2 semanas sin ti, 42 para vernos

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(13/09/2015)

Buenos días Jónatan,

No sabes la alegría que sentí cuando vi que habías respondido a mi carta. Me alegro mucho de que te agrade tu nueva familia y, por lo del instituto, no te preocupes. Ha sido la primera semana, es normal que no hayas entablado amistad con nadie. Deja que pase un poco de tiempo, pero no dejes de molestarte como en realidad eres. Así dentro de nada estarás rodeado de buenas personas que querrán ser amigos tuyos.

También es un alivio saber que no te han recriminado tu procedencia.

¿Estás seguro de que no has llamado la atención entre las chicas? No todos los días llega un chico nuevo que habla español, es moreno, alto y con buena espalda. Y no, no estoy exagerando. Tú tranquilo, que todo acaba llegando y pronto tendrás amigos.

Aquí en España, yo he vuelto a la rutina. El día 11 volví al instituto. ¿Te has dado cuenta de que tú vas a tener que estudiar más días? Has comenzado el 7 de septiembre y acabas el día 30 de junio mientras que yo he comenzado el 11 y acabaré el día 17 de esos mismos meses. Te has tenido que ir al país que tiene más días lectivos...

Bueno, que me voy del tema. ¿Sabes lo raro que se me hace que no estés a mi lado? Como ahora no me siento con nadie en las mesas de dos, tengo la sensación de que te has ido a por algo y vas a entrar por la puerta en cualquier momento, te vas a sentar a mi lado y me cas a hacer rabiar, hacerme cosquillas para que chille o simplemente darme tema de conversación. Y cuando me doy cuenta de que no es así, me entran unas ganas enormes de llorar, aunque no lo hago. ¡Si durante la clase casi te he podido ver a mi lado, apuntando cosas en la agenda! Por primera vez, me arrepiento de tener una mente tan imaginativa. Por una vez, no juega en mi favor. Aunque realmente no sabría decirte que sería mejor. Vale que no parar de pensar en ti y de imaginarte cuando vamos a estar 10 meses sin vernos me va a perjudicar, pero al menos te siento a mi lado, aunque ya no estés. Si de verdad hubiera asumido que no estas, puede que estuviera peor. Prefiero vivir con el fantasma de tu presencia que estar sola en la cruda realidad.

Más de un profesor me ha preguntado si habías faltado por que estabas enfermo. No entendían como no podíamos ir juntos. Así que me ha tocado explicar más de una vez que este curso estarás en Canadá. A ver si se enteran todos ya, porque no me gusta admitirlo en voz alta.

Y ya no te digo nada más, que mañana madrugo y es tarde. Sí, ya se que te he puesto buenos días, pero en teoría, cuando tú te despiertes y leas esto, yo estaré durmiendo.

Cuando respondas a esta carta, cuéntame algo de tu pueblo, que no me dijiste nada en la anterior.

Hasta pronto,       

Andrea.


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