El diario de Yandere-kun

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Traté de convencerlo con palabras múltiples veces, pero aún así no me hacía caso...

Yo quería remediar esto por el método pacífico, ya que recordé que a Kai nunca le gustó que yo matara gente por Taro...

Pero parece que será por el modo difícil.

Regresé hecho una furia a mi casa e inmediatamente fui al sótano encontrándome con Taro.

"Ya de-dejame i-ir prometo n-no decirle a na-nadie" dijo mientras temblaba, ya que después de que yo le causara unos cuantos cortes en su piel dejo de insultarme por el miedo.

"TODO ES TU CULPA" le grité tomando de nuevo un cuchillo que había dejado en las estanterías de allí y me acerqué hasta él para volver a cortarlo.

"N-no basta...te daré lo que quieras, pero detente..." volvió a suplicar en un intento por liberarse...

Patético.

"Ya no tienes nada que pueda querer" le dije con mi voz fría, ¿en serio me había enamorado de este cobarde?

"N-no...detente. No sé de lo que estas hablando...no sé que fue lo que hice..."

"Confundirme"

Eso fue lo último que le dije antes de empezar a torturarlo.