¿Nunca has dudado de tu sexualidad?
Caleb es un joven de 15 años que está empezando a descubrirse a sí mismo, después de una tormentosa relación con una chica. El problema empieza cuando nuestro protagonista se da cuenta de que otro adolescente llam...
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Este es uno de los momentos de la vida en los que te gustaría que la tierra te tragase.
+Jaime... –digo tartamudeando. –¿Por qué se lo has contado a tus padres?
–Quiero ser feliz contigo, y que todo el mundo lo sepa –dice poniendo una sonrisa de oreja a oreja.
+Ya, si eso dije yo –respondo yo. –Pero cuando estuviéramos más tiempo saliendo juntos.
–¿Entonces piensas que no vamos a durar los dos juntos? –pregunta.
+Pues claro que vamos a durar –digo tragando saliva. –Jaime, eres el amor de mi vida, ¿Pero quieres ser el tema del que todos hablen? Ya sabes cómo es esta ciudad, las noticias corren como la pólvora.
–Me da igual, a mí todo lo que me importa eres tú –dice dejando la mochila en el suelo.
Entonces se acerca y me da un beso. Un beso, que me sabe a engaño y a arrepentimiento.
Hace un amago de entrar, pero yo no sé lo permito.
+No es buen momento –digo parándole con mi brazo.
–¿Cómo que no es buen momento?, traigo la maleta con algunas cosas que he podido coger antes de que me echaran –dice señalando su mochila. –Sé que tus padres llegan mañana, pero espero arreglarlo todo antes de eso.
+Te he dicho que no es buen momento –repito.
–Pero, ¿Por qué? –insiste él.
De repente, aparece el tercero en discordia por el pasillo. Encima solo lleva puesta la parte de abajo del pijama, dejando descubierto su torso. Y al no llevar calzoncillos, se le nota todo.
–¿Guapo, va todo bien? –pregunta Óscar apareciendo por el pasillo mientras se rasca sus partes íntimas.
Un silencio incómodo llena el entorno, y parece durar años.
–¡¿Guapo?! –grita Jaime llevándose las manos a la cabeza. –¡¿Me puedes explicar que cojones está pasando?!
+No es lo que parece, déjame que te lo explique por favor –suplico yo agarrándole del brazo.
–¡No me vuelvas a hablar en tu puta vida, cabrón! –dice Jaime soltándome y pulsando el botón del ascensor.
+¡No!, ¡Por favor Jaime, espera! –digo yo mientras la puerta del ascensor se abre.
Pero antes de poder decir nada más, él entra en el ascensor y desaparece.
+La he cagado –digo yo dando un portazo mientras las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos.
