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Joder, que guapo era.

Podía ver como el negro de sus ojos se dilataban y como sus labios cambiaron de color al salir del oscuro lugar.

—Hey —le saludé con la mano en el aire. Se me quedó mirando por unos segundos, como si me estaba estudiando o recordando, y nos sonreímos mutuamente.

—No debes ir sola por la calle a estas horas. ¿Puedo acompañarte? —asentí con la cabeza, estaba nerviosa, y encima él me miraba con esos ojos preciosos suyos; me estaba derritiendo lentamente.

Casi me desmayé en medio de la calle cuando me dijo eso. ¿Justin Bieber se ofreció acompañarme hasta el hotel porque no quería verme sola por la calle? Interesante.

—Te he visto en el concierto —dijo eso cuando empezamos a caminar hacia la dirección del hotel. Parecía una persona normal, sin guardaespaldas ni fotógrafos alrededor.

—Y yo a ti —nos reímos. ¿Por qué parecíamos amigos de toda la vida? ¿Y cómo es que me recuerdaba si había miles de chicas más?

—¿Qué te ha parecido el concierto? —temblé del frío que hacía y él, como llevaba unas chaquetas de más, se desvistió de una y me la puso encima. Olía bien, olía a Justin.

—Ha sido estupendo —le sonreí y le observé. Era perfecto. Entonces él se acercó más a mí y me puso el brazo sobre los hombros, detrás de la cabeza, y nos miramos fijamente.

Habíamos llegado a la entrada del hotel, y me dijo que él también iba a ese hotel, donde se suponía que tenía que haber alguna fan pero no había nadie. Estaba vacío. Justin me estuvo abrazando en todo el trayecto hasta allí, y hablábamos de cómo su chaqueta me daba calor, y me dijo que era preciosa. Justin Bieber me dijo que era bonita, y se me quedó mirando los labios. Sí, yo también tenía ganas de besarle.

—Espera —le dije cuando habíamos entrado en el hotel y habíamos pedido nuestras llaves de cuarto y nos habíamos dispuesto a irnos cada uno a su cuarto cuando pensé que no podía perder esta oportunidad—. ¿Podremos cenar juntos? —le sonreí mientras me iba acercando a él. Ya no era una niña.

Definitivamente, estuve esperando ese momento para besarle o algo más.

—Por supuesto —me dijo pícaro. ¿Justin estaba buscando algo más?—. Voy a descansar un rato, le diré a alguien que te avise.

—Vale —y le abracé, tan fuerte, y no quise dejarle ir, porque era él; mi sueño. Sus brazos rodearon mi cintura y respiré su aroma. No quería alejarme. Pero nos separamos y nos despedimos con una mirada ardiente, como si él quería algo más y yo también. Porque, ¿quién no quiere una noche de pasión con Justin Bieber?

Subí al número indicado de mi cuarto y abrí la puerta, y lentamente la cerré. La habitación era preciosa. Había una ventana grande justo delante de mí con vistas de la ciudad. Una cama gigante a mi derecha, con sábanas y almohadas de color dorado; unos pequeños sofás por el cuarto grande, puertas que separan el cuarto con el baño; todo perfecto.

Mi móvil no dejaba de emitir sonidos que me hacían pensar que las personas que me enviaban mensajes querían saber cómo estaba. Pero nunca se iban a creer el hecho de que en menos de media hora, estaría en el mismo cuarto que Justin Bieber, y a solas.

Me dejé sentar lentamente sobre la cama, mientras silenciaba el móvil y me venían flashes del concierto; y mi vista se nubló. Cumplí mi sueño. Y algo más que eso, porque tendré a Justin a mi lado mientras seguramente, cenaremos en su suite, y nos reiremos un poco. Y eso es todo, mi sueño hecho realidad.

Dejé la mochila en la cama y me encaminé al baño, necesitaba utilizarlo. Después de hacer mis necesidades, me lavé las manos y la cara y me miré en el espejo. "¿Estoy soñando o esto es la realidad?" .

Después de haber descansado un rato en la cama grande, donde estiré mis manos como quería, mirando al techo, me di cuenta de que llamaron a la puerta y quien fuera que estuviera detrás de esa puerta, le dejé pasar. Entró un chico vestido de camarero y me dijo "El señor Bieber la está esperando". Cogí la mochila otra vez y salí del cuarto, y estuve siguiendo a ese chico hasta el cuarto de Justin, donde se marchó cuando estuve enfrente de la puerta.

Toqué la puerta dos veces y ésta se abrió, dejándome ver a un Justin relajado y cansado al mismo tiempo. Llevaba una camisa larga, típica suya, con un logotipo raro y unos jeans. Que bien le sentaba esos jeans. Me dejó entrar y me dijo que me pusiera cómoda. Me deshice de los malditos zapatos ya que me dolían los pies de haber estado tanto tiempo de pie. Y los dejé al lado de la cama. Y me di cuenta de que su suite era mucho más grande que la mía, claro, porque se la podía pagar. Un gran ventanal decoraba el cuarto, pero este era mucho más grande y amplio (por toda la pared de enfrente), y aún podía ver la ciudad. La cama quizás era la misma pero con colores oscuros, como él. Y había más elementos, como pequeños sofás justo al lado del ventanal, armarios, etc. y todo lujoso. Justin me condujo hasta las sillas cómodas que había al lado del ventanal gigante, y nos habíamos sentado allí. Justin anteriormente pidió comida, ya que la mesa estaba ocupada con varios platos y la verdad es que estaba hambrienta.

Dejé la mochila en la silla de al lado, ya que no había sólo dos sillas sino más, y nos habíamos sentado uno frente al otro. Dejé que el momento me llevará a donde quisiera él, o Justin. Nos habíamos puesto a comer juntos, como amigos de toda la vida, y empezamos a hablar de muchas cosas; de mí y de él, mientras nos reíamos.

Y todo parecía un sueño, pero parecía, porque no lo era. Nos mirábamos por segundos y me enamoraba más de él, pero por qué, si yo soy una de las más que encontrará. Cuando habíamos acabado de comer, algunos sirvientes entraron para recogerlo y nos pusimos de pie, al lado del ventanal, un poco lejos de las sillas y mirábamos a la luminosa ciudad.

—Eres preciosa —me dijo cuando parecía siglos mirando por el ventanal, y me giré y le vi observándome con los ojos mieles brillantes. Y mi corazón dio un vuelco. Se iba acercando a mí, mientras yo quitaba la mano de la ventana y le miraba, y nuestros labios se unieron, como los imanes que soñé que éramos.

Justin Bieber me estaba besando.

Stay with me forever |j.b| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora