Capítulo 15.

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Dedicado a: ClaveNystie

—¿Y tú eres...?

—Bill Cipher, Señor. Soy amigo de Dipper. Un gusto.— el mayor miró con una ceja alzada al rubio, quien sonría con educación.

—¿Y para que lo buscas?

—Bueno, yo...

—Y-yo lo invite, tío Stan...— Los dos voltearon a ver al castaño, quien se veía nervioso y tenía un leve color rosado en sus mejillas.

—Pino...— susurró Bill con una sonrisa de oreja a oreja. El mayor los miró con sospecha pero asintió, moviéndose lo suficiente como para que el rubio pasara. Una vez adentro el mayor se fue, gritándoles desde la cocina que no quería escuchar cosas indebidas, haciendo que el castaño se sonrojada hasta las orejas y el rubio soltara una leve carcajada.

—Tu tío me cae bien. Me recuerda a Mabel.

—Callate.

(...)

—Y bien... ¿Por qué estas aquí, Bill?

Los dos se encontraban en la habitación del castaño, sentados en la orilla de la cama. Desde que habían entrado ninguno había pronunciado nada, por lo que el ambiente era tenso e incomodo.

—Bueno... Pensé que me estabas ignorando y pues eso no me gustó...

—¿Solo por eso veniste? Te dije que no encontraba mi celular, por eso no había contestado ni visto ninguno de los mensajes.

—Pues sí... Pero quería verte, Pino.— el castaño se sonrojó con fuerza, haciendo que el rubio sonriera.

—¿Sabes? Te ves hermoso hoy.

—P-pero estoy en pijama...

—¿Y qué? Siempre te haz visto bien con lo que fuera que llevas puesto... Aunque me fascinan esos pantalones negros que hacen resaltar tu trasero, realmente no puedo quitar mi vista cuando los usas.

—¡Bill!— el rubio soltó una carcajada al sentir un golpe en su brazo. Le encantaba provocar eso en el castaño. —Idiota.

—Gracias.

—¡No es un cumplido, idiota!

Siguieron jugando y platicando hasta tarde. A la mitad de su juego el castaño decidió que quería conocer más del rubio, por lo que éste aceptó gustoso y comenzó a contestar todas las preguntas que le hacía.

—¿Color favorito?— preguntó el castaño, jugando con los cabellos del rubio, quien se encontraba acostado en sus piernas. Ni él sabía como habían terminado así, pero no le importaba, pues —de alguna manera— se sentía cómodo con la presencia del rubio.

—Dorado.

—¿Comida favorita?

—Doritos.

—Eso no es comida, es chatarra.

—¿Y qué? Son ricos.

Platicaron hasta la noche. Después, el rubio se dispuso a irse, pues ya era bastante tarde y debía llegar pronto a su casa si no quería que sus padres lo castigaran.

El castaño lo acompañó hasta la puerta y con un poco de timidez se despidió de él con un beso en la mejilla, cerrando la puerta antes de que el rubio pudiera decirle algo.

—Buenas noches, Pino...— susurró Bill con una sonrisa boba, completamente feliz por las acciones del castaño.

(...)

《Mensajes indecentes《 [Billdip] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora