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Al día siguiente traje a Taro conmigo a la escuela.

Debo decir que él estaba en un estado bastante lamentable, pues tenía varias cortadas en los brazos y piernas, pruebas de las torturas que mi madre y yo le hicimos pasar.

"Ten esto y acaba con la vida de Budo Masuta" le susurré al oído mientras le entregaba un cuchillo.

"Ma-matarlo" trató de decir mientras miraba fijamente el arma.

"Si...Matalo... y después de eso te dejaré acabar con tu sufrimiento"  le respondí con voz baja mientras me alejaba de él y caminaba hacía dentro de la escuela.

Esto era demasiado fácil, pues más de una vez Taro me había suplicado que lo matara, ya que no podía seguir soportando el dolor.

Bueno, entonces los dos salíamos ganando. Taro terminaría con su vida y yo por fin me desharía de ese par de estorbos.

Pero recordé que Budo era alguien muy fuerte, pues ser el líder del club de artes marciales no era cualquier cosa.

"Taro no podrá sólo con él" pensé al tiempo que corría hacia el club de cocina para tomar uno de los cuchillos de allí.

Mi plan era que cuando Taro atacará a Budo, este se distraería tratando de detener a Taro y yo aparecería detrás de él para apuñalarlo en el cuello.

Y eso fue exactamente lo que sucedió

Budo debió ser más inteligente y saber que Taro sólo era una distracción, bueno, igual Taro-san es quien se llevó la culpa.

Yo inmediatamente después de matar a Budo fui a las duchas, me limpie y cambié mi uniforme por el de educación física.

Tomé mi ropa manchada de sangre junto con el arma y los tiré a un bote de basura para después tomar la bolsa y llevarlos al incinerador. Tenía que tener cuidado con los delincuentes ya que ellos podrían darse cuenta de lo que hice e intentarían detenerme, podía con uno de ellos pero no con varios a la vez.

Escuché que al pasar me llamaron "perdedor".

Je~ si supieran que este perdedor fue quien mató a uno de los suyos no estarían tan tranquilos.

Después de eso fui al salón, como apenas era la hora de entrada llegue a tiempo a clase. La maestra me miró un poco raro por mi uniforme y cabello humedo, pero me excusé diciendo que un pájaro había hecho sus "gracias" sobre mí de camino al colegio y aprovechando que había llegado temprano fui a limpiarme a las duchas.

La maestra aceptó mi explicación y me indicó que fuera a mi asiento porque ya iba a empezar la clase.

Apenas me iba a sentar cuando todos escuchamos un grito...

Habían encontrado a Budo.

El diario de Yandere-kunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora