¿Eres Real? 3

Capítulo 4: No Lo Creo

Narra Christopher:

Notaba como mi pulso estaba acelerado, mis manos me temblaban y no podía respirar con normalidad.

Oía a Oscar como estaba llorando en silencio mientras se apreciaba el desgarre de la manga de su chaqueta.

-Lo siento, no sé que me ha pasado. -me disculpé.

Oscar no dijo una palabra sobre aquello, seguía caminando sin poder mirarme.

-¿Te apetece venirte a casa? -pregunté.

Asintió con la cabeza, levantó una de sus manos y se quitó las lágrimas de la cara.

Creo que ya estoy empezando a comprender lo que le hizo ese chico a mi mejor amigo, el tic nervioso con su muñeca, todo empieza a encajar en mi cabeza.

Mi casa no esta muy lejos del instituto, a unas 10 calles más o menos.

Cuando llegamos vi como Daniel salía con el coche con prisa, ¿qué habrá pasado? Mi móvil recibió un WhatsApp, lo abrí y ponía:

"Me voy corriendo a urgencias, tu hermana ha estado peleando con un criminal y al parecer se ha roto algunos huesos, no es grave, tienes comida en la cocina."

Era Daniel, ya entendía porque tenía tanta prisa.

Entramos a casa, dejamos las mochilas en el suelo y nos dirigimos al salón, donde nos sentamos y se hizo el silencio.

Las piezas empezaban a encajar, aquel chico hizo daño a mi mejor amigo, es algo que tenemos claro, pero él quiso autocastigarse por todo.

-¿Puedo ir al baño? -preguntó rompiendo el silencio.

Asentí con la cabeza y observé como desaparecía por el pasillo.

Y el tick de la muñeca es sencillo, más sencillo de lo que pensaba. Me sobre salté y corrí hacía el baño, abrí la puerta bruscamente.

Oscar me miró asustado mientras que yo solo podía mirar sus muñecas con un color rojizo, con costras en la piel y se notaban que eran recientes.

Oscar al darse cuenta de que las estaba mirando se bajo rápidamente las mangas y las sujeto con nerviosismo mientras temblaban, le había asustado demasiado.

Avancé unos pasos hacía él, mis punteras chocaban con las suyas, levanté mi mano y la posé en su nuca.

Mi cuerpo pedía que le besara, sabía que así le tranquilizaría.

Atrajé su cabeza hacía la mía, rozando nuestros labios en un fuerte beso, me alejé de él notando como una lágrima salió de sus ojos.

-Tranquilo, yo te ayudaré. -le susurré sin haber separado mi nariz de la suya.

Me separé más todavía quitando mi mano de su nuca, una sonrisa apareció en aquella cara triste.

Le sonreí intentado hacer que no pasaba nada, que aquel cabrón no le volverá hacer nada.

¿Puedo besar a un hombre sin ser gay? Yo diría que sí, pero que mi cuerpo lo pidiera y lo necesitará ya es otra cuestión, pero lo importante ahora es Oscar, ya habrá tiempo de poner esa idea en orden.

Llamaron al timbre, me giré mirando hacia la entrada, esperaba una respuesta por parte de aquella persona que había llamado.

Me acerqué despacio, como si tuviera miedo, tome el picaporte y abrí.

No podía ser otra persona, pero justamente tenía que ser el menos indicado:

Él.

Narra Cristina: