Los Cinco Simbólicos

7. La Concentración

Jeremy Luego De Su Salida De La Barbería En Multimedia.

— Tu aprendiz...— El chico se quedó mirando al vacío, como si hubiese olvidado que yo estaba con él.

— Muy bien, es bueno que lo entiendas. Debemos trabajar mucho en ti y, para tu suerte, empezaremos hoy— Me levanté de la acera para que ambos entremos a mi auto— Entra, debemos ir a un sitio muy importante.

— ¿A dónde sería?— Preguntó curioso se sentaba en el asiento del copiloto y se ajustaba el cinturón de seguridad, por lo que lo miré con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡A la barbería! ¿O es que no te has dado cuenta del nido de pelo que tienes en la cabeza?— Pregunté haciendo una mueca de disgusto mientras encendía el auto.

— Ciertamente sí, es muy buena idea cortarme el cabello— Dijo de manera natural ¿Me estaba imitando?

— ¿Ciertamente sí? Ya estás empezando a hablar un poco como yo— Dije mientras salíamos del estacionamiento del hospital, por lo que el se rió levemente.

— Lo se— Se recostó del asiento mientras veía el paisaje de la ciudad, un paisaje muy común pero que aquel joven veía con un brillo en los ojos.

— Y...dime Jeremy ¿Qué edad tienes?— Por fin hice la pregunta que debía haber hecho hace algo de tiempo.

— ¿Qué edad me calcula?

— Pueesss...— Lo miré de arriba a abajo con cuidado, pues aun seguía conduciendo- Tal vez unos... ¿Trece? ¿Catorce?

— ¡Acabo de ser ofendido!— Reclamó el chico de manera sarcástica— Cumplí los quince hace un par de meses— Su respuesta fue muy para mi sorpresa, ya que, si bien se veía algo maduro, su cara era un poco aniñada.

— Lo sabía— Mentí— Solo quería ver tu reacción— Volví a mentir.

Sin darme cuenta estábamos casi en la barbería, pues esta estaba a unos pocos metros, así que disminuí la velocidad y me estacioné.

— Aquí está la barbería, pasarás, te sentarás en la silla del barbero y te darán una especie de libro con fotos para que decidas como quieres cortarte el cabello— El chico miraba la puerta de la barbería con curiosidad mientras desajustaba su cinturón de seguridad y yo el mio.

— ¿No cree que el barbero se molestará si me siento en su silla sin pedírselo?— Preguntó y luego se puso a reír.

— Ja. Ja. Ja— Pronuncié sarcásticamente cada palabra— Andando graciosito, debemos cortarte esa selva marrón que tienes en la cabeza— Dije mientras salía del auto y los rayos del fuerte sol impactaron en mi rostro como una cachetada.

— Esta bien, esta bien— Jeremy salió del auto y luego entramos a la barbería.

La barbería era bastante bonita, pues tenía una apariencia clásica italiana que solo tenían pocas, acompañada de una alfombra que cubría todo el piso también con diseños clásicos, en donde los colores más resaltantes eran el rojo y el verde.

— Es muy bonita— Expresó Jeremy.

— Lo se— Terminé mis palabras para dirigirme a la caja.

— Buenos días caballero— Me atendió una mujer de al menos 35 años.

— Buenos días. Quisiera un corte de cabello por favor.

— Con mucho gusto... ¡Elias! ¡Tienes un trabajo!— Gritó la cajera para llamar al que suponía que era el barbero— Aquí tiene una revista con diferentes tipos de cortes para que decida, ahora por favor valla con el barbero.