Sinceramente pensé que todo iba a ser algo así como una especie de múltiples bandas transportadoras con paquetes y gente muy muy apurada con varias cartas encima; básicamente me imaginé un ambiente muy agitado con relación a las cartas en mi activa imaginación, pero mi decepción fue algo considerable al ver un ambiente aburrido con una gran fila que llegaba hasta cuatro taquillas: Tres para las personas normales y la cuarta era preferencial, es decir, discapacitados, mujeres embarazadas o personas de la tercera edad.
A mi derecha había un fila muchísimo más corta, con solo 5 personas, que llegaban a dos taquillas de atención al cliente.
— ¡Ohw!— Exclamo Jeremy con aparente fastidio y decepción— Pensé que vendríamos a un sitio mas ajetreado, no a un aburrido banco.
— Honestamente yo también, chico. Vamos de una vez a la fila de atención al cliente, seguramente no tardarán en reconocerme.
— ¿Que te hace creerlo?
— Que soy casi un héroe nacional, y porque mi casa fue destruida en parte culpa del correo— Respondí, dándole a entender que la respuesta a su pregunta era muy obvia— Vamos, quiero movimiento.
Nos pusimos en la fila y como tenía a unas cuantas adelante decidí tomarme mi tiempo para observar bien él lugar.
Poniéndome a pensar, me di cuenta que su sistema de atención era algo arcaico para ser la central de correos del país, pues lo más normal era que tuviesen muchos asientos para que la gente esperase a ser llamados por un número que ellos previamente debieron de haber tomado. En cambio aquí debían hacerse largas, tediosas y aburridas filas para ser atendidos.
Omitiendo eso, él aspecto del lugar se veía muy bien cuidado, con un techo algo alto y con un hermoso candelabro con absolutamente todos sus bombillos que servía como fuente de iluminación y como decoración; las paredes estaban pintadas con un muy pulcro color beige y él suelo era de porcelanato blanco con imperfecciones de color marrón.
— Alex, somos los siguientes después de la persona que están atendiendo— Me avisó Jeremy, sacándome de mi despiste.
— Bueno, parece que casi se acabó nuestra espera.
— ¡El siguiente!— Indicó la cajera.
— Y ya acabó, vamos— Puse una mano en él hombro del chico y procedimos a la caja. En donde había una cajera rubia, con ojos color miel, tez blanca, un labios rosados y un muy buen busto.
— Buenos días caballeros, en que los puedo...— Se calló para verme con detenimiento para detallarme mejor— Un momento ¿De por casualidad no es usted Alex O'brien?— Me preguntó sin ningún tipo de reservación.
— Sabía que no tardaría en reconocerme por él pequeño incidente que tuve, él cual ya es noticia— La miré fijamente a los ojos y sonreí de medio lado, como era costumbre— Me imagino que también sabían que vendría— Me acerqué más, apoyando mi brazo de su escritorio— ¿Verdad?
— Sabríamos que vendría, sí, pero como este no es su estado de residencia, supusimos que iría allá, no a este estado precisamente.
— Es que siempre me gusta enfrentar los problemas directamente. Además, dudo mucho que nos hubiese atendido una mujer tan hermosa como usted señorita...— Dije en forma de pregunta y Jeremy volteó en seco para verme con él ceño fruncido
— Melody, señor, y no todo los cajeros de correo son mujeres.
— Pero a mi me gustan las mujeres— Dije y le guiñé un ojo, por lo que su sonrojo no tardo en hacerse presente— Quería que registrase el remitente de la bomba que nos enviaron por correo.
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Los Cinco Simbólicos
Mystery / Thriller( Secuela de "El Asesino De Los Atrapasueños") Mi nombre es Alex O'brien y mi historia es muy conocida, o al menos una parte de ella. Luego de que por fin pude derrotar al legendario "Asesino De Los Atrapasueños" todo ese mundo de miedo y muerte se...