Amistad de oro.

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2 de enero de 2010 2/3

Evelyn me abrazaba, calmando mis lágrimas. Según ella no tengo de que preocuparme. ¿Por que no puedo ser grandiosa como ella? Fácil, ella es única. Tiene doce años y es hermosa. Su cabello castaño ondulado llega hasta la mitad de su espalda, tiene unos ojos almendrados color avellana y su piel blanca la hacen única.

- Toma, usarla. En el bosque encontrarás al hijo del leñador, habla con el y así no te sentirás mal. Decide que quieres hacer, yo intentaré cubrirte. Recuerda que todos te amamos. - Me regalo una sonrisa que no llegaba a sus hermosos ojos. ¿Que significa lo que dijo?

Tome la capa roja y me la puse. Ella lo acomodó un poco y se transformó en un lobo. Siento que algo está mal, pero no debo juzgar a los mayores. Trepe sobre su lomo y ella comenzó una carrera por el bosque. El viento azotaba mi rostro congelándolo. Estábamos a punto de pasar la frontera cuando ella se detuvo. Baje de su lomo a tiempo, ella volvió a su estado natural y sonrió.

- Sea cual sea tu decisión, pequeña, recuerda que siempre estaremos de tu lado. No puedo pasar la frontera, este es mi límite, pero tu si. Camina derecho, el estará cerca, escucha con atención lo que te cuente. Así tendrás las dos caras de la historia. Se una princesa, no una loba. Estoy segura de que los escogerás. Por nueve años te hemos cuidado, ya tu sabrás que escoger. - Evelyn me miró fijamente a los ojos. Ella lloraba, me abrazo y luego se separó. Dio un beso en mi frente y sentí que era una despedida.

¿Que hay en la frontera? Di media vuelta y cruce la frontera. Un pequeño cosquilleo surgió en mi interior y luego todo volvió a la normalidad. Ya no estaba en el prado de la frontera, estaba en un oscuro bosque. Sentí un poco de miedo, pero seguí hacia adelante. La capa roja me daba seguridad, pero casi tropiezo por ella. Se enredó en mis pies pero logré sacar el enredo. Camine alrededor de diez minutos cuando una voz me interrumpió.

- ¿Caperucita? - Preguntó un chico. Lo mire con miedo. No era tan alto como los hombres lobos.

- ¿Eres un hombre lobo? - Pregunté. El chico me miró con asco.

- Claro que no, niña. ¿En donde está tu familia? - Preguntó. Era un humano como yo. Miró hacia todos lado, pero al no observar nada interesante, sus ojos cayeron en mi.

- Me abandonaron hace nueve años. - Dije. El me miro extrañado, como si no me creyera.

- ¿Crees que te voy a creer? Niña estúpida, ningún niño se cría sólo en el bosque. - Dijo observándome raro. - ¿Tus ojos son violeta?

Reí ante su pregunta. ¿Tan tarde se daba cuenta? Lo observe bien y vi una hacha. Pasos se escucharon por el bosque. Tres hombres llegaron, di un grito cuando vi un lobo amarrado. El lobo forcejeaba, pero los hombres reían y le dieron una patada. El gemido de el lobo me hizo temblar. Lo reconocí, es de mi manada.

- ¡Dejarlo en paz! - Grité. Los ojos de todos los presentes se posaron en mi, hasta la mirada de dolor del lobo. - ¡Son unas jodidas bestia!

El lobo me miraba con miedo, me conocía. Observe como el lobo apuntaba hacia en donde estaba la frontera, como pidiéndome que me fuera. No lo dejaría con esas bestias. Lágrimas estaban apunto de ser derramadas, pero no lo haría. Tengo que salvar a ese lobo.

- ¿Quien se cree esta mocosa? ¿De donde la sacaste, Jack? Acabemos con este y la llevarás de vuelta a su hogar.

Observe como uno de los hombres subía su hacha para matar al lobo, pero no pude quedarme de manos cruzadas. No podía ver morir a alguien de mi manada. El lobo me pedía con la mirada que huyera, pero no lo dejaría solo. ¿Quiero ser una loba? Tengo que demostrarlo. Cuando la hacha estuvo a punto de cortar alguna parte del lobo yo la intercepte. Un dolor agudo se instaló en mi hombro, pero aún recibiendo parte del golpe el lobo también aulló de dolor. El tenía un pequeño corte, mientras yo sentía el líquido recorrer mi ropa. Observa la capa y tenía una gran mancha oscura.

- Siento no saber protegerte bien. - Le susurré al lobo. Sobe su hocico y escuché maldiciones.

- ¡¿De donde sacaste a esta loca?! Busquen las herramientas yo me quedo aquí. - Dijo el hombre que intento matar a mi compañero. Todos me miraban asustados. Sentía un pequeño cosquilleo en mi hombro, pero ya no había dolor. El chico salió junto a los otros dos hombres. Se veía preocupado.

Cuando todos se fueron de mi campo de visión, menos el hombre observe un hacha. El lobo me miraba con dolor. Tenía que salvarlo, dejarlo en la frontera. Soy una niña estúpida. Si fuera una loba pudiese acabar con ellos, pero no, soy una humana. Una humana dispuesta a todos por una manada de lobos. El hombre se fue a lamentarse dándome la espalda.

Me levanté como pude y agarre el hacha. Acerque mi cuerpo lentamente al hombre y el fragmento que recuerdo es sangre. Mucha sangre y una cabeza rodar por los suelos. He matado al hombre. El lobo me miró asustado, le di una sonrisa cansada. Mi brazo comenzó a cosquillear con más energía. Mire el corte en mi hombro, era profundo y había mucha sangre. Precisamente chorreaba sangre.

- Huye. Te acompañaré hasta donde pueda. Estamos a quince minutos intentemos llegar. - Le susurre sin energía. Me desplome en el suelo, mi cuerpo me traicionaba.

El lobo tosió sangre, pero se levantó y comenzó a golpearme con su hocico. Se dobló un poco y trepé sobre el. Agarre la cabeza del hombre sin que el lobo se diera cuenta. Quería que vieran quien nos había hecho daño. Ojalá la Luna castigue su alma.

Cruzamos la frontera, moriría en nuestro territorio

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Cruzamos la frontera, moriría en nuestro territorio. Caí del lobo con la cabeza del hombre. El aulló tan fuerte y dolido que me sorprendió. Se escucharon otros aullidos preocupados y sentía como todos corrían hacia nosotros. El lobo se dejó caer a mi lado y lamió mi herida. Y luego mi mejilla. Los paso cada vez eran más cercanos. El lobo recostó su cabeza en mi pecho.

Love Of VolkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora