《Capítulo 6》

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- Vamos a comer! - propuso Kristen.

Todos estuvimos de acuerdo. El descanso que nos daban tenía tiempo suficiente para poder almorzar con tranquilidad y también para ir a caminar por ahí.

Había tres cafeterías en toda la escuela, pero ya que estábamos en los últimos edificios, fuimos a su correspondiente. Al entrar a la pequeña instalación Marlen y Nathan decidieron ir a comprar nuestros almuerzos mientras que nosotros apartábamos la mesa.

Los asientos estaban uno en frente de otro y la mesa en medio. Kristen se situó en los asientos de la derecha y Vernon en los de la izquierda.

Y ahí estaba yo, sin saber que lugar escoger.

Realmente quería estar al lado de Vernon, pero mi amiga lo malpensaría y me molestaría con eso.

- Yo... iré a ayudarlos. - avise a mis amigos ya sentados.

Me encamine a donde mi hermano y Marlen hablaban, esperando por nuestra comida.

Cada cierto tiempo volteaba a ver a la mesa en la que deje a mis amigos y se les veía a ellos dos charlando. Kristen podía hablar con quien fuera tan naturalmente, la envidio.

Cuando llevábamos la comida a nuestro sitio pude escuchar un poco de su conversación.

-Es verdad, nos conocemos desde chicos- habló Vernon.

- Mmm... ¿y porque hasta ahora te conozco? - preguntó como si no le creyera.

Pusimos el almuerzo en la mesa y en ese momento Marlen me empujó un poco con sus caderas para que me sentará a lado de Vernon.

Le agradecí mentalmente.

Y Nath de sentó al otro lado de mi. Siempre lo hacía.

Comenzamos a conversar amistosamente, al fin y al cabo éramos amigos a excepción de Vernon, que Kris era la única de todos que lo conocia por primera vez y viceversa.

- Y entonces... ¿por que jamás habíamos salido con Vernon?. - preguntó Kris llevándose un bocado de su almuerzo a la boca.

Nath se entretuvo en su bebida mientras los tres -Vernon, Nath y yo- nos dirigiamos ciertas miradas despistadas.

- No hace mucho que estoy en la ciudad. - explicó por fin Hansol. - Y lamentablemente no me había podido reunir con Arehn.

- Oh... ya veo. - dijo dando un trago a su licuado de moras. - ¿Y hace cuanto que estas acá?.

- Ya van a ser dos semanas.

- ¿Y apenas se reúnen super amigos del alma?.

- Oye oye, yo casi me acabo de enterar de que ha llegado.- intervine.

- Dejen de hablar de eso! Me hacen sentir culpable.- habló Nath, quien se escabulló detrás de su pequeña bebida y se acostó en la mesa.

- No eres culpable - le dije dándole un pequeño abrazo a su espalda - No tanto...

Reímos. A pesar de ese incidente de no poder haber estado el tiempo que llevaba aquí con nuestro viejo amigo todo iba bien. Probablemente hubiera sido como estamos ahora, sólo que con dos semanas ya llevaríamos más confianza.

Al acabar nuestros almuerzos los chicos mayores decidieron darnos un recorrido por "su parte del colegio" ya que no faltaba tanto- según ellos- para que nos trasladaran ahí.

- Aún falta mucho para que nos cambien de curso.- dije un poco fastidiada al tener que recordar que ya casi pasaba a otro año.- Es más, mira cuantos meses faltan para...

Oh no. Revise los bolsillos de mi uniforme rápidamente . Mi celular no está.

- Mi celular no está. - alce la voz algo alterada.

Volví a inspeccionar los pocos lugares con los que contaba para guardar cualquier cosa.

- Tal vez lo olvidaste en la cafetería - habló Marlen acercándose a mi.

- O tal vez lo dejaste en tu mochila en el salón. - musitó Kristen.

- No recuerdo donde lo deje. - confesé abrazandome a mi misma y sintiendome mal.

- Vamos, ve a buscarlo a tu salón y nosotros regresamos a la cafetería.- habló Nathan.

- Iré con tigo. - anunció Vernon.

Asentí. Caminamos rumbo al salón en el que estaba, iba un poco mucho apurada, sólo quería tener a mi pequeño aparato en mis manos. Vernon se dezlizo a mi lado y caminó junto a mi tratando de igualar mi velocidad, cuando lo noté trate de caminar un poco más lento aunque no del todo.

- Verás que está ahí. No lo vi con tigo en la cafetería.

- Eso espero. - solté el aire que retenia. Vernon iba unos centímetros detrás mío a mi costado - Aunque si fuera tu no me fiaría tanto, puedo ser muy descuidada.

Había algunos alumnos tomando su almuerzo en las bancas fuera del salón. Cuando alguien de otro grado no estaba en sus respectivos edificios cualquiera lo notaba si era observador. La pequeña plaquilla más abajo de la clavícula que cambiaba de color según nuestro grado.
Entramos al salón y fui directamente al asiento en el que había estado por última vez a hurtar en mi mochila.

Ciertamente ahí se encontraba y suspiré de alivio.

- Lo tengo.

Vernon sonrió estrechamente cuando vio el aparato en mis manos.

- No te volveré a abandonar mi pequeño bebé.- lo junte a mi mejilla para darle amor. Algunos chicos de los que no me había percatado al entrar voltearon a vernos curiosos. No le di importancia y me concentre en lo que decia Vernon.

- ¿Ya lo habías perdido antes?.

- Algo así.- reí al recordar- Como por dos días, lo habia dejado en el maletín de papá, ni yo misma se como llegó hasta ahí.

Vernon rió con migo y después empezó a caminar hacia los asientos de enfrente, examinándolos y examinando el salón.

- Se siente como si estuviera en tercero aún. - tomó asiento en una banca de por ahí.- Sólo que nunca estuve en este salón.

Sonreí con ternura al verle.

- Tienes que ver la fuente nueva, no tiene mucho que la pusieron. - me adelante a salir del salón no sin antes jalar de su muñeca para invitarlo a pararse y seguirme.

- ¿Fuente nueva?.

- Si. Los del Comité de tercero alzaron la voz en busca de Justicia e Igualdad. - reí un poco al recordar su discurso - Los demás edificios tenían las mejores instalaciones y exigían más atención a los nuestros. Todo eso acabo en una gran fuente y algunas remodelaciones. No me quejo. Me gusta, es bonita, brillante y un poco más grande que la suya.- volteé a verle y sonreirle con malicia.

Llevaba mi teléfono sujeto fuertemente en mi mano mientras Vernon me seguía el paso.

- ¿A si? - levantó una ceja.

- Si. - contesté orgullosa. Al llegar finalmente a la gran fuente nos quedamos parados frente a ella.

- Vaya, si que es grande. - afirmó.

En eso empezó a vibrar mi teléfono que casi déjo caer por la impresión.

- ¿Bueno? - musite al atender la llamada.

- Estamos seguros que en la cafeteria no está. - la voz de Nath era entre acusadora y aliviada.

- Nosotros igual. - sonreí.

Mientras llovía... 《Hansol Vernon》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora