Capítulo 1

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Minho volvía del colegio después de un pesado día de estudio.
Como era costumbre se detuvo frente a su casa y abrió la puerta con la llave plateada que siempre cargaba. Dejo sus zapatos en el recibidor, saludó con un "Estoy en casa" y se dirigió a la cocina donde sabia que encontraría a su apurada madre haciendo el almuerzo.

-Ya llegué mamá.- le dijo con poco ánimo.

-Que bueno hijo, ¿qué tal el colegio?- contestó la mujer sin mirarlo, estaba muy ocupada.

-Bastante normal.- contestó - Huele bien ¿qué es?

Ella se giró hacia Minho con una sonrisa y le contestó con cariño "Fideos 100% caseros."

Minho abrió un poco los ojos, y le sonrió a la mujer.

-¿Quieres decir que tú preparaste la masa?- preguntó.

-Así es.

-Ya quiero probarlos.- se frotó las manos y sonrió una vez más.

-No desesperes.- le dijo - Sube a lavarte las manos, tu papá está por llegar.

Minho suspiró, subió directo a su habitación y decidió vestirse con algo más cómodo.

Acababa de ponerse sus pantalones favoritos cuando escuchó gritar a su padre un "Estoy en casa, familia". Se puso sus sandalias y bajó al comedor.

-Hola, Minho.- lo saludó su padre.

-Hola, papá.- le contestó.

-Vengan a comer, todo está listo.- llamó su madre desde la cocina.

Minho literalmente voló al comedor y se acomodó en su asiento habitual.
Cuando la madre del joven llegó con los platos humeantes todos dieron las gracias y comenzaron a comer.

-¿Qué tal el colegio?- preguntó el hombre. Minho suspiró, parecía que a sus padres les interesaba más aquel lugar infernal que él.

-Todo normal.- contestó.

-¿De verdad?

-Sí, es sólo que... - su padre enarcó una ceja- bueno... las pruebas para el equipo de fútbol van a ser en tres días.

Hubo un pequeño silencio incómodo y luego la voz del hombre retumbó por el comedor.

-Ya habíamos hablado sobre esto, Minho.- dijo con seriedad - No apruebo ese deporte, quiero que tú te dediques al estudio y no que estés perdiendo el tiempo jugando a corretear un balón.

-No pienso dedicarme al fútbol de lleno, sólo es algo que me gustaría hacer.- le recriminó.

-Lo entiendo, pero creo que no te dejará nada bueno, podrías usar ese tiempo para estudiar.

-Por favor papá, sólo déjame jugar y te prometo que...

-No, Minho y es mi última palabra.

-Pero papá...- sintió una presión en el muslo y miró a su madre que le daba la clara señal de que era suficiente.

No le quedaba otra, resopló por lo bajo y siguió comiendo en silencio.

Pasada la comida, dio las gracias y se levantó de la mesa, no acostumbraba a levantar su plato; su padre decía que no era algo que los hombres debían de hacer.

Subió a su habitación mientras su madre fregaba los trastes sucios y su padre se ponía a leer el periódico. Así pasó toda su tarde.
Ya cerca de las 7:20 pm su madre informó que la cena estaba lista. Tomaron los asientos que les correspondían, pero nadie cruzó palabra.
Terminó su comida y subió a bañarse para dormir.

HOMOPHOBY || 2MINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora