(01/09/2015)
Ya te has ido. Yo acabo de llegar a casa. Tu hermano me ha traído en su coche. Para acabar de sacarse el carné, no conduce nada mal.
Supongo que tú ahora estarás facturando la maleta, o quién sabe, quizá ya estés embarcando. Tu vuelo sale en media hora.
Yo estoy sola en casa, ya que mis padres se han ido a comprar. Mejor, así puedo llorar tranquilamente porque nadie va a verme, y yo siempre he sido de las que lloran en silencio.
Todavía no me creo que no adivinaras que iba a ir al aeropuerto para despedirme. Hay veces que me pregunto si de verdad me conoces, pero cuando eso ocurre sacudo la cabeza y me llamo tonta a mí misma. ¡Claro que me conoces! No hay nadie que me conozca más que tú. Ni siquiera mi propia familia. Pero supongo que todavía no asumes hasta donde estoy dispuesta a llegar por ti. Si, ya sé que te he regalado un álbum con casi todas nuestras fotos, y que te organicé una fiesta de despedida sorpresa con todos tus amigos, pero para mí no era suficiente. Necesitaba decirte adiós una vez más.
Perdón por haber llorado. Sé que no te gusta que llore, pero no he podido evitarlo. Soy así de sentimental. Y no me has visto cuando te has ido. Ahí sí que he llorado. Pero tus padres y tu hermano me han apoyado un montón, aunque alguno de ellos también lloraba.
Cuando me has abrazado y he visto que tenías los ojos rojos, al principio no entendía que estaba ocurriendo. Me ha costado entender que tú también estabas llorando. Solo te había visto llorar por mí una vez, aquel día que discutimos y yo dejé de hablarte, aunque lo arreglamos a la hora. Me parece que no soy la única que va a sufrir estos diez meses.
Pero ya no hay vuelta atrás Las promesas ya están hechas y la suerte ya está echada. Vas a hacer primero de bachiller en Canadá y yo en España. Si te das cuenta, es la primera vez que lo admito, aunque sea por carta y no en voz alta. Poco a poco voy asimilándolo.
Pero tengo miedo de que llegue la hora de irse a dormir. Dudo que pueda hacerlo. Sabes que yo tiendo a divagar y a soñar despierta, así que supongo que esta noche serás el protagonista de todos mis pensamientos. Sé que lo más adecuado sería no pensar en ti, y no recordarme a todas horas que ya no estás, pero entiende que no soy capaz de apartarte de mi mente. Yo soy la polilla y tu eres la luz, y voy a quemarme. Lo sé. Pero supongo que hay personas por las que vale la pena sufrir.
Este domingo comienza nuestro trato. Comenzaré a enviarte cartas todas las semanas, comenzando por esta (aunque esta semana tendrás dos, por ser la primera). Considéralo como mi último regalo.
Espero que llegues bien y que tu nueva familia sea de tu agrado. Dentro de unos días volveré a escribirte.
Te quiere,
Andrea.
ESTÁS LEYENDO
44 Semanas sin ti
Teen FictionJónatan y Andrea llevan toda su vida juntos. Pero llega un momento en el que sus caminos se separan. Se separan 7.060 km exactamente, ya que Jónatan va a cursar primero de bachiller en Canadá. Pero ellos no son de los que se rinden fácilmente, y van...