cuentos que la Hermana Ámbar le ofrecía.

De su pequeña mochila sacó un cuento, el cual, como todos los libros para niños, obtenía un final feliz.
Leyó animadamente hoja tras hoja, al cabo de terminarlo en el mismo día que lo había empezado.
Gritos se escuchaban de una puerta... La puerta de aquella misma tarde.
Asustada se levantó, colocó sus cosas en su mochila y caminó nuevamente hacia esa extraña puerta.
Los gritos cesaron, tomó el pomo de la puerta y lo giró, dando así, que se abriera.
Era un pasillo largo, lo que sus ojos cafés lograban captar. Se adentró a ese gran camino de piedras con la intención de averiguar de dónde venían esos gritos. Gotas caían en un mismo rincón, a cada segundo.
Sus manos temblaban, sentía miedo... Demasiado miedo. Para una niña de su edad, meterse en esos lugares podría resultar peligroso. Una fría brisa logró que sus vellos se erizaran, al tal punto de soltar un ligero gritito. Juntó sus manos para darse calor, algo que no consiguió.

Minutos más tarde, su cara de sorprendida, pasó a una de desesperación.
A su alrededor habían cientos de cuerpos mutilados, todos amontonados en las esquinas. Quiso escapar... Pero, era muy tarde.
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Su pequeño cuerpo estaba atado de manos y pies, estaba débil. No había probado bocado alguno durante largas horas.
Levantó de a poco su cabeza, encontrándose con miradas extrañas. Unos la miraban con sed de sangre, otros con curiosidad y los últimos, la querían degollar en ese mismo instante.

Ella trató de safarse de los nudos que sostenían cuatro partes de su cuerpo, pero, lamentablemente, no pudo.

Un jóven se le acercó de pronto, Zheray al tenerlo cerca, suplicó por su vida. El muchacho rió y negó.
Él, asomó un cuchillo al rostro de la niña, Tratando de que lo admirara. Las lágrimas inundaron los ojos de la pequeña, ella seguía suplicando por su vida, lo cual era en vano, ya que no tenían piedad.

Puso el cuchillo en el estómago de Zheray y lo iba adentrando de a poco. Ella lloraba aún más, en busca de auxilio. Una mujer de mediana edad se colocó a la altura de la niña, su mano se posicionó en la cara de Zher, Ella pensó que la acariciaría, pero todo lo contrario. La abofeteó, un sonoro ruido hizo eco en ese espacioso sitio, causando las carcajadas de sus amigos.

Todos los presentes, tomaron sus armas blancas y empezaron a mutilar a la pequeña Zheray.

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Desde esos años, al personal del orfanato, la desaparición de la pequeña niña los dejó estupefactos.
El único recuerdo que tuvieron en sus manos fue a Semilla, el amigo fiel de Zher.

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⏰ Última actualización: Apr 14, 2016 ⏰

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