¿Nunca has dudado de tu sexualidad?
Caleb es un joven de 15 años que está empezando a descubrirse a sí mismo, después de una tormentosa relación con una chica. El problema empieza cuando nuestro protagonista se da cuenta de que otro adolescente llam...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
+¡Jaime! –grito sacándome aquel miembro de mi boca y yendo corriendo a abrazarle.
–¡¿Se puede saber que coño te pasa?! –grita con ira a Óscar mientras me rodea con su brazo.
–Creía que eras diferente –dice la familiar voz de Pedro mientras aparece por detrás de Jaime.
–Fue él quien me convenció para hacerlo –miente Óscar en un ataque de nervios.
–Sí, y también con Iñigo, ¿verdad? –le replica cabreado Pedro.
–¿Qué dices de Iñigo? –responde Óscar haciéndose el tonto.
–Óscar, sabes perfectamente lo pequeña que es esta ciudad y que tarde o temprano me iba a enterar de lo que vas haciendo por ahí –añade Pedro.
–¿Cómo puedes pensar eso de mí?, yo solo te quiero y te he querido a ti –dice Óscar intentando acercarse a Pedro.
–Pues yo a ti no, sinceramente me das mucha pena –dice Pedro separándose de él. –Creía que eras buena persona y que podías hacerme feliz, pero parece que eres un cabrón más.
Óscar se queda en silencio durante unos instantes. Parece nervioso e irritado.
–¿Creéis que habéis ganado, no? –dice haciendo movimientos bruscos.
–Te estás portando como un crío –dice Jaime sin soltarme de su lado. –Esto no es una guerra, aquí nadie gana ni pierde.
–Entonces no os preocupéis, os destaparé a todos –repite Óscar. –Es hora de que todo el mundo sepa quiénes sois, unos maricones de mierda.
–¿A caso tú no lo eres? –dice Pedro.
–No –dice fríamente como si de un robot se tratase. –A mí me gustan las chicas, sois vosotros quienes me habéis estado liando durante todo este tiempo para aprovecharos de mi cuerpo.
–Pues no me decías lo mismo cuando estabas a cuatro patas suplicándome que te la metiera –replica Pedro duramente.
–Déjame en paz, vais a sufrir las consecuencias que os merecéis –dice dando unos pasos en dirección a nuestro grupo, situado a unos 20 metros de nosotros. –Es hora de que todos conozca la verdad.
Cuando parecía que nada podía detenerlo, Pedro lo para con una simple frase que hace que todos nos quedemos congelados en la oscuridad de la noche.
–Si cuentas lo de ellos, tendré que contar yo tu secreto –dice Pedro con una delicada impropia del momento.
–¿Cuál? –dice él parándose. –¿Qué me he acostado con chicos?
–No me refiero a eso –responde Pedro. –Ocultas cosas peores, es hora de que alguien te pare, antes de que hagas más daño a otras personas.